Después de la conmovedora cena, las cosas entre Aidan y yo iban mejorando, no formalizamos nada en el momento ya que él me respetaba mucho y consideraba de suma importancia darme mi tiempo y seguir saliendo a citas fuera de la escuela, aunque como las vacaciones de fin de año estaban muy próximas y los trabajos escolares muy pesados, solamente teníamos tiempo para vernos en la biblioteca y charlar un poco, de vez en cuando me tomaba la mano cuando me acompañaba a algún salón de clases o me murmuraba cosas en el oído cuando estábamos en la biblioteca, lo que hacía que yo me pusiera colorada de vergüenza, aunque por lo menos ya no llegaba a la enfermería. Aidan me quería y yo no me lo podía creer.
Al terminar la escuela yo regresaría a Lessford para pasar las fiestas con mi familia, y él también regresaría a su hogar para estar con su familia, Aidan pertenecía a una familia adinerada, aunque en realidad él no lo aparentaba, era un chico sencillo, nunca vestía ropa de marcas prestigiosas como los demás chicos adinerados de la universidad, él tenía una moral impecable y nunca fanfarroneaba acerca del dinero, todo lo que tenía lo había comprado él mismo a base de trabajo y no trabajando con su padre, sino por su cuenta, en tiendas cercanas a su casa, restaurantes, etc. algo que siempre le admiré, su familia vivía muy lejos de la mía, por lo tanto no podríamos vernos en vacaciones, pero prometimos mandarnos textos, cartas, e-mails, señales de humo si era necesario o lo que fuera para mantenernos al tanto de nuestras vidas.
Nos despedimos tristemente con la esperanza de vernos de nuevo al inicio de nuestro tercer año de universidad, estaba muy contenta por todo lo que había pasado, no podía creer todo lo bueno que estaba por venir y me moría de ganas por llegar a casa y contarle a mamá todo lo que me había pasado en tan poco tiempo. Llegué a la entrada de mi amado Lessford mirando los alrededores, refrescándome el rostro con el aire tan puro y helado que se respiraba en esa época del año, como amaba mi hogar. Conduje lo más rápido que mi coche me lo permitió sin descuidar las leyes de tránsito y por fin llegué a mi casa, a mi tan amado hogar, apenas abrí la puerta del coche y empecé a oler la comida casera que preparaba mamá para festejar mi llegada.
-mamá... ¡he llegado!
-oh maya, te hemos estado esperado
-en realidad no sabíamos cuando ibas a llegar pequeña- dijo mi padre saliendo de la cocina.
-¡papá! Los he extrañado un montón, tengo tanto que contarles.
-pues comienza de una vez pequeña, no nos bastan tus cartas, queremos escuchar todas tus historias de tu boca.Amaba que papá me llamara pequeña, me hacía regresar a mi infancia, aunque en realidad nunca supe si lo decía porque yo era su pequeña o por mi estatura. En fin, en realidad nada importaba, amaba estar en mi hogar, platicar con mi familia, estar con ellos y disfrutar mis vacaciones. Cada día, desde mi llegada a casa le escribía a Aidan al despertar y antes de irme a dormir, le daba los buenos días por texto y le escribía cada noche un e-mail de lo que había hecho en el día, siempre me respondía de igual forma, deseándome un excelente día al despertar y contándome cada noche lo que había hecho.
Pero, una semana después de mi llegada ya no recibí respuesta, se me hizo un poco extraño que no respondiera mi texto, pensé que quizá algo estaba mal con su teléfono, así que le mandé un e-mail en la noche contándole lo que había hecho en el día, pero tampoco tuve respuesta, me preocupé un poco y pensé en llamarlo, pero quizá estaría ocupado con su familia y por eso no pudo contestarme, quizá se levantó tan temprano que no quiso despertarme con su texto y llegó tan cansado de algún paseo que se quedó dormido antes de poder escribirme, así que me tranquilicé.
-mañana te escribe Maya, no tienes por qué preocuparte, todo está bien- me dije a mi misma en voz alta.
A la mañana siguiente desperté revisando mi correo el cuál para mi sorpresa no tenía ningún mensaje nuevo, revisé mi teléfono y tampoco tenía ningún texto de Aidan, me empecé a preocupar un poco, pero mejor le daría un día más, si en el transcurso del día no me escribía le llamaría para saber si se encontraba bien, todo esto debía tener alguna explicación lógica. Por la noche nuevamente le envié un e-mail diciéndole que me encontraba preocupada por él, que estaba pensando en llamarle, pero que entendía que estaba con su familia y que quizá estaba muy ocupado para poder regresarme un mensaje o un e-mail, después de unas horas mi bandeja de entrada me avisaba que tenía un nuevo mensaje, era él.
ESTÁS LEYENDO
Con 30, soltera y virgen
Storie d'amoreCon 30, soltera y virgen trata sobre la vida amorosa de Maya, es una comedia romántica un tanto pícara en donde se narran sus aventuras, sus tristezas y forma en que se ha conservado virgen a tan madura edad.