Capítulo 4 Mejor amiga

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Eran casi las siete de la mañana y yo seguía llorando recostada en mi almohada, no podía quedarme encerrada en mi cuarto todo el día, mi madre sospecharía, vendría aquí a sacarme la verdad con sus poderes de mamá y yo no quería que ella me viera llorar, necesitaba salirme de casa antes de que despertara, así que llamé a la única persona que podría escucharme sin juzgar. Mi mejor amiga.

-Jenna, necesito verte, las cosas no están bien y tú eres la única que logra entenderme, no puedo hablar con mi madre sobre esto, no quiero que me vea llorar.-dije inmediatamente al escuchar que había respondido el teléfono.

-Está bien cariño, puedes llegar después de las 9, Jordan ya no estará en casa.-dijo ella al parecer recién levantada.

-Gracias. Te quiero.-dije antes de cortar.

-Bien, tengo dos horas para llegar a casa de Jenna, me bañaré, arreglaré y dejaré una nota a mi madre para que no se preocupe por mi cuando vaya a buscarme a mi habitación.- me dije mientras mi cuerpo seguía inmóvil.

Me convencí a mí misma a pararme de la cama y no dejarme sumir por la miseria que me pegaba como ola fría hasta tumbarme de nuevo, tomé una ducha refrescante esperando que con ella todas mis penas se fueran por la coladera, tardé más de lo usual, mi cara se veía más limpia, pero en mis ojos seguía asomándose la tristeza, tomé la ropa más cómoda que encontré y me obligué a usarla antes de caer nuevamente a mi cama. Salí de la habitación tomé una libreta y le escribí una nota a mi madre para que no se alarmara al ver mi habitación sola.

Madre:

Estoy bien no te preocupes por mí que no pienso huir de casa con algún extraño, me he despertado temprano y decidí ir a correr un poco al parque, el día está muy agradable y la verdad siento que mi cuerpo necesita respirar el fresco aire de Lessford, anoche he quedado con Jenna para ir a su casa a desayunar, ha sido tan tarde que no he tenido oportunidad de comentártelo, así que después de ir al parque pasaré a casa de Jenna, nos vemos por la tarde.

Te quiere, Maya.

PD: dile a mi padre que lo quiero y dale un beso de mi parte.

Tomé mis llaves y salí corriendo sin mirar detrás, en realidad sí necesitaba respirar aire fresco, que me limpiara las ideas, que secara mis lágrimas, y que con cada bocanada de aire que expulsara se fueran también mis preocupaciones y mis miedos, no estaba lista para perder a Aidan cuando aún ni siquiera era mío, yo lo amaba casi desde el primer instante en que golpeé su nariz en aquella tienda hace poco más de dos años, él era muy especial para mí y perderlo no era algo por lo que quisiera pasar. La nueva casa de Jenna no estaba muy cerca de la mía, recién se había mudado a esa nueva casa y en realidad ésta era la primera vez que yo iba a verla ahí, se había casado hace poco con Jordan, su novio de la preparatoria, con quien duró más de tres años y de quién estaba perdidamente enamorada, Jordan era un buen tipo y tenía un buen empleo, desde su nueva vida como la señora de Kennedy yo no había tenido mucho tiempo de hablar con ella o visitarla, pero en realidad necesitaba de ella hoy más que nunca. Al acercarme a la vivienda la pude ver afuera saludándome con su sonrisa de siempre, esa que extrañaba en mis malos ratos cuando no la tenía cerca.

-Te he extrañado tanto querida amiga- le dije comenzando a llorar sin contenerme.

-Lo sé cariño, yo también te he extrañado, pasa y cuéntamelo todo.-dijo abriendo la puerta.

-Es Aidan amiga, él quiere dejarme, bueno, en realidad no lo sé aún...-comencé a contarle todo lo que atormentaba a mi corazón en ese momento, ella me escuchaba, asentía mientras me traía una taza de té, hacía comentarios cuando lo creía prudente y me daba su opinión. Era sorprendente lo mucho que había cambiado Jenna desde que Jordan entró a su vida, era más madura, más responsable, ya no era aquella chica loca y atrevida que todo en la vida le daba igual, Jordan había llegado a su vida para hacer un cambio radical en ella, la hizo entrar en razón y comprender que la vida sí es una fiesta, pero que dentro de la misma uno puede salir bien o mal librado dependiendo de las acciones que haga en ella. Jordan, había hecho que Jenna viera las cosas de otra manera, empezó a utilizar su popularidad para hacer obras de caridad a las personas que más lo necesitaban y todas las fiestas, los chicos y el libertinaje que era su vida se fue convirtiendo en algo totalmente diferente, lo que yo siempre intenté Jordan lo logró sin esfuerzo, estaba muy feliz por ella, jamás la había visto tan enamorada.

Con 30, soltera y virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora