Capítulo 8 Regreso

22 1 0
                                    


Los últimos día de vacaciones pasaron en un abrir y cerrar de ojos, salí a todos los lugares posibles cercanos al pueblo con mis padres y mi mejor amiga Jena, visitamos juntos los museos, cines, restaurantes, exposiciones de arte, teatros y parques cercanos, me había divertido un montón y estaba tan feliz de poder disfrutar de una compañía tan grata como lo eran las personas más importantes de mi vida. Las pesadillas ya no regresaron, desde esa última noche no volví a tener otro de esos extraños sueños, aún así mis padres me visitaban en las noches para cerciorarse de que estaba durmiendo bien, lo único que me atormentaba ahora era que las vacaciones habían llegado a su fin y yo tenía que regresar a la universidad, tenía que regresar y enfrentar la realidad muy a mi pesar.

-No quisiera irme...- dije con pesar a mi padre quien metía mis maletas en el coche.

-Lo sé cielo pero ya es tiempo de regresar a la universidad, no te sientas triste, siempre estaremos aquí esperando por ti, ánimo pequeña estarás de regreso en menos de lo que piensas.

-Lo sé, lo sé, ya sabes que las despedidas no son lo mío- sonreí.

-No es una despedida pequeña, nos veremos pronto, además puedes llamar cuando quieras, eso lo sabes.

-Y nosotros te llamaremos cada que te echemos de menos- lo interrumpió mi madre quién llegaba con recipientes llenos de comida- son por si te da hambre en el camino- concluyó con una sonrisa. Abracé por última vez a mis padres antes de ingresar al auto, una vez dentro y puesto el coche en marcha les hice una señal de despedida con la mano y arranqué.

Decidí escuchar la radio de camino a la universidad, no quería pensar en nada, quería conservar mi buen estado de ánimo por lo menos hasta ver a Aidan de nuevo. Canté como loca todas las canciones que los locutores ponían, reía de sus chistes e incluso hasta respondía a sus preguntas, cada vez me acercaba más al campus y mi corazón empezaba a sentirse alborotado, decidí parar en una tienda de autoservicio a comer algo de lo que mi madre me había dado y conseguir algo para beber, mi garganta se había quedado seca de tanto cantar en el coche, bajé del auto y entré en la tienda, caminé por los pasillos con la cabeza gacha en dirección a las bebidas, observé el refrigerador analizando las opciones que tenía para elegir, me decidí por un jugo de manzana que para mi desgracia era de las filas superiores, estiré mis piernas poniéndome de puntitas y extendiendo mis brazos lo más que pude pero mi pequeñeza me impedía alcanzarlo, unas manos conocidas tomaron el jugo por mí y me lo entregaron justo en el momento que me dí vuelta para verlo.

-Hola Maya, ¿cómo te fué en las vacaciones, lo pasaste bien?- dijo aquel chico con una sonrisa tierna y sus mejillas sonrojadas.

-Hola Erick, me fué de maravilla-sonreí contestando a su pregunta- y gracias por el jugo- levanté el envase y lo agité en alusión al objeto- ¿cómo estuvieron tus vacaciones?- le pregunté tratando de ser cortez.

-Oh vaya, pues me lo pasé muy bien, ver a mi familia siempre me hace sentir bien, tanto que quisiera no regresar a la universidad- dijo riendo algo avergonzado por su respuesta.

-Lo sé, y que lo digas, así justamente me siento cada vez que tengo que regresar.

-Me siento aliviado de que alguien piense igual que yo- dijo revolviendo mis cabellos en una caricia parecida a la que le haces a los perros- Oh lo siento- dijo algo incómodo- supongo que te he interrumpido o algo así, debo ir a pagar esto y supongo que te veo mañana en clase...

-En realidad solo paré para comer algo antes de llegar al campus- dije restándole importancia a su gesto e incomodidad.

-Eso es una coincidencia, en realidad yo he parado por lo mismo, ¿te parece si comemos juntos? claro, si es que no te molesta mi compañía- preguntó con algo de nerviosismo y agachando la mirada.

Con 30, soltera y virgenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora