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¿Él está bien, hermanito? —preguntó la pequeña en cuanto vió a su querido hermano entrar a casa más tarde de lo normal y con un cuerpo enardecido en fiebre envuelto en sus brazos. YoonGi la miró con una sonrisa antes de separar una de sus manos del cuerpo de JiMin y acariciar gentilmente el cabello de su hermana.

Él estará bien, pequeña. Regresa a dormir, ¿si? Tu hermano mayor debe de cuidar de su pareja ahora.

¿Mañana podré hablar con él? —se emociono la pequeña.

Claro que sí, estoy seguro de que le encantará conocerte —aseguro, retomando el agarre en JiMin, el cual no paraba de temblar levemente con los ojos bien cerrados. YoonGi no era tonto, sabía que aquellos temblores no sólo se debían a la fiebre, y ese simple hecho no le hacían más que preocupar. Él tenía entendido que los grandes felinos machos como él, no sentían apego hacia sus familias y se distanciaban rápidamente, sin embargo, las cosas habían sido diferente tanto en su infancia, como supuso que fue en la de JiMin. Verlo tan destrozado era más que una prueba de ello—. Buenas noches, Hye. Descansa.

Tú también, Oppa —y enseguida corrió escaleras arriba para entrar en su cuarto y meterse entre las sábanas, y dormir rápido para que pronto sea mañana.

YoonGi en cambio, camino rumbo a su habitación que se hallaba en el primer piso, junto al estudio. Abrió la puerta con cuidado y camino por su cuarto hasta llegar a la cama, depositando a JiMin con suavidad, el cual pegó un quejido leve al sentir el calor del mayor lejos de su cuerpo—. Tranquilo, no me iré a ninguna parte... —susurró con parsimonia, soltando una ligera sonrisa cuando el cuerpo de JiMin se destenso con sus palabras, y se dejó quitar la ropa gastada que ya se pegaba a su piel a causa del sudor. YoonGi tomó una de sus camisas y pantalón de seda negro del ropero y vistió a JiMin, disfrutando de rozar con sus dedos la piel suave y humedecida de su pareja. Había pasado mucho tiempo ya de la última vez que había compartido un lugar tan íntimo–como la cama– con otra persona y simplemente este momento era especial para él. Debía de proteger a JiMin, su animal interior lo sabía porque lo había elegido desde el primer momento en que lo vió; había estado tan destrozado después de perder a su esposa que había descuidado la atención de su hermana pequeña y había salido mucho para emborracharse y perderse por ahí.

Y cuando lo vió a él, sentado sobre una banca en la oscuridad de un parque, tocando de su guitarra mientras cantaba como si su alma se estuviera desmoronando con cada nota, el interior de YoonGi vibró y su animal interior rugió cómo nunca, deseando protegerlo, reconstruir su alma y amarlo cómo nunca amo a nadie.

Tengo frío... —tembló JiMin bajo las sábanas, extendiendo su mano para encontrar la de YoonGi en busca de su calor. El mayor con una sonrisa, termino de entrelazar sus dedos y llevar la pequeña mano de JiMin a sus labios, posicionándose a su lado sobre la cama y encerrarlo entre sus brazos.

Le había costado un año disipar los falsos rumores, medio más en encontrarlo y otro año y medio más para tenerlo entre sus brazos.

Definitivamente no lo dejaría ir.

...

JiMin lentamente abrió los ojos, su cuerpo aletargado y un poco dolorido le hizo recapitular sus nuevas circunstancias, no se hallaba en su habitación y el aroma a olivo inundaba cada cosa de la habitación, incluyendo las sábanas con las que estaba cubierto y el costoso pijama que llevaba. Sus manos palparon las suaves sábanas y se preguntó si tener una mullida cama del tamaño de su habitación y aquellas sorprendentes telas era parte de los beneficios de ser rico, claro que sí, se dijo. Si tenías dinero podías tenerlo todo, incluso servidumbre y autos de lujo, ¿pero a qué precio? Se preguntó, él sólo tenía el sueño de salir de la pobreza algún día no ser rico, no creía poder vivir con ello.

➀ Dark Singer➧ƳɱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora