Prisionera del alma

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Capitulo uno: un encuentro eficaz.

El gran cambio de mi vida ocurrió durante una gran fiesta que tenía como anfitrión a mi padre, dueño de una gran empresa. A la fiesta asistieron todos los socios de mi padre con sus hijos e hijas, y pues claro sus grandes “amigos”, para mi padre sus amigos son aquellos con más dinero, propiedades y pues claro los que tengan la mejor educación de todas.

Mi padre y mi madre se casaron por conveniencia, ambos provenientes de grandes familias, ellos esperan hacer lo mismo conmigo, de hecho el propósito de mi padre dando esta gran fiesta, era buscar un joven aristocrático de nuestro nivel como prometido.

Toda mi vida fui educada con un propósito, un único propósito, ese propósito era conseguir un marido que hiciera de nuestra familia, una familia reconocida mundialmente, aunque ya lo era, pera tanta era la ambición de mis padres, que querían ser la familia más rica y reconocida de todo el mundo. Mis padres fueron estrictos conmigo desde que nací, me trataban como adulta, no me permitían cometer ni un solo error, y si llegaba a cometer alguno era severamente castigada, tenía profesores para todo, eran los mejores profesores que podían haber, venían de las mejores universidades y de partes de todo el mundo, ya que debía aprender todos los idiomas posibles y tocar todos los instrumentos posibles, y por supuesto que todo esto lo hice en casa, ya que mis padres no me permitían asistir al instituto, solo iba a dar las pruebas, ya que mi padre solo me dejaba juntarme con quien el quisiera, nunca tuve un amigo que yo hubiese querido tener, nunca tuve un amigo de verdad, él decía que los sentimientos solo son una carga para las personas, que solo las volvían más estúpidas y vulnerables. Mis padres nunca me dejaron salir a jugar a fuera, todo lo que podía necesitar para mi educación estaba dentro de casa, teníamos un jardín invernadero, una cancha y una piscina olímpica , pero todo esto estaba bajo techo, mis padres tampoco me dejaban llamarlos padre y madre, debía llamarlo mi señor y mi señora, ellos me enseñaron a guardar mis sentimientos en lo más profundo de mi ser, y lo peor y más dañino para mí, fue que nunca recibir ningún tipo de afecto de nadie, mucho menos de mis padres, hasta que le conocí a él, él fue una bendición para mi, aunque para ser sincera al comienzo fue más mi perdición.

Todo comenzó cuando mi padre me llamo durante la fiesta para charlar con unos jóvenes, fui hasta allí y me dijo al oído:

-Te lo dejo a ti.

-Gracias mi señor

Se lo dije al oído y comencé a charlar con los jóvenes, sobre que pensaban de la economía de este país, si pudieran hacer algunos cambios a la sociedad, que cambios harían, y ese tipo de cosas, luego pedí permiso para retirarme, y fui donde me padre, le sonreí, él me sonrió de vuelta y comenzamos a bailar, aunque el propósito de este baile era poder charlar al oído.

-¿Que te parecieron?

-La verdad mi señor, no me perecieron lo suficientemente buenos para la reputación de nuestra familia, sus respuestas fueron poco directas y la verdad bastante ingenuas, ciertamente no están a nuestro nivel.

-Bien, después de todo fuiste criada para la perfección, pero no te preocupes, eh descubierto a alguien bastaste comprometedor, es hijo de un dueño de una empresa rival, esta empresa está a nuestro nivel, estuve charlando con su padre y nos hicimos bastante cercanos, el posee una muy buena educación y situación económica, es bastante serio y se nota que le gustan las personas de negocios, sorpréndeme y ve con él, luego me cuentas con lujo de detalles que te pareció, ya que si él no te sorprende no se quien lo hará.

Luego de haber dicho eso, termino nuestro baile, hicimos una reverencia, di las gracias por la pieza y me fui con él a que me presentará a su nuevo amigo, con el hijo comprometedor.

-Buenas noches querido amigo, eh vuelto como les había prometido, con mi querida hija y futura heredera, su nombre es Liz - le dijo con una sonrisa un tono dulce.

-Buenas noches a ambos, mi nombre es Edgar Stonger, un gusto  en conocerte Liz, primero se dirigió a mi padre y luego a mí.

-El gusto es todo mío Sr. Edgar.

-Pero que encantadora hija tienes, esperen aquí, vuelvo enseguida, es que quiero presentarles a mi hijo y futuro heredero de mi compañía.

Luego de que Sr. Edgar desapareciera entre la multitud, me quede mirando en su dirección, luego veo aparecer a Sr. Edgar y por detrás de el a un joven muy apuesto, aunque con una mirada un tanto aterradora.

-Buenas noches, mi nombre es  Tomas Stonger, un gusto en conocerles.

-Buenas noches también para ti, el gusto es todo nuestro, mi nombre es Oscar Worwud, y esta es mi hija y futura heredera Liz Worwud.

-Un gusto Sr. Tomas.

_El gusto es todo mío señorita Liz- me besa en la mano y me hace una reverencia.

-Bueno los dejamos solos para que se hagan amigos al igual que nosotros-dijo Sr. Edgar con mi padre.

En el momento en que quedamos solos, el cogió una copa y antes de beber dijo:

-Bien, hazme todas esas preguntas que le haces a todo eso joven de familias adineradas y por supuesto, solteros.

-Bien, entonces vamos directo al punto y motivo de esta charla, dime, ¿Qué piensas que hay que tener para triunfar en los negocios y en la vida?

-Bueno, para triunfar en los negocios hay que dejar de lados los sentimientos, ya que son solo un estorbo para la persona, hay que ser precisos y estratégicos, en resumen hay que hacer los que sea necesario para triunfar, sea deshonesto o cruel, pero siempre debes guardar las apariencias- luego de decir aquello volvió a tomar un sorbo de su copa.

-¿Y en la vida, que hay que hacer?- le dije con un tono dulce y una sonrisa, tome una copa y tome un sorbo.

-Pues si triunfas en los negocios y te vuelves el mejor en ello, triunfas en la vida, luego de decir aquello volvió a tomar un sorbo de su copa, dejándola vacía, y cuando iba a tomar otra le tome el brazo y le dije.

-Bien, ya eh terminado y no pienso beber más, ¿Por qué no te quedas con mi copa, mi querido amigo?- le dije con un tono un tanto sarcástico, pero dulce.

-Bien, acepto tu oferta, y gracias por la bebida. Tomo la copa, la elevo, tomo un sorbo, me sonrió, con una sonrisa de aprobación y me dijo:

-Te veré de nuevo, querida Liz, y se fue, me quede  viendo en su dirección. Hasta que le vi desaparecer, luego apareció mi padre y me dijo.

-¿Qué te pareció el hijo de Sr. Edgar?

-El mejor candidato hasta ahora mi señor, y pienso que también el único digno de ser llamado candidato.

-Bien, entonces iniciamos nuestro plan, ya sabes, comenzaremos  con algunas juntas entre cuatro amigos, con charlas y cenas, te ganaras el corazón del chico, porque ya sabes ahora todo los chicos quieren casarse por el inútil y estúpido amor, y luego ustedes dos deberán hablar con nosotros de que están enamorados y que quieren casarse lo antes posible.

-Créame mi señor que él no es ese tipo de chicos, si el me considera eficiente, no durara en pedirme matrimonio, el en ese sentido se parece mucho a usted, tiene la misma forma de pensar, así que solo debo demostrarle mi eficiencia, y la mejor forma de hacerlo es trabajar en su empresa como su socia, lo único que debe hacer usted es hablar con Sr. Edgar, y el resto dejármelo a mí-luego de decir aquello tome una copa y bebí un sorbo.

-Brindemos por nuestra futura victoria, mi socia- luego de decir aquello, mi padre tomo una copa, la elevamos y bebimos un sorbo de ella.

Al otro día mi padre y yo fuimos invitados por los Stonger, y lo mejor de todo es que no tuvimos que mover ni un solo dedo, pidieron la asistencia de mis padres y mía, al parecer todo iba marchando de acuerdo con nuestro plan.

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