Prisionera del alma

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Capitulo cuatro: La aparición de un tercero.

Desde ese día, solo iba a trabajar hasta el mediodía, y dejamos de hablar con normalidad, solo nos saludábamos y despedíamos, solo intercambiábamos un par de palabras y miradas.

Hasta un día en la noche en la que hicieron una fiesta en su casa, y fuimos invitados a venir, la verdad yo no iba muy emocionada, pero las apariencias deben guardarse, además de que mi orgullo atraso nuestro plan, debería haber aceptado, pero si aceptaba, parecería desesperada, tanto, que sería capaz de aceptar tan desagradable proposición.

Al llegar a la primera persona que vi fue a Sr. Edgar y a Sr. Tomas, el apenas me vio me separo del grupo y me llevo a la pista de baile, acepte su petición, comenzamos a bailar y hablar al oído.

-Me alegro que hayas venido, debo admitir que me sorprendió tu presencia, después de nuestra pequeña diferencia.

-Recuerdas esa vez en que tomamos te en mi hogar y bailamos, recuerdo muy bien haberte hecho una pregunta la cual no respondiste, ¿Me podrías responder ahora mi adorada Liz?

-Mi querido Tomas, si no recuerdo bien usted pregunto, si, esa diversión al bailar con usted era verdadera, pues si, lo era, la diversión, la felicidad, y todo tipo de sentimientos no se pueden fingir.

-Me alegro y me disculpo por haber dicho ese tipo de cosas, la verdad es que usted es más importante para mí  que solo un objeto para aumentar las entradas de nuestra empresa.’

-¿Intenta decir que me ama?’’

-¿Y que si es cierto?

-Yo a usted, ya no le creo nada de lo que me dice y menos si se trata de sus sentimientos.

Luego de eso se terminó la primera pieza, pero poco antes de que terminara la fiesta, Sr. Edgar hizo una pausa a la fiesta para presentar a un gran amigo de Sr. Tomas, que había vuelto del extranjero luego del cierre de algunos negocios, el parecía bastante hiperventilado, cuando nos presentaron, se le dilataron las pupilas, se me quedo mirando, con una mirada embobada, pero rápidamente volvió en sí.

-Mucho gusto, mi nombre es Will Woderlab, eres mucho mas bonita en persona que como te describen, sabes me encantaría invitarte a mi casa mañana, por mi te invitaría hoy mismo, pero probablemente no me aceptarías,

-El gusto es todo mío, y acerca de ir a su casa, estará bien para mí ir mañana.

-Estupendo, entonces te veo mañana en la tarde a tomar té.

.Tomas, no te había visto aquí, cuanto tiempo sin verte mi querido amigo.

-Bueno, para que sepas estuve parado aquí desde el principio querido amigo.

-Bueno, no te enojes, ¿Qué te parece si te nos unes?

-No gracias, no me gustaría importunar.

-No molestas, ven, así la Srta. Liz no se sentirá incomoda estando sola conmigo.

-Bueno si insistes, iré.

-Me alegro, espero que los tres podamos ser amigos, o quien sabe tal vez se arme una parejita entre nosotros- cuando dijo aquello me miro de forma muy dulce.

-Lo dudo- dijo Sr. Tomas sujetando del hombro a Sr. Will.

Al otro día nos juntamos los tres en la mención Woderlab. Al momento en el que llegue me encontré con Will y Tomas, Will parecía bastante feliz de verme, en cambio Tomas parecía enojado, no, mejor dicho frustrado.

A pesar de que nos saludamos con normalidad, y de que no dijo nada de mal gusto, me hacía sentir incomoda y desanimada, me siento agradecida de tener a Sr. Will, en este tipo de situaciones tan incomodas, hará que la ley del hielo por parte de Tomas sea menos efectiva.

-Liz, mañana comenzare a trabajar en la empresa junto con ustedes, ¿No es maravilloso?

-Qué alegría será tenerle trabajando con nosotros  Sr. Will.

-La empresa dejara de ser tranquila, ¿No cree Sr. Liz?

-Tal vez haga falta eso ¿no?- al decir aquello, Tomas me miro con una mirada indiferente e inexpresable.

-¿Bueno que les parece si procedimos a sentarnos en el invernadero?, allí está preparada la mesa para tomar té, así que adelante, ¡pasen!

-Gracias por tu hospitalidad, se puede saber que eres una persona buena y de confianza- al decir esto, aunque me dé pena decirlo, Will se sonrojo, tal vez no debí sonreírle al decirle aquello.

-No hay de que, tal vez solo sea así contigo, así que no digas que soy bueno, ya que no lo soy para nada.

-En eso me temo que no concuerdo con usted, al ser bueno conmigo, aunque sea solo conmigo, usted sigue siendo una buena persona Sr. Will.

-Por favor no digas esas cosas que me avergüenzo.

-Cambiando de tema, solo llámame por mi nombre, el “Sr” suena demasiado pomposo.

-Está bien, entonces Will será.

-Oigan, no se para que me invitaste Will, si hasta ahora no me han dirigido ni una sola palabra.

-Lo lamentamos Tomas, supongo que no nos dimos cuenta de que estabas aquí, quiero decir, que estábamos en otra parte fuera de este mundo ¿Entiendes?

-Claro que entiendo, pero deberían estar siempre al tanto de su alrededor y no ser tan maleducados.

-Pero si estamos entre amigos, ¿Qué te pasa?

-Ella no es mi amiga, ella es mi socia de trabajo.

-¿Enserio?, yo pensaba que eran grandes amigos, con razón había cierta atmosfera incomoda entre ambos.

-¿Así que eso piensa usted de mí?, pues para serle sincera  yo le consideraba un amigo, ahora si me disculpan, pienso que estoy interrumpiendo su reencuentro después de un tiempo sin verse, así que me retiro y les veré mañana en el trabajo, adiós y gracias por su hospitalidad.

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