Prisionera del alma

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Capitulo diez: Una sorpresa en el invernadero

Al día siguiente, Tomas me invito a pasar la tarde con su familia en el invernadero, me recibió el y su familia, incluido al adorable William, quien se puso muy feliz al verme, corrió hacia mis brazos gritando con alegría mi nombre.

-¡Liz!

-William, que alegría verte-le dije abrazándolo con dulzura, luego fue a verme Tomas, quitando a William de mis brazos.

-Will, ya déjala, ve a jugar con tus juguetes al invernadero, ya vamos para ya, dile a mamá y a papá que también esperen allí.

-¡Sip!

-Hola Liz, ¿Cómo estás?

-Bien y ¿Tú?

-Bastante bien, ¿Qué te parece si damos un paseo por el invernadero?

-Me parece.

Caminamos bastante, pero en silencio, intercambiamos un par de miradas, pero una vez que se cruzaban, las esquivábamos, al parecer se sentía incómodo, lo solté del gancho, y me senté en una banquita que estaba  frente a un árbol milenario.

-Que árbol más misterioso, es fantástico ¿No crees?

-Lo es, lamento haberte hecho sentir incomoda, la verdad no estaba incómodo, solo nervioso.

-¿Por qué estas nervioso?, ¿Sucede algo?

-No, solo planeaba decirte algo Liz, pero creo que lo guardare para más tarde.

-Ya me hablaste de ello, así que tendrás que decírmelo ahora, soy algo impaciente.

- Liz, quiero que sepas los sentimientos que tengo por ti, la verdad no estaba en mis planes tenerlos, al contrario, estaban totalmente fuera de ello, pero sucedió, trate muchas veces de destruirlos, pero no pude, eso me hacía  frustrarme, pero luego los admití, y ahora que los eh aceptado, quiero que los sepas, Liz, estoy enamorado de ti, y sé que lo más probable es que no me correspondas, ya que a ti no te importa este tipo de cosas, a mí tampoco para serte sincero, pero eso cambio, tú lo cambiaste, sé que si te pido matrimonio dirás que si solamente por interés, así que no te lo pediré, pero ten en cuenta mis sentimientos cada vez que estés conmigo, y poco a poco ve enamorándote de mí.

-¿Y si  ya estoy enamorada de ti?

-Ablándate, y demuéstramelo, cuando este seguro de tus sentimientos, te pediré que seas mi esposa, pero debes ser honesta conmigo, no soportaría ser usado por ti.

-Si desconfías tanto de mí, ¿Por qué me pides matrimonio?

-No desconfió de ti, tú no confías en mí, y eso me hace dudar de ti.

-Está bien, confiare en ti, y así, algún día recibirás mi respuesta.

Después de tener esta agotadora charla, fuimos con su familia, charlamos y reímos, después de eso, ya debía irme, Tomas fue tan amable de ir a dejarme hacia el carruaje.

-Bueno, supongo que esto es todo Liz.

-Así parece mi querido Tomas, de verdad, muy querido- luego de decir aquello, Tomas, me tomo de los hombros.

-Liz, te quiero, y siempre lo hare, pero no trates de forzar tus sentimientos solo por tú interés.

-No sé quién te crees que eres, si te digo que te quiero, es porque es así, si quieres o no creerme es problema tuyo, la verdad nunca dije que te ama….- Tomas se comenzó a acercar a mí, para ser más específica a mi rostro.

-¿Tomas, que se supone que estás haciendo?

-Ya me has demostrado tus sentimientos, pero solo con palabras, es hora de saber la verdad- luego de decir eso, sus labios chocaron con los míos, la verdad estaba muy sorprendida, pero mis sentimientos fluyeron a través de él, también pude sentir como fluían sus sentimientos a través de mí, un sentimiento cálido, tierno y dulce, por primera vez me sentí querida por alguien, por fin me di cuenta de lo que sentía, estoy enamorada de Tomas, todo este tiempo lo supe, pero no quería admitirlo, no quería perder, no quería caer ante él, pero ahora, ¿No los dos perdimos ante el otro?

Capitulo once: Un arreglo inesperado.

-¡Tomas! ¡¿Cómo te atreves a besarme sin mi consentimiento?!

-Liz, ¿No me digas que te pille desprevenida?

-¡Claro que sí! ¡Te odio!-entré al carruaje, pero a pesar de que le dije que lo odiaba, el me seguía sonriendo con aire de victoria, tal vez  mi rostro decía todo lo contrario.

Desde ese día no eh podido dejar de pensar en él, y cada vez que lo hacía, sentía mariposas en mi estómago, y hasta el más mínimo detalle, me hacía recordarlo, la verdad, a pesar de que había aceptado mis sentimiento por él, tenía una extraña sensación de que de alguna manera todo estaba ocurriendo muy rápido, y eso obviamente no era de mi agrado.

-Señorita, mi señor la busca, la está esperando en su oficina- dijo una de mis sirvientas.

-Gracias, ya puedes irte- me dirigí a la oficina de mi padre, al llegar pedí permiso para entrar, y cuando lo hice, vi a una persona sentada enfrente de él, mi padre estaba sentado en su escritorio, trate de ver quien era la persona, pero no pude saber quién era hasta estar sentada junto a él.

-Mi señor, ¿Deseaba verme?

-Si hija, quiero presentarte a tu futuro marido, tu tal vez ya lo conozcas, pero de todas maneras nunca está de sobra el presentarlos.

-Ella es mi hija Liz Worwud- no me gusta nada, que mi padre no me hubiera dicho que ya estaba comprometida con alguien, no entiendo, entonces ¿Por qué eh estado perdiendo mi tiempo con Will y Tomas?, mi pregunta se respondió de inmediato, cuando me gire a saludarlo, me percaté de que mi prometido, era Tomas.

-Mi nombre es Tomas Stonger, un placer conocerte- me dijo con una sonrisa con aire de victoria, últimamente no ha dejado de sonreír así, ahora se él porque, aunque debo admitir que al saber que él era mi futuro marido, me hizo muy feliz.

-El vino a pedir tú mano hace algún tiempo, pero me dijo que quería esperar el momento adecuado para hacértelo saber, y ese momento es hoy, les doy mi bendición, y espero que sean muy felices.

-Lo seremos, ¿No se opone a que me lleve por un minuto a Liz?

-No, por supuesto que no, después de todo ella será tu mujer.

Después de toda esta extraña situación, me di cuenta de lo que era esa extraña sensación que había sentido anteriormente, es un alivio poder estar junto con Tomas, tomados de la mano, caminando por el jardín, el cual nunca había visto tan de cerca, y eso que era mi jardín, hasta ahora, él es la única persona que me hizo cambiar mi visión del mundo, la única persona que mi hizo ver las cosas desde otra perspectiva, me alegra tener a esta maravillosa persona a mi lado, junto con todos sus defectos, que para mí, son hermosos.

-Te quiero Tomas, no, mejor dicho te amo, y siempre lo hare- le dije todo eso con una sonrisa, tuve la sensación de que esas palabras, por primera vez salieron de mi corazón, y no de mi boca.

Paramos de caminar, que por cierto, era más bien correr despacio, él se giró, y me abrazo con fuerza.

-Yo también te amo Liz, y siempre lo hare, aunque a lo largo de nuestras vidas, me digas que me odias un millón de veces, yo te seguiré queriendo, así que no me dejes nunca Liz.

-Tranquilo, jamás lo hare- al decir esto, lo abrace, él se sorprendió, pero no dejo de abrasarme, me alegra que no lo hubiera hecho, me gustaría que estuviéramos así para siempre, pero yo, mejor que nadie, sabía  que esto no duraría para siempre, aunque quisiera, ya que lamentablemente lo bueno siempre dura poco, por eso hay que disfrutar hasta de las cosas más pequeñas que nos hacen feliz, porque incluso aquellas cosas, pueden llegar a desaparecer.

------------------------------------------------------------------------P.D: Puse el capitulo diez de nuevo, no porque me haya equivocado, si no, porque el anterior tenía muchos errores, así que lo subí de nuevo para que pudieran leerlo de forma mas entendible, y para que no perdiera cierto encanto, y se viera más profesional, perdón y gracias.

                                                        Atte. Newanonimus15

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