Prisionera del alma

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Capitulo cinco: Celos destructivos.

Al día siguiente, al llegar al trabajo, el que me recibió fue Will, él no estaba tan energético como solía ser siempre.

-Will ¿Te sucede algo?

-No, no me sucede nada, solo tuvimos una pequeña charla con Tomas, y bueno, el parecía bastante enojado.

-Usted conoce a Tomas mejor que nadie, debería saber cómo es su carácter, no se tome tan enserio sus reproches, ya que el para ser sincera se enoja por cualquier cosa.

-Tienes razón, gracias Liz, eres de gran ayuda- al decir aquello me miro de forma muy dulce, y con una leve sonrisa en su rostro.

Nos fuimos juntos a la oficina, al entrar nos encontramos con Tomas sentado en su escritorio, él estaba de espaldas, al sentir el ruido se voltio y apoyo sus manos  en el escritorio.

-Bueno, por fin han llegado, llegan cinco minutos tarde, se les descontara de su sueldo a fin de mes, y será así por cada retraso.

-Eso es injusto, si quieres descuéntame a mí, pero no a Liz, fui yo el que la detuvo en el camino.

-En horario de oficina se más respetuoso por favor, debes tratarme como tu señor y a la Srta. Liz como se debe, aunque la causa del el atraso de la Srta., Liz sea usted, igualmente llegaron ambos atrasados, por lo tanto a ambos se les descuenta.

-Como usted diga mi señor, me disculpo por las faltas de respeto por parte de Sr. Will, pero usted no debe olvidar que este es su primer día de trabajo, y que es normal que cometa un par de equivocaciones, en cambio yo, sabía que esto sucedería así que por favor descuénteme parte de mi sueldo solo a mí, como corresponde, claro está- le dije aquello con un tono dulce y al final hice una reverencia, como forma de pedir disculpas, Tomas parecía bastante sorprendido.

-Está bien, será como usted dice, pero debo decirle una cosa más, así que venga a mi oficina después del trabajo.

Después de que termine todos mis labores, me dirigí a la oficina de Tomas, aunque nosotros tres trabajaremos allí, y tuviéramos nuestro lugar de trabajo allí, últimamente hemos tenido que ir por todas partes, recolectando información y ese tipo de cosas.

-¿Quería verme Sr, Tomas?

-Sí, hay algunas cosas que quiero discutir contigo-estaba sentado en su escritorio, pero al decir aquello se levantó.

-¿Qué clase de cosas quiere discutir conmigo?

-Tengo varios puntos, que quiero discutir contigo, el primero es que tienes prohibido desautorizarme frente a mis trabajadores, lo que yo haga con ellos no te incumbe. Segundo, quiero que sepas que Will es muy enamoradizo, yo diría que se ha enamorado de más de diez mil mujeres en su vida , así que ten cuidado con él- cada vez que hablaba se iba acercando mas a mi hasta que termino enfrente mío.

_Bueno, yo también tengo varios puntos que discutir con usted, primero, todo lo que respecte a la empresa y a lo que hay en ella me incumbe, ya que yo no soy una simple trabajadora, soy tu socia por lo tanto tengo el mismo nivel autoritario. Segundo, sea Sr. Will enamoradizo o no, usted no debe meterse en la vida privada de nadie y tercero, si usted quiere mandar, búsquese a otra persona, porque a mí, no me manda nadie.

-Srta. Liz, si sigue así, me voy a ver obligado a pedirle su renuncia.

-Hágalo, si se atreve Sr. Tomas- después de decir aquello, me retire de su oficina, y probablemente no le vería hasta mañana, eso fue lo que pensé, pero me equivoque.

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