"Porque sé que voy a morir, tengo que aprender rápido a vivir". Diego Américo
La vida es la escuela a la que todo humano tiene que asistir aunque no quiera, no le guste los profesores o compañeros ni lo que le enseñan, no entienda ninguna lección, saque malas notas, pierda las materias o no tenga ganas de estudiar. En esta escuela no se aceptan esas excusas, pues, debemos aprender a levantarnos más rápido de lo que caemos.
En esta escuela los padres inscriben a sus hijos desde antes de su concepción. Por regla general, previo al acto de registrarlos acuerdan entre ellos un requisito único que hace hermoso ese acto de inscripción: el amor.
El amor es el principio rector en la escuela de la vida, debe estar presente en los años escolares que vivas. Pues, te garantiza no solo cursar y aprobar todas las asignaturas que la existencia tiene preparadas para ti, sino también graduarte con honores y obtener el título: una vida exitosa.
El cuaderno y el lápiz para escribir las alegrías y tristezas, el borrador para atenuar el dolor, los colores para pintar los sueños, el morral para guardar a los que amas, el libro para aprender, la cartilla para las lecciones de vida, la regla con la que te medirán si mides a otros, el transportador para ir de lo malo a lo mejor, la calculadora para sumar el amor y restar el desamor, y el sacapuntas para volver a empezar.
En la escuela de la vida eres el rector, el coordinador académico y de disciplina, el secretario, el profesor, el personero, el estudiante y el vigilante. Cumples estas funciones y debes hacerlo bien, de la mejor manera posible, con esfuerzo y valentía; es el compromiso contigo y con quienes esperan la mejor versión de ti.
Has recorrido los diferentes caminos que la vida y tus decisiones te han trazado. Quizás afortunado haces lo que amas o desdichado soportas lo que te tocó, porque aún no hay para más y tu hora no ha llegado. Pero, no importa en dónde y cómo te encuentres, lo importante es saber dar la pelea correcta de la forma adecuada.
Si estás perdido en la rutina de tu triste existencia, no te desanimes, no te tires al olvido, no te des por vencido; esta es la oportunidad para cambiar las cosas, para estar bien, para tratar de estar mejor. Recuerda, debes graduarte con honores porque así sabrás si aprendiste a vivir o no.
Así que, entra a tu aposento, cierra la puerta, guarda silencio, seca tu llanto, permanece en momentánea eterna quietud, mira dentro de ti; acalla las necesidades, problemas, miedos, tristezas, deudas, enemigos, entre otros. Esclarece tu mente, toma de nuevo el control.
Primero, busca la posible solución en tus facultades como rector, coordinador académico y de disciplina, secretario, profesor, personero, estudiante y vigilante de la escuela de tu vida, quizás halles cómo avivar de nuevo el fuego apagado dentro de ti.
Casi siempre los problemas se resuelven con su respectivo contrario. Por ejemplo: para la pobreza la riqueza, para la guerra la paz, para la tristeza la alegría,... Pero debes ser esforzado y valiente para tomar las decisiones de las cuales dependerá el éxito de tu vida.
Dos formas para identificar el problema. Uno, estudia los efectos o las consecuencias, esto te llevará a la causa originaria. Dos, trata de responder el por qué, cómo y para qué; todo se hace por una razón, de un modo y para un fin determinado. El problema lleva dentro sí su propia solución.
Segundo, si no son suficientes dichas facultades para solucionar los problemas que amenazan tu tranquilidad, acude al dueño de la escuela de la vida: Dios; Él tiene las respuestas a tus preguntas.
Acude ante el Señor, creyendo que te ayudará en tus dificultades, pues Él, es el Rector Supremo de la escuela de la vida y si permitió que estudiaras aquí, es porque sabe que tú puedes con la carga académica que puso en tus hombros.
Asimismo, vuelve a entrar a tu aposento, cierra la puerta, guarda silencio, seca tu llanto, permanece en momentánea eterna quietud, mira dentro de ti; acalla las necesidades, problemas, miedos, tristezas, deudas, enemigos, etc. Hablarás con el que todo lo puede, adora Su Nombre Santo, dale las gracias por el bien recibido, pon tu vida en Sus Manos y tu mente será esclarecida y tomarás de nuevo el control.
Te sugiero esta sencilla oración:
Bendito seas mi Dios, gracias por los favores recibidos.
En nombre de Tu Amado Hijo, provee a mi vida la paz que necesita.
Gracias porque sé que está hecho. Amén
Ora con fe, actuando como si hubieses obtenido lo que pides por medio de la oración para que obre en tu vida. La fe es "...la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve...". En otras palabras, es creer que tienes lo que no tienes, es ver lo que no ves, es oír lo que no oyes, es tocar lo que no tocas, es sentir lo que no sientes.
Porque "...sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan...". No dudes que Dios te dará lo que le pides, solo camina en el propósito que tiene para ti.
Bien, en la escuela de la vida te graduarás algún día, sí o sí, te lo aseguro: será el día de tu muerte: La vida es la escuela y la muerte es el grado. En la escuela de la vida lo importante no es el grado ni el título sino aprender a vivir.
No obstante, te hablaré del título que otorga la escuela de la vida, que pesar de que te vas a graduar algún día, quieras o no quieras, es decir, te vas a morir, eso no implica que vayas a obtener el título que entrega: una vida exitosa. ¡No confundas los logros personales con tener éxito!
Se remplazó el ser por el tener, el inspirar por el impresionar. Las personas venden y compran para llenar sus egos altaneros y sus cuerpos de goces exuberantes y tenencias pasajeras.
Una vida exitosa implica logros personales, pero los logros personales no siempre implican una vida exitosa. El logro personal es lo que alcanzas para ti: títulos, premios, poder, fama, bienes, dinero, reconocimientos, posición social, cargos importantes, etc. De ahí, que podrás conocer personas que tienen todo eso, pero a otros no inspiran ni edifican.
Al contrario, una vida exitosa que implica logros personales, es la inspiración, la huella y el impacto positivo que imprimes en otros para edificarlos en el bien que esperan recibir para continuar con fuerzas renovadas.
Así, la vida exitosa precisa de la inspiración, entre tanto, el logro personal precisa de la impresión. Por ello, unos inspiran y otros impresionan. Tu tarea es aprender a vivir y graduarte con honores obteniendo el título de una vida exitosa que implica que trabajaste por tus logros personales.
Busca graduarte con honores, es decir, que te recuerden por el bien que ofreciste; por la inspiración, el impacto y la huella positiva que imprimiste en la vida de los demás; porque hiciste a alguien mejor y entregaste lo bueno que había dentro de ti.
Una vez hayas aprendido a vivir, la muerte no será un problema para ti, porque cumpliste con tu propósito viviendo de adentro hacia afuera en bendición para tus semejantes.
¿Por qué la vida es de adentro hacia afuera? Porque no es el caos de afuera, es lo que tienes adentro para combatirlo y eliminarlo.
Jesús nació para morir, sabía que su misión se cumpliría con su muerte; por eso, lo que padeció no le impidió llevarla a cabo, pues, así tenía que ser en función de Su propósito.
Vive de adentro hacia fuera, conforme al conocimiento de tu propósito. ¡Jesús es tu inspiración!
ESTÁS LEYENDO
TU VIDA -RECORDANDO LO OLVIDADO-
SpiritualEn este libro encontrarás reflexiones prácticas sobre aprender a vivir, escucharte a ti mismo, vivir en tu propia vida, instruirte para no destruirte, vivir en el amor, buscar tu felicidad en el lugar correcto, dejar de explicar tu vida a los demás...