Capítulo 17: CUIDA DE LOS DEMÁS

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"La persona más importante de tu vida eres tú. Resuelto eso, verás lo valiosas que son las demás vidas, porque en ellas hay personas tan importantes como tú". Diego Américo

Si cuidas de los demás estás cuidando de ti mismo. Iniciamos con esta premisa para al final de esta reflexión darle la vuelta, y verás las dos caras de la misma moneda con que ella se presenta: la vida. No es uno ni dos ni tres sino muchos más quienes con esfuerzo y valentía algo de sus adentros quieren alcanzar.

En el otro existe algo de nosotros que nos entrelaza bajo la misma digna condición. Eso que nos hace pensarle, escucharle, atenderle, acompañarle, guiarle, amarle, protegerle, darle la mano, comprenderle y entenderle. Ese algo no es más que la naturaleza semejante que compartimos: ser humanos.

Todo ser humano es una vida obsequiada para vivirse desde uno pero con el otro. Somos en cuanto hay otros, en cuanto podemos darnos a los demás desde la conciencia de bondad que pueda habitar en nosotros.

No podemos encontrarnos, explicarnos, justificarnos y existir sin el otro. Somos uno en cuanto hay otro. Somos reflejo del otro, su correspondencia correlativa de identidad. Eres un padre si existe un hijo, eres un hijo si existe un padre; eres un profesor si existen estudiantes, eres un estudiante si existe un profesor;...

Observa cómo el uno precisa del otro semejante a él, es decir, de un ser humano para poder encontrarse, explicarse, justificarse y existir. No hay uno sin el otro, no hay otro sin el uno. El uno puede ser cualquier ser humano, el otro son todos los demás en su rol de correspondencia correlativa de identidad.

Somos uno en cuanto los otros nos permiten ser en correspondencia de lo que nos toca por identidad correlativa ser para ellos. No somos solo nosotros los que buscamos la paz y la tranquilidad, son muchos más los que quieren a sus vidas un descanso encontrar.

Si no hay uno sin el otro ni otro sin el uno, cuidemos uno del otro y el otro del uno, para garantizar nuestro rol en la correspondencia que nos toca por identidad correlativa ser para los demás.

Los sueños no son los mismos, pero son sueños; las metas no se parecen, pero alguien quiere llegar; los caminos no son iguales, pero alguien quiere avanzar; la lucha no es la misma, pero alguien no se da por vencido; el querer es diferente, pero alguien quiere seguir queriendo; la vida no es igual para todos, pero que alguien quiere seguir viviendo.

Quien cuida de los demás entiende que ellos son una prolongación de él, porque son el otro del uno que es él mismo. En otras palabras, cuando cuidas, o mejor aún, si cuidamos del otro, damos validez a la valiosa vida que en él mora, igual a la valiosa vida que en nosotros también habita.

El mundo es el uno en el otro y el otro en el uno, es la parte en el todo y el todo en la parte. Somos un gigante llamado: ser humano. Somos ramificaciones del gigante ser humano que es la humanidad. Por tal razón, el dolor de uno debería ser el dolor de todos, y viceversa, porque somos parte del mismo árbol que es la humanidad.

Demos vuelta a la premisa con la cual comenzamos: si cuidas de ti mismo estás cuidando de los demás. Porque muchos dependen de ti, de lo que representas en sus vidas y en sus futuros. No estamos solos en esta vida que aceptamos sin haberla pedido se nos diera.

Cuando adquiramos la conciencia de que todos hacemos parta de la misma familia humana, nos cuidaremos los unos a los otros, porque de lo contrario el árbol al que pertenecemos será testigo de su propio exterminio.       

TU VIDA -RECORDANDO LO OLVIDADO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora