Capítulo 7

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-Debes irte -le dije a Alicia y la susodicha asintió con la cabeza justo antes de esfumarse.

Rachel me ayudó a guardar los papeles y a fingir nuevamente que no hacíamos nada malo. Ya que Debby se encontraba con nosotras, creo que fue un poco más creíble nuestro show de niñas inocentes.

Mi madre entró a la habitación y nos encontró riendo, saludó a Rae y dijo que estaría haciendo el almuerzo. Después de eso, quise dedicarle tiempo a mi mejor amiga; hace mucho que no hablábamos de nuestras cosas favoritas. Además, faltaban exactamente 20 días para iniciar el nuevo año escolar. Y éste era nuestro último año juntas en la secundaria. Y quería aprovecharlo al máximo.

Luego de un rato Rachel tuvo que irse y mamá hiso el almuerzo en silencio. La verdad yo la notaba bastante tensa y tenía miedo de que se hubiera dado cuenta de algo. Pero no quería dar algún paso en falso así que solo callé.

La tarde pasó rápido mientras estuve con Debby; por alguna razón mamá le inventaba excusas a Rachel para no dejarla entrar. Le decía que me tenía limpiando los baños, que estaba dormida o que fui con Debby a hacer alguna diligencia, y así toda la tarde. Lo cual no era cierto porque toda la tarde estuve libre pero no sé porque no me dejaba ni ver ni hablarme con mi mejor amiga tan repentinamente. Le expliqué la situación a Rae por chat y ella lo entendió, dijo que después nos veríamos.

-Hannah, prepárate para tu entreno, yo te llevaré; te quiero en cinco minutos abajo -dijo seca.

Yo ya estaba lista, jamás olvidaría algo tan importante. Sólo saqué la maleta de mi armario, me arreglé un poco y me hice una sencilla trenza soltando un cadejo de cabello a cada lado de mi cabeza.

Bajé y ella estaba apoyada en la barra de la cocina llorando. No dije nada pero empecé a hacer mucho ruido mientras terminaba de bajar las escaleras para que ella se diera cuenta que estaba llegando y así no fuera tan incómoda verla cara a cara. Debo decir que siempre me funciona, y ésta no fue la excepción.

Todo el camino fue una tortura silenciosa, ninguna decía nada y se notaba la tensión que había en el aire.

Cuando llegamos intenté bajarme muy rápido del auto y por ello tropecé, sintiéndome aún más incómoda.

-Vendré por ti a las 7:00.

-Claro. Adiós

Terminé de bajar y entré a zancadas. Necesitaba encontrar a Louis y contárselo todo; porque esto era sumamente extraño y quería decírselo, necesitaba sentir su apoyo en esto. Me acostumbré a tener a Louis presente en todos los aspectos de mi vida, supongo que es porque siempre ha estado ahí para mí; juro que él es mi complemento, estoy segura el hilo rojo atado a mi meñique me une con él, lo amo tanto como a mamá y a Debby.

Cuando entré lo encontré hablando con algunas de las chicas, cosa que por primera vez en mucho tiempo no me molestó. Corrí hacia él y éste al verme se disculpó con las chicas y vino a mí rápidamente. Me abrazó y me dio un piquito.

-¡Hey, hola! ¿Qué tal tu día? -pude ver su alma a través de sus ojos y juro que nunca lo había visto tan feliz y radiante. Al igual como yo me sentía. Nos llenábamos de paz mutuamente.

-Bueno... no tan bien en realidad -nos sentamos en una de las bancas y comencé a contarle todo mientras él me escuchaba con total atención. Eso es realmente hermoso y atractivo en cualquier persona.

Traté de resumirlo todo muy bien y luego él habló:

-Bueno, es bastante extraño, debemos tener mucho cuidado, ¿y qué haremos con el ático?

No subas al ático.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora