Capítulo 10

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-Hola, soy Hannah West, la hija mayor de Eveline West -dije señalando mi casa. Ella borró su sonrisa por un momento.

- ¿Eveline tiene otra hija? -me quedé muda. Aunque no sé ni porqué. No me sorprende que no hablara de mí.

-Sí, esa soy yo. Pasó algo y estuve los últimos tres meses en coma. Apenas desperté hoy.

-Oh cariño, cuánto lo siento. Ven, pasa.

Entré y el olor a pasta inundó mis fosas nasales.

- ¡Audrey, Connor, bajen un momento! -gritó ella hacia las escaleras.

Rápidamente lo noté. La nueva casa no tenía escaleras, era de una sola planta. Lo que indicaba que tampoco había ático.

-Te agradará conocerlos, son dos de mis hijos, bastante simpáticos a decir verdad.

Sonreí. Vi primero bajar a una chica como de mi edad, llevaba una falda negra, una blusa gris de tirantes y un sweater blanco. Llevaba su cabello negro recogido en una coleta no tan alta. Pude notar que llevaba dos tubos conectados a su nariz, uno en cada fosa nasal. Estos, a su vez, pasaban por su espalda para ir conectados a un tanque de oxigeno que llevaba en una pequeña carriola. Parecía tener que andar con eso para todos lados. Me sonrió.

-Hola, soy Audrey Jhonsson -estiró su mano y yo se la estreché.

-Hannah West.

- ¿Qué te ocurrió? -dijo refiriéndose a las muletas y la herida en la pierna.

-Oh, bueno... un auto me atropelló hace un poco más de tres meses, estuve en coma todo este tiempo.

- ¡Ah! ¿Eres la hija de la señora de al lado? ¿Eveline...?

-West, sí, soy su hija.

-Eso es -sonrió-, gusto en conocerte.

-Igual. ¿Y a ti que te pasó?

-Oh, tengo fibrosis quística. Debo usar esto para poder respirar sin tanta dificultad.

-Oh... -había escuchado sobre la fibrosis quística en la aburridísima clase del señor Hawkey. Sabía lo que era, no necesitaba preguntar más.

Mientras seguía hablando con Audrey, un chico de cabello negro y ojos verdes se unió a la conversación. Era Connor Jhonsson, el hermano mellizo de Audrey. A decir verdad eran muy parecidos y los dos bastante amigables.

-Ven Debby, por aquí está tu hermana -dijo la señora Jhonsson entrando a la sala.

Debby vino corriendo a mí y me abrazó fuertemente. Ella estaba tan grande, la extrañé muchísimo.

-No te vuelvas a ir, Hannah -susurró en mi oído y no pude evitar soltar una lágrima.

-No lo haré, pequeña.

-Vaya, que lindas son -dijo la señora Jhonsson enternecida.

Debby iba a mi lado mientras caminaba dificultuosamente hacia la puerta, no sin antes despedirme de Connor y Audrey.

-Gracias señora Jhonsson.

-Oh, dime Claire, linda -le sonreí.

-Está bien, muchas gracias. Hasta luego -sonreí y me despedí de la mano de los chicos que estaban detrás de ella, también de los dos pequeños con los que estaba jugando Debby. Son 4 hermanos en total.

-Hasta luego, Hannah.

Debby no paró de contarme lo mucho que me había extrañado y todo lo que había pasado en ese tiempo. Al parecer las cosas iban fluyendo con calma; ella iba una vez por semana a visitarme y me contaba lo que había hecho en la semana, había hecho nuevos amigos y estaba feliz con el vecindario.

No subas al ático.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora