Todo parecía ser negro y en silencio, como el primer día. Yo no me podía mover, ni al parecer hablar. Sólo escuchar, sentir y observar. Pero no había mucho que observar.
Poco a poco, fui comenzando a percibir unos suaves tintineos y cantos, pero eran muy bajitos. Conforme pasaban los minutos se hacía más claro: parecía ser ángeles cantando notas sin sentido alguno, hasta que vi una luz al final.
No pude evitar preguntarme... ¿ya morí?
Casi que al instante escuché a alguien reír. Y me di cuenta que la luz al final no servía para nada más que iluminar la "habitación". Era un simple lugar en blanco, no se podía ver nada más.
- ¿Cómo te sientes Hannah? -declaró una voz que para mí ya era bastante conocida.
- ¿Quién...? -sentí mi garganta arder con la intensidad de mil infiernos al pronunciar algo, pero tenía que hacerlo- ¿Quién está ahí?
- ¿No me reconoces... o ya me olvidaste? -dicha persona se acercó a mí y pude verla con total claridad. Alicia.
- ¡Alicia, santo Dios! ¿Por qué desapareciste? -intenté susurrar ya que me di cuenta que así dolía menos.
-Calma, no debes forzar demasiado tu garganta. ¿Te sientes bien?
-No, me siento como si estuviera muriendo cada parte de mi cuerpo.
-Es normal, linda. Te atropelló un auto a gran velocidad. Volaste por los aires unos 20 metros.
- ¡¿20 metros?! -intenté levantarme de donde fuera que estuviese acostada pero algo me lo impedía.
-Cálmate, Hannah. Recuéstate y descansa. Es lo mejor que puedes hacer por ahora.
Le obedecí más por el dolor acumulado que porque quisiera hacerlo.
- ¿Por qué desapareciste?
-Ya no puedo hacerlo, Hannah. Los ataques en mí se han incrementado, y cada vez que ocurre uno se lleva una parte de mí. Me estoy quedando sin fuerzas, esto me ha debilitado demasiado. Ya no tenemos tiempo. Tanto así, que la única forma de aparecer es a través de los sueños o en la mente de las personas. No puedo hacerlo "físicamente" como antes.
-Comprendo... oye, lo lamento demasiado pero a mi madre le ha dado por mudarse y dudo que nos llevemos las cosas del ático...
-Lo sé, lo sé... he estado allí. Aunque suene increíble y no lo creas, sé lo que ha estado pasando. Lo pude ver. Y no importa si no logramos averiguar quién me mató, agradezco toda tu ayuda. De igual manera, pronto me iré a descansar en paz.
- ¡No, claro que importa! Es necesario averiguar que pasó contigo, no solo por ti, sino también por mí, por mi familia. Esto dejó de ser un caso tuyo para convertirse en uno nuestro, porque sé que también me involucra. Si no, ¿Por qué están todas esas cosas sobre Emily en mi casa? Sé que mamá esconde algo con respecto a las dos, y lo voy a descubrir. No me pienso rendir, mucho menos ahora.
Ella sonrió y vi como rodaba una pequeña lágrima por su mejilla, la cual limpió rápidamente. Se inclinó y nos abrazamos.
-Gracias por hacer esto, por decidir ayudarme -susurró
-Gracias a ti por empujar y dejar esas dos cajas el primer día. Si no hubiera sido por ello, no hubiera descubierto las fotos familiares en el libro paranormal que saqué de una de las cajas -dije divertida y ella se sonrojó. Sabía que había sido ella.
Reímos y ella se sentó a mi lado.
- ¿Sabías que Van Gogh comía pintura amarilla porque el amarillo es un color brillante y él pensaba que comer eso lo iba a hacer feliz? -dijo y yo me sentí confundida al escucharla decir esto pero la dejé continuar.
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No subas al ático.
Mystery / ThrillerTodo parecía ser normal en la vida de Hannah West; tenía a su madre y su hermana menor, una mejor amiga y una vida promedio en el instituto y en la academia de patinaje. Aún así, ella sabe que hay algo mal en sí misma, todos lo saben, pero lo ignora...