Confío - Parte I

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Todo había quedado claro, ya no habían dudas, y una decepción enorme invadía mi cuerpo.

"Esta bien" murmuré, mintiendole, rompiéndome por dentro en mil pedacitos.

Sus ojos celestes brillosos, muerde su labio inferior y suspira.

— Pero yo no puedo asi – murmuro. Sus ojos se cristalizan – te respeto, pero no me gusta de esta forma

— ¿Y qué querés que haga?

Suspiro.

— Lo que te haga bien a vos Mica – murmuro – no te estoy obligando a nada.

— Ya sé, pero quiero estar con vos.

— Yo también – muerdo mi labio inferior – quiero estar con vos no un día bien y cinco mal, que dudes de esto que tenemos, del que dirán, de si nos descubren – muerde su labio inferior y asiente – no te estoy presionando Mica, solo te estoy diciendo que así no puedo, me hace mal.

— Soy una idiota – murmura.

— No lo sos – nuestras miradas se encuentran por unos cuantos segundos. Siento como mi cuerpo pesa, como de a poco me voy quedando sin fuerzas para estar frente a ella, tan cerca y a la vez tan distante.

Ya no es lo mismo.

Rompe el contacto de nuestras miradas, bajando la suya y suspira.

— Me... me voy – vuelve a mirarme y sólo asiento.

Las palabras quedan trabadas como un gran nudo en la garganta.

Se levanta, para buscar su mochila y acercarse a la puerta de entrada, donde me encuentro yo esperándola.

Vuelve a mirarme, y se acerca para abrazarme.

Mi cuerpo tiembla, se revoluciona. Quiere dejarse ser, pero mi mente lo frena.

No ahora, no delante de ella.

— Te quiero Bar – Murmura en mi oído y muerdo mi labio inferior. Mis ojos se empañan.

Sigo sin ser capaz de decir algo.

Me mira, rodeando con sus manos mis mejillas.

Sonrío a medias y ella planta un suave beso en mis labios, que hace que mi cuerpo reaccione nuevamente.

— Yo también te quiero, Mica – murmuro, casi audible. Ahí es cuando noto que mi voz está rota.

Necesito que se quede al lado mío.

Que no sea tan complicado todo.

Que me abrace fuerte y sacuda todos mis demonios.

Pero no así, sé que tarde o temprano las cosas van a estallar.

Y no quiero que pase, no con la ella.

Al cerrar la puerta, un suspiro enorme se me escapa, mis piernas se afloja y mi voz se agita.

Miles de lágrimas rodean mis mejillas, y ahora soy capaz de dejarme llevar por mis emociones, mi cuerpo y mente piden libertad, y permito dársela, o en todo caso darmela.

•••

Escucho mi teléfono a lo lejos, quiero al menos saber quién es, pero mi cuerpo no responde, siento que si me paro vuelvo a caer, aunque lo intente mil veces, ya ni siquiera puedo moverme.

El dolor de cabeza se hace presente y, a medida empiezo a sentir como responde mi cuerpo.

Sabía que no debía tomar tanta cerveza.

También sabía que me iba aliviar todo lo que sentía. Después del llanto siempre viene una especie de melancolía que no te deja ni respirar, una birra era la solución –o eso pensaba– pero ya cinco no.

Vuelve a sonar el teléfono y bufo. Agarrándome del sillón logró levantarme, y a pesar de que mis pasos no son demaciados estables, llego a la mesa del comedor, donde había quedado el celular.

Pablo.

Uff.

Cuando estoy por devolverle la llamada, aparece otra de él y muerdo mi labio inferior.

— ¿Que pasa boludo que me llamas tanto?

— ¿Por qué no me respondes tarada? Me preocupaste. – rodeo los ojos.

— ¿Que pasa?

— Nos juntamos a cenar con los chicos.

— ¿Que chicos?

— Los de siempre Bar, ya sabes – murmuro un "sí" – ¿Querés que te pasemos a buscar? estoy con Alejo

— No – murmuro – perdón, pero.. creo que estoy un poco ebria – escucho su risa– y no tengo ánimos, hace un rato vino Mica, hablamos y quedamos para el orto... y no quiero cruzarme Pablo – mi voz vuelve a romperse.

— Ay Bar – murmura – bueno, escúchame... termina la cena y me voy hacerte compañía ¿querés?

— Quiero estar sola

— Siempre que estás mal querés estar sola Bar, dejame que una vez en la puta vida sea yo quien te cuide – sonrío chiquito.

— Te dejo una copia de llave donde siempre.

Decido por darme una ducha acompañada de la voz de Anneke, creo que no existe mejor plan para relajar.

La voz de esta mujer me hace estar en un estado de paz inmenso por unos minutos. Me hace sentir más liviana.

Me hace ver la vida con más claridad, y reconozco que no es tan fácil, todo es difícil hace ya un tiempo, a veces todo parece volverse oscuro, pero sin dudas, el arte y el amor de mi familia, el acompañamiento de mis amigos y los lindos mensajes que me dejan los seguidores me hacen sentirme un poco más viva.

•••

¡Hola, yo de nuevo!
Confieso que me costó un montón que se me ocurra algo para actualizar
Estoy un poco más metida en la vida de estas dos muchachas y bueno, se me ocurrió esta pequeña historia, que ya que estamos les digo que tiene tres partes.
Si quieren dejarme ideas para actualizar nuevamente con otro one shot no me enojo.

¡Sonrían, que vale la pena estar vivo!

No te apagues (one shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora