Jennifer Bélanger una chica francesa. Y James B. Barnes... ambos fueron experimentos de HYDRA.
El destino los une cuando sus heridas causadas por HYDRA están cerrando poco a poco. Al principio no se llevan bien, dado a que James no entienden el rar...
Me levanto al sentir presión en mi cintura. Es el brazo de metal de James.
¿En que momento me puse de nuevo mi camiseta?
La respiración de James es agitada. Está teniendo pesadillas.
Por lo mismo, me está lastimando un poco.
Me suelto de su agarre y me siento sobre su torso. Mientras que empiezo a acariciar su mejilla, pero de igual forma no se levanta.
-James. -Digo sacudiéndolo. -Amor, despierta.
James me tira un puñetazo, pero por suerte lo esquivo. Abre los ojos desorientado. Al verme, sin decir nada me abraza y empieza a llorar entre mi cuello.
No hago nada. Solo acaricio su espalda.
-Está bien James... todo está bien. -Digo dandole un beso en la frente.
De la nada me avienta sobre la cama, se levanta y se va al baño.
Al ver que no sale, busco una braga limpia y me la coloco.
¿Que tanto pasara dentro de su mente?
HYDRA nos arruino la vida... No es fácil vivir sabiendo nuestro pasado.
Bucky sale del baño y camina fuera de la habitación.
Sin más que hacer lo sigo fuera de la casa.
Está sentado abrazando sus rodillas sobre el porche de la casa.
Me acerco a él por detrás y lo abrazo.
Solo tiene su bóxer. Y aquí afuera el aire fresco te eriza la piel.
-¿Me dirás que tienes? -Digo dandole un beso sobre su espalda.
-Perdón. -Dice cabizbajo.
-¿Por que me pides perdón? -Digo sin entender.
-Ayer fue... casi tu primera vez y lo arruine. -Añade con frustración.
-James no arruinaste nada...
-Debía ser romántico, debía serlo Jennifer. -Dice elevando la voz. -Y me deje llevar por la calentura e hice... no te trate como debías, lo siento tanto.
-La pase de maravilla ayer. -Digo ruborizándome al recordarlo debajo de mis piernas. -Quiero confesarte que no soy una chica de rosas y chocolates, para mi... el mejor regalo es una placa del ejército. -Digo dándole de nuevo un beso en su espalda.
-Quería que fuera diferente... y... No sé si podré controlarme, no quiero lastimarte.
-James... confió en ti. Sé que no me harás daño. Te quiero... nunca olvides eso. -Digo levantándome, luego tomo asiento sobre sus piernas.
Acuno su rostro en mis manos y le doy un tierno beso.
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