Capítulo 41.

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Maratón 4/¿?

Narra David (Dei).

Después de ver la cara de no entender por parte de Samuel decidí dejar el tema de lado e irme a hablar con la familia de alguno de los que m siguen.

  —        ¿De quién me queda cercas su casa?  —   Pregunte viendo la puerta principal.

"La mía"  —   Dijo Andrea.

  —        Espera  —   Voltee a verla  —, ¿eso significa que estamos hasta el otro lado de donde nos encontrábamos?

  —        Estás en lo correcto  —   Dijo, Samuel, saliendo de la habitación.

  —        ¿Cómo es que diste conmigo si eres malo para ubicarte?

  —        Te dije que alguien me llamo a mi teléfono diciendo que estabas acá, me explico más o menos como llegar y pues de milagro di contigo.

  —        ¿Y eso no te pareció extraño?

  —        La verdad sí, pero ahora que me contaste todo esto ya no es tan extraño.

  —        ¿Entonces me crees?

  —        Claro que te creo... Es sólo que es un poco difícil el procesar toda esta información nueva  —   Dio un pequeño suspiro  —. Por cierto ¿no sabes si Elena sigue viva?

  —        No, ese tal Rubén sólo me saco a mí del lugar y no hablo de ella  —   Voltee hacia la puerta  —. Llévame a tu casa, Andrea.

Ella salió de la casa y siguió caminando, la seguí hasta que nos detuvimos en una de las esquinas, antes de que pudiera decir algo llego Vegetta corriendo un poco, diciendo que me acompañaría hasta donde tuviese que ir. Tuvimos que esperar un transporte, el cual nos llevaría directo a la casa de Andrea, para nuestra suerte no tardó mucho en que pasara uno. En el camino le seguí contando lo que sabía de todo lo que ha pasado desde que llegamos, y tengo que aclarar que no es tan tonto como aparenta ser a veces, a la primera deducía varias cosas. Al llegara a nuestro destino bajamos del transporte y vimos una pequeña casa de color blanco; nos acercamos y tocamos el timbre, recibiendo como respuesta unos ladridos de perro y un 'voy' de un hombre.

  —        ¿Y qué le vamos a decir?  —   Pregunto Samu.

"Él si cree en este tipo de cosas será más fácil hablar con él, así que no te preocupes".  —   Dojo Andrea.

  —        Pues la verdad  —   Al terminar de hablar el señor abrió la puerta y un pequeño perrito blanco salió corriendo hacia Samuel  —. Cuidado te quiere comer  —   Bromee un poco.

  —        Tranquilo, no muerde, sólo le encanta hacer mucho ruido con los desconocidos  —   Dijo aquel señor, el cual es un poco más alto que yo, un poco calvo, algo musculoso  —. ¿En qué puedo ayudarles?

  —        ¿Usted es el esposo de la señora Andrea...  —   Hice una pequeña pausa para que ella me dijera su apellido. "Torreblanca". Una vez lo dijo continúe   — Torreblanca?

  —        Así es, aunque ella ya falleció.

  —        Lo sabes y precisamente a eso venimos   —   Dijo Samuel, el cual ya traía en brazos al perrito.

  —        No logro comprender del todo, pero será mejor que pasen, así podremos hablar con más calma  —   Se hizo a un lado para que pudiéramos pasar y después cerró la puerta.

  —        ¿El perrito si entra a su salón o se queda afuera?  —   Pregunto Samuel.

  —        Se llama Loki y sí entra a la sala  —   Nos sentamos enfrente de él  —. Ahora sí, explíquense.

  —        Pues su esposa aún no se ha ido del todo, su alma, por así decirlo aún sigue aquí  —   Explique lo más claro que pude.

  —        Eso ya lo sé, jovencitos, la mayoría de los que fallecen tiene cosas pendientes, lo cual hace que se queden hasta que hayan podido realizar sus pendientes  —   Dijo como si fuera lo más normal.

"Te lo dije"  —   Andes río uno poco.

  —        Pues la única cosa pendiente que tiene Andrea es que no se pudo despedir de usted  —   Comente.

"Y recordarle que no olvide de mimar a Loki"  —   Dijo sonriendo, haciendo que yo también lo hiciera.

  —        Y recordarle que no olvide de mimar a Loki  —   Dije viendo al perrito.

  —        Espero que ahora si urdas ya descansar en paz, cariño  —   Dijo con lágrimas en los ojos  —; te prometo no olvidar mimar a Loki  —   Al decir eso, ella sólo sonrío y desapareció.

  —        Ya se fue...

  —        Gracias por a verla ayudado.

  —        No tiene que agradecer, era lo menos que podía hacer por ella, al haber estado cuidando de mi durante este corto tiempo.

  —        Aún así, gracias.

Yo sólo asentí. Estuvimos un rato platicando, nos enteramos que el perrito se llama así porque era el villano favorito de su esposa y porque estaba un como loco el perro, así que el nombre le quedo a la perfección. Después de eso nos despedimos del señor y nos regresamos a la casa de Rubén, aunque claro Israel y Luis nos tuvieron que guiar de regreso sino nosotros dos nos terminaríamos perdiendo; ni Samuel ni yo pusimos atención de cómo nos teníamos que regresar.

"A ver ¿qué harán cuando ya no estemos?"  —   Interrogó Israel, haciendo que recordara a mi madre.

  —        Supongo que perdernos y pasar la noche en la calle.

  —        Eso dilo por ti, yo buscaría un hotel  —   Contesto Samuel.

  —        Te terminarías perdiendo más.

  —        Claro que sí, acéptalo.

  —        No lo aceptaré.

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*FECHA DE PUBLICACIÓN 23/09/17*.

"Council of the Dead" - [Deigetta] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora