9.

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2 años después.

¿Dónde podía imaginar un lugar donde alguien lo amara igual que él amaba? ¿Alguien sería capaz de hacer eso? Por que no, al menos según sus pensamientos eso en verdad no era cierto, tampoco sabía si era cierto en un principio que alguien sería capaz de amarlo como alguna vez YoungBin había hecho.

Suspiró, sus labios resecos había hecho que por acto reflejo los relamiera mientras esperaba la guagua*. Estaba nevando bastante y hacía frío, pero eso no le impedía no ir en manga corta.

Después de todo, tal vez así moría.

El cáncer no se había curado del todo, eso si que era cierto, y era por eso que de vez en cuando tenía que irse al hospital para saber exactamente si tenía algún brote de este de nuevo o no. Y si, a sus 21 años todo había ido patas arriba, pero que no le importaba, después de todo era feliz con eso.

—Volvamos a Seúl, ya no hay nada que perder después de todo.— Elevó sus hombros peinando mejor su pelo todavía rojizo observando aquel tren donde iría junto con su hermano de ahora 24 años de edad. Ambos tenían la edad suficiente para independicarse, y por eso ChanYeol los había dejado ir con la anterioridad de haberle dicho un “recordar que sigo vivo, venid de vez en cuando”

—El lado bueno es que iremos a la misma universidad, y así no me separarás.— Despeinó el pelo del menor mientras sonreía. No quería estar triste, no luego de todo lo difícil que había sido superarlo.

Poco a poco sus sentimientos habían sido cerrados de la peor forma posible, al igual que aquella personalidad que mostraba ternura, sonrisas de amor y era amigable con todos no, ya no era así. Ahora era alguien frío, observador y con mentalidad que no dejaba ir más allá de lo que él quisiera observar.

Había cambiado, y según él y aún que la gente dijera que no, había cambiado para bien, por que así nadie sería capaz de hacerle daño como anteriormente ya le habían hecho, suficiente tenía, por que si, no se equivocaría más ni caería dos veces en la misma piedra, por más torpe que siguiera siendo.

—Hace unos años...antes de que mamá muriera, me dijo que te diera esta carta cuando tu primer amor bueno...cortaras con él. Perdón, no me lo atreví a dártelo antes.— Miró a su hermano mayor, los rizos que caían sobre los ojos del menor dejaban ver la culpabilidad, para eso solo sonrió, era de su mamá después de todo.

—Está bien, no te preocupes.— Abrió con cuidado aquella carta color rosado con una rosa blanca dibujada y pintada a mano.

[…]

Seúl tenía las calles completamente llenas de nieve, varios niños se divertían en la calle con la supervisión de sus padres y madres, los supermercados ese día se encontraban cerrados, cosa que facilitaba el sentarse delante de la puerta para jugar mejor. Pocos coches pasaban por ahí, pero todos tenían cuidado cuando escuchaban el motor de uno rugir.

Suspiró, Busan eran a penas más distinto que todo eso, pero al fin y al cabo tenían aquel extraño sentimiento de hogar al ver lo que sucedía, ya que, él de pequeño también hacía todo aquello.

—Tus lágrimas se congelarán, estúpido, deja de andar por las nubes.— Giró su cabeza sin entender el mensaje del más bajo, hasta sentir como sus mejillas se habían mojado por el llanto, cosa que hizo que las limpiara rápidamente.

Estaba acostumbrado, es decir, siempre que andaba por las nubes y recordaba ese tipo de cosas -al igual que recordar cosas de YoungBin, claro está- sus ojos empezaban a soltar lágrimas sin poder retenerlo por pena.

—Cállate idiota, camina hyung.— Habló elevando sus hombros y caminando delante de SangHyuk, y este rió, ¿de verdad se había enfadado en ese momento? ¡no había dicho nada malo! ¿no?

—¡Espera JuHoney!— Corrió moviendo sus piernas con cautela riendo siguiendo al menor.

Tal vez, si hubiera girado la cabeza lo hubiera visto, entonces...¿todo iría a peor?

🐹

Guagua: Autobús/bus.

💍Mi única fantasía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora