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Hablar con gente desconocida nunca le había gustado, la verdad es que prefería estar callado, mirando atentamente todo lo que sucedía a su alrededor sin mostrar ninguna emoción ni nada por el estilo.

Hasta que llegó YoungBin.

Desde ese entonces él mostraba grandes sonrisas, dejaba ver como sus ojos brillaban, como en sus mejillas atacaban el color rojizo cuando alguien le decía algo que le avergonzaba. Por ese entonces, todos pensaban que aquella 'muñeca de porcelana' por fin mostraba sus verdaderos sentimientos, pero dentro, al fondo de su corazón, nadie entendía lo que pasaba.

Lo adolorido que estaba al ver a YoungBin sonreír con otra persona, amando a otra persona.

YoungBin fue el primero en despertarse y el último. Después de todo vivir en aquel apartamento sin nadie más tenía su lado positivo, pero también, para su muy mala suerte, tenía más puntos negativos que hacían que lo único que hiciera cuando no trabajaba era comerse la cabeza.

En aquella casa habían varias cosas de JuHo, al igual muchos recuerdos. De por ejemplo el como en aquella cama color azul gracias a la sábanas había sido su primera vez, donde se habían fundido en amor con un área de excitación. De aquellas sonrisas o gritos de terror cuando veían películas de miedo.

Del como se amaban el uno al otro.

Le había mentido diciendo que tenía otra pareja allá exactamente por el año ya. Solo quería que JuHo fuera feliz, pero con otra persona. Lo mejor según él era que lo mantuviera lejos, por que tal vez pensaba que bueno, aquella enfermedad no había sido culpa suya, pero que el hecho de no verlo feliz si que era su culpa.

Hacía un año que su mente viajaba a otros lugares, pues JuHo parecía haber desaparecido de la fas de la tierra en ese momento, nunca contestaba a sus mensajes, a pesar de que estos últimos ahora fueran de saber si se encontraba bien.

—Después de todo, supongo que no soy la mejor persona...— Suspiró rascando su pelo totalmente desordenado mientras caminaba hasta la foto que tenía de él y JuHo.

Este se encontraba sentado en su regazo, ambos estaban en bermudas gracias a que estaban en la playa, agarraba la cintura del pelinegro del chico con posesividad mientras también sonreía a la camara. Las mejillas del menor estaban muy rojas, tal vez por el calor, o tal vez por aquella posición. Pero sin duda alguna, le seguía dando un toque tierno, mucho.

—Sin duda alguna, no fui el mejor novio.— Suspiró dejando con cuidado la foto con marco de color rojizo, marco que JuHo le había regalado con una hermosa sonrisa sin saber exactamente si iba a aceptarlo o no, cosa que en ese momento le pareció algo estúpido, pues siempre amaba y amaría cualquier cosa que viniera del chico.

A pesar de haberle mentido.

Si, se sentía una escoria andante y asquerosa por haberle hecho eso a una persona hermosa, a alguien que parecía tener la necesidad de ser protegido por alguien, y que él en vez de hacer eso, lo único que hizo fue destrozar cada parte de su corazón, cosa que le dolía mucho más sin saber por que.

Giró su vista cuando la puerta de su casa empezó a sonar com fuerza, y para cuando abrió lo primero que recibió fue un golpe bastante fuerte en su mejilla izquierda. No giró su cabeza para saber quién era, solo sintió como sus mejillas se mojaban gracias a sus lágrimas.

—¿¡Qué le has hecho a JuHo, estúpido!? Mi papá me llamó, ¡¿por qué cortaste con él!? ¡Te amaba! Y tú...eres un hombre asqueroso, no sé como te llegó a amar.— A cada cosa que decía YoungKyun golpeaba más fuerte su pecho mientras lloraba, mientras el mayor de los tres solamente bajaba la mirada.

—Relájate YoungKyun por favor...— TaeYang le había abrazado por la cintura a su novio, pero antes de que pudiera hacer algo su novio había caído derrumbado al suelo.

Sabía que JuHo era su hermanastro nada más, pero eso no quería decir que le doliera que este lo hubiera llamado llorando hacía ya tres meses, y que por pena no pudo haber llegado antes por culpa del trabajo que tenía junto con TaeYang.

—Lo siento...fue mi error, pero simplemente no podía verlo sufrir...—

—¿¡Qué no podías verlo sufrir!? ¡Claro, como ahora está alegre! Cada vez pienso que eres más estúpido, te diré algo, como lo vuelvas a ver, si le haces daño te corto los huevos.— Habló siendo agarrado por TaeYang, quien intentaba tranquilizarlo con suaves caricias en su espalda.

YoungBin asintió levemente, sabía que no lo volvería a ver, a pesar de que eso fuera exactamente lo que quería.

Solo quería pensar que estaba equivocado, que lo vería.

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