💍Mi única fantasía.

19.

Se encontraban cara a cara, sus ojos se miraban atentamente, los ojos del menor brillaban como nunca, mientras los de YoungBin tenían aquellos puntitos en los suyos que parecían estrellas en la noche fría y oscura.

Las palabras no salían de los labios de ninguno de los dos, nadie se movía, se observaban a la espera de que alguno hablara, pero, en vez de eso, las cálidas manos del mayor se posaron con cuidado en las mejillas del alto, al cual le limpió con tranquilidad las lágrimas que caían como las que amenazaban en caer.

“—Solo te pido que me perdones, no soy el mejor ser humano, ni el que nunca te hará daño, pero, ahora sé que no puedo vivir sin ti, pequeño.
Te sigo amando.—”

YoungBin observaba desde su ventana el departamento de JuHo, el cual se encontraba con la ventana entre abierta y la luz encendida en él, suspiró para volver a colocar su cabeza entre sus rodillas. La música que se escuchaba era la suave melodía de Beethoven 5ta Sinfonía, una de las mejores canciones de piano a su parecer, pero en esos momentos era lo que menos deseaba escuchar.

Dejó caer su espalda contra el suelo cerrando sus ojos al momento, se sentía extraño por alguna razón, como si algo estuviera a salir o por salir mal, e inevitablemente su pensamiento se fue hasta el nombre de JuHo, a lo que rápidamente agarró el móvil para salir.

Agarró una única prenda de color negra para salir del departamento, hacía frío, bastante frío, sus manos con rapidez se habían vuelto a causa del viento fuerte que sonaba, importándole poco que la lluvia caía fuertemente contra su cuerpo cubierto por una fina capa de prenda, después de todo, aquella chaqueta dejaba pasar todo el frío hasta su cuerpo.

Tocó varias veces la puerta de la casa, sabía que se encontraba allí gracias a las luces encendidas, y por eso debería abrirle, ¿no? Empezó a tiritar, de verdad que tenía frío, y parecía que si no le abría le entraría una casi hipotermia por lo menos.

—¿S-? ¿Y-YoungBin? ¿Qué haces aquí? ¡Estás mojado! Espera.— JuHo salió corriendo dejándole allí con la cara baja, no se había atrevido a mirarle a la cara en ningún momento.— Te resfriarás, pasa, buscaré ropa que puedas ponerte.— Sintió algo cálido en su cabeza, y para cuando miró a un lado de reojo se pudo dar cuenta de que era una toalla de color roja.

Suspiró, ¿y si esto ayudaba a que por fin pudieran hablar con más tranquilidad de nuevo? Si eso fuera así, solo esperaría que fuera cierto, que pudieran hablar e incluso pudieran volver a ser algo mal, como antes lo eran.

—Tuve un mal presentimiento...y mis piernas me llevaron a ti, lo siento, ¿sucede algo? Cuéntamelo si deseas, de verdad quiero poder hablar contigo de nuevo.— Habló sintiendo como el menor le entregaba ropa de lo más seguro de DaWon.

El silencio había reinado por unos momentos, JuHo miró a otro lado mientras suspiraba rascando su brazo, en verdad no sabía en ese momento si explicarle todo o no, después de todo, si le había fallado una vez, ¿podría fallarle una segunda?

—No sé que coges tú por “malo” pero si que para mi lo es, tengo de nuevo brotes de cáncer, pero por suerte estos son benignos.—

YoungBin lo miró, sintió un raro sentimiento justo en ese momento, en el que la cabeza de JuHo se había agachado mientras se sentaba en el sillón, en el más lejano a él observando a lo más seguro la nada.

YoungBin se acercó hasta el, no lo mojaría, por supuesto que no lo haría sabiendo lo sensible que bueno, antiguamente era el chico y que tal vez eso también era una de las cosas que lo más seguro no había cambiado.

—¿Sabes qué? Te acompañaré sin dejar como respuesta un no, ¿qué día será? Te enseñaré de que he cambiado, pero para bien.— Enseñó su meñique, por más ridículo y de niños pequeños que pareciera eso, JuHo rió mientras entrelazaba su dedo con el del mayor.

Sellando una de las tantas promesas que YoungBin debía de hacer para que JuHo lo volviera a amar.