Mikasa abrió los ojos mientras el Chico de baja estatura seguía pegado a sus labios para luego empujarlo con fuerza.
Narra mikasa
-Que te sucede idiota!?- dije muy molesta, con un pequeño sonrojo.
-Mocosa no hagas un alboroto-murmuró y se fue acercando a mi oído- parece que tenemos espectadores- dijo susurrando en mi oído, lo cual me hizo erizar a causa de su respiración chocando con mi piel.
-Estas loco enano, nadie no está mirando-me aleje para luego dar la vuelta y darme cuenta que era cierto lo que dijo el enano.
Vi a petra a unos cuántos metros de distancia.
*Demonios*(ahora mikasa entendía porque el chico le habia proporcionado un no tan deseado beso.)
No supe que hacer y volví a mirarlo.
-Actúa normal idiota- me dijo entre dientes, mientras me lanzaba una sonrisa ladina forzada.
Cuando vi esa muy inusual expresión en su cara, no pude contener una risita burlona. Lo cual molesto de manera inexplicable al chico que se encontraba frente a mi con el ceño fruncido, aunque seguía con su sonrisita falsa.
-Te ves ridiculo!- le comenté a lo bajo con una cara burlesca. Lo bueno era que Petra no estaba tan cerca para escuchar lo que murmurabamos. Voltee con disimulo y lo siguiente que pude observar fue que la chica rubia con tonos rojizos se retiro con una cara de molestia, que podría por poco parecerse a la mia.
-Idiota, si quieres seguir con este juego por lo menos actúa menos forzado y no me vuelvas a besar- dije molesta recordando aquel incidente inesperado.
-Tsk- se acercó a mi y me miro fijamente.- En este juego yo pongo las reglas- dijo- pero no te acostumbres mocosa, que no me agradas para nada- dijo alejándose, dejandome totalmente confundida, no sabía que teníamos que hacer, y que era lo que el planeaba.
Lo observe y dije con tono dudoso-¿Porque me elegiste para este show?-
-Hmp- volteó hacia mi- porque ella te detesta, y no creo poder encontrar otra persona que tenga mayor influencia en ella que tú.- dijo serio.
No se que me pasó, que simplemente me quedé parada como una idiota, mientras el se alejaba dejándome con miles de dudas y preguntas.
No sabía cómo seguiría esta farsa y de como funcionaba.Se había marchado y yo me fui directo a mi casa, con un revoltijo en el estómago
*maldito duendecillo malhumorado, me las pagarás por haberme besado.*
-Ashh- me dije a mi misma.Ya en la casa de la joven.
Sonó el telefono de mikasa.-mikasa habla-
-Mocosa?-
esa voz sacó a mikasa de toda la calma que aun le quedaba.- tengo nombre maldito enano- dijo molesta.
-no me interesa tu vida niña-
A mikasa le bastaba con que sus padres la tratarán como una niña, no aguantaría que un tipo más pequeño que ella hiciera lo mismo.
-¿De donde conseguiste mi número imbecil?- dijo molesta
-tengo mis "contactos" ni-ñi-ta, además no te deberías molestar después de todo sólo conseguí el número de mi "novia"- dijo con picardía, dándole a entender a mikasa que el chico tal vez ya hubiera empezado a decir lo de su "noviazgo".
-¿Dime de donde demonios lo sacaste maldito hobbit?- expresó mikasa con preocupacion.
-Se lo pedí al mocoso engreído que siempre esta contigo- soltó el peli negro.
En ese momento mikasa no sabía si traspasar la pantalla para acabar con la vida de el azabache o enterrarse ella misma. Ella le había dicho a eren de la "relacion", tal vez eren pensaría que ella estaba mintiendo, ya que por obvias razones si sales con alguien tienes que si o si tener el número de esa persona.
Mikasa se estaba lamentando.-¿Idiota porque hiciste eso?- dijo ella.
-Porque lo necesitaba- dijo él con un tono de obviedad.
-No lo digo por lo del número enano insoportable,digo que ¿porque fuiste con Eren?- dijo histérica.
-tsk, Mocosa dramatica, no me digas lo que tengo que hacer, además él es el único idiota que conozco que sabe de ti. Aunque no fue de mi agrado dirigirle la palabra a tu "noviecito".- dijo con un tono algo irritante para mikasa, aunque el simple todo de su voz le parezca lo más desagradable del universo entero.
-no es mi novio- exclamó mikasa un poco nerviosa.
-Bueno eso no me interesa- exclamó molesto- bueno, mocosa como veo que si me ayudarás, y a decir verdad no creí que lo harías, pero si decidiste ayudarme creo debe ser porque tienes tus razones- dijo serio- sólo espero que no sea que estés enamorada de mi, porque te digo que no planeó enamorarme de una mocosa como tu.-
Esas palabras hicieron que mikasa quiera estrangular al enano, Pero ya no podria dar marcha atras. No podria quedar como una mentirosa, además que ahora tiene que inventarse una escusa con lo de los números telefónicos, si es que su amado eren le reclamaba algo.
-Sólo necesito molestar a Petra por un rato y sólo tú eres la indicada para ese trabajo, es lo único que diré. Haremos nuestra relación pública y nadie mas que tú, yo y además mi hermana sabrán de esto, quiero que mi queridita ex disfrute un rato del show, esto sera un poco serio y quiero que des todo. Así que te advierto mikasa, esta es tu última oportunidad para escapar, y entenderé si no quieres pero conste que te lo estoy advirtiendo.- de dejo saber a la chica de ojos grises.
Para desgracia de mikasa, ella ya había vendido su alma al diablo y el también lo sabía.
Sin poder darse tiempo para pensarlo más de dos veces, sólo dijo- haré lo que digas enano maldito, y que te quede claro que sólo lo hago por mis propios intereses.-
Mikasa pudo jurar que sintió una sonrisa diabolica al otro lado de la línea.
- Ok mi querida "noviecita"- dijo sarcastico- mañana te quiero temprano el la Universidad. Les daremos un pequeño espectaculo a nuestros compañeros, así que preparate mikasa, porque no va a ser nada agradable.- dijo así cortando la llamada.
-Ya estoy totalmente jodida- se dijo mikasa mientras abrazaba su teléfono y miraba al techo como si esperará que alguien le diera un manaso, para despertarla de esa pesadilla que estaba a punto de vivir.
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Lo siento si esta un poco aburrido, trato de subir cada dia por medio.
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karma
FanfictionMikasa Ackerman cursaba su tercer año en la carrera de medicina. Una chica carismática y hábil en muchos ámbitos. Muy pocos conocían lo fría que era esa muchacha a la que le gustaba jugar con fuego. Hasta que un día sus actos le pasarían la cuenta.