CAPÍTULO 6: SEBASTIAN TOMA LAS RIENDAS (PARTE III)
–No tenías por qué hacerlo. –Blaine comentó mientras ayudaba a Sebastian a sacar de la furgoneta unas cajas.
–Lo que no quería era que vuelvas a ver a GayFace. –El castaño comentó mientras cerraba la puerta porque ya habían sacado las cajas que iban a subir en ese instante. Eran demasiadas, por lo que tendrían que hacer varios viajes.
–No voy a volver con él, si es eso lo que temes. –El moreno dijo de manera firme.
–Eso mismo le dije a él, pero no me creyó. –El futuro abogado añadió.
–No me importa lo que él piense. –El actor se mostró firme.
–Me alegra escuchar eso. –Smythe sonrió, era todo lo que quería para su amigo, que se alejara de Hummel.
–Gracias por todo lo que estás haciendo por mí. –Anderson comentó mientras entraban en el ascensor y se acercó para darle un beso en la mejilla.
Después de descargar todo, de clasificarlo y decidir que iba a quedarse, y de llevar lo que no cabía a un almacén, encargaron unas pizzas. Al principio comieron en silencio, demasiado agotados y hambrientos como para decir nada. Sin embargo, pronto Sebastian comenzó con algo que le había estado rondando por la cabeza.
–He estado pensando... Podríamos buscar un apartamento más grande y compartir gastos.
–Seb... Has estado viviendo solo todos estos años... ¿Estás seguro de que quieres compartir ahora apartamento? –Blaine quiso asegurarse.
–Claro. Hasta ahora no tenía a nadie que me importara lo suficiente como para querer compartir apartamento con él. Pero contigo es totalmente diferente. –El castaño reconoció.
–Me encantará compartir apartamento contigo. –El moreno reconoció.
–Y hasta que encontremos algo, no quiero que vuelvas a dormir en el sofá. Mi cama es suficientemente grande como para que la podamos compartir. –El futuro abogado propuso.
–¿Quieres que durmamos juntos? –El actor no se lo podía creer.
–¿Por qué no? No hablo de que tengamos sexo... Aunque si quieres, no me negaré, sabes que lo deseo desde el día que te conocí... Pero hablo sólo de dormir, para que estés cómodo y puedas descansar bien. Pronto comenzarás los ensayos y necesitas descansar bien. –Smythe comentó.
–Está bien, pero sólo dormir. –Anderson sonrió.
–Sólo dormir.
Sebastian salió del baño después de lavarse los dientes y prepararse para dormir. No pudo evitar sonreír al ver a Blaine ya tumbado y tapado en la cama, acurrucado, intentando ocupar el menor sitio posible. Sabía que su amigo se sentía algo cohibido, pero quería que se sintiera cómodo.
–Puedes ocupar más espacio, hay sitio suficiente. –El castaño comentó divertido.
–No sabía qué sitio preferirías para dormir... –El moreno se sonrojó.
–Nunca he dormido con nadie, por lo que no tengo preferencia. –El futuro abogado se tumbó al lado del otro y lo abrazó por la cintura.
–¿De verdad que no te importa? –El actor quiso saber.
–De verdad. Felices sueños, B.
–Felices sueños, Seb.
Ese lunes, Sebastian se paró frente al despacho de su jefa. Había sido un fin de semana intenso, pero sabía que no cambiaría ni un segundo de lo que había vivido. El domingo había sido mucho más tranquilo, con los dos amigos relajados, viendo películas y hablando de todo lo que les había pasado esos años. Con eso consiguieron que, al final del día, tuvieran la sensación de que nunca habían estado distanciados.
A pesar de todo, sabía que los problemas no habían acabado. A Blaine le quedaba un divorcio muy complicado y, esperaba, un juicio en el que intentarían dañarle.
–¿Puedo ayudarle en algo, señor Smythe? –La mujer, de unos cincuenta años, rubia y con gafas de pasta, preguntó con una sonrisa.
–Quería pedirle un favor... –El joven comentó, algo cohibido.
–Dígame que desea y veré qué puedo hacer. –Ella lo animó.
–Un amigo vino el viernes a mi casa. Había tenido un problema con su marido, ha sufrido maltrato psicológico, y quiere divorciarse. –Sebastian decidió contarle toda la historia. Cuanto más supiera, mejor podrían llevar su caso.
–Sabes que la señora McMillan es experta en ese tipo de casos. ¿Por qué no has hablado con ella? –La jefa quiso saber.
–Blaine necesitaría un plan específico de financiación. Aunque yo podría pagarle la abogada, sé que no me lo permitiría. Bastante me ha costado que acepte que le compre el móvil o el portátil que su ex rompió. –El estudiante explicó.
–¿Factura a nombre de Blaine? –Ella se interesó.
–Por supuesto, y guardada para adjuntar a la demanda. Sobre la financiación... –Sebastian intentó volver al tema que le interesaba.
–Supongo que ahora no tendrá facilidad, pero en el futuro sí podrá hacerlo. –La mujer se interesó.
–En cuanto empiece a cobrar de la obra de teatro podrá ir ingresando algo, pero no sé si podría pagar todo antes del juicio. –El joven comentó.
–¿Estaría dispuesto a que tú lo avalaras? –Ella quiso saber.
–Supongo que sí. –Smythe sintió que tenía esperanza.
–Háblalo con él y ya me comentarás.
Cuando Sebastian llegó a casa, no se sorprendió al ver a Blaine allí. Sabía que aún le quedaban dos semanas para que comenzara los ensayos, por lo que no tenía muchas cosas que hacer.
Tampoco le sorprendía oler a comida casera, suponía que haría la cena por esa sensación que sabía que tenía de que debía compensarle su ayuda.
Durante la cena, aprovechó para contarle la conversación que había tenido con su jefa.
–¿Qué consecuencias tendría para ti si, por algún motivo, no puedo pagar? –El moreno quiso saber. Era lo que más le preocupaba.
–Tendré que pagarla yo, ingresando el dinero o con parte de mis nóminas. No afectará a mi trabajo o mi vida. Puedes estar tranquilo. –El castaño lo tranquilizó.
–En ese caso, acepto. Incluso a la denuncia por maltrato psicológico. No quiero que se lo haga a nadie más.
Smythe estaba tan feliz que lo abrazó y no lo dejó seguir con la cena en un buen rato. Era el primer paso para conseguir dejar el pasado atrás y empezar una nueva vida, lejos de Hummel.
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Mi Salvador (Seblaine boyxboy)
FanfictieBlaine ha tenido una fuerte discusión con Kurt y recurre a Sebastian sin saber que ese paso le cambiará la vida...