CAPÍTULO 11: UNA NUEVA LUZ (PARTE IV)
Después de la fiesta, Blaine y Sebastian llegaron al apartamento que compartían. Durante el trayecto habían decidido controlarse un poco para no incomodar al taxista que los llevaba a casa, por eso, en cuanto entraron, juntaron sus labios para besarse.
La fiesta había sido un éxito y, si los comentarios de los invitados eran algún indicativo, la obra iba a ganarse un hueco en la competitiva industria de Broadway. Además, todos elogiaban la manera en que los protagonistas habían interpretado sus personajes.
Sin embargo, en ese momento, lo único que les importaba era estar a solas y poder seguir hablando y demostrándose sus sentimientos sin miedo a ser interrumpidos. Se sentaron en el sofá y el castaño agarró con suavidad las piernas del otro para situarlas sobre su regazo. Después entrelazó los dedos de sus manos.
–Podría acostumbrarme a esto. –El futuro abogado comentó, mientras se acercaba más al otro para darle un beso en los labios.
–¿Realmente quieres que lo intentemos? –El moreno preguntó.
–Ya te he dicho lo que siento... –Smythe aclaró.
–Lo sé... Pero has hablado de enamoramiento y... Después de todo lo que he pasado con Kurt no estoy preparado para...
–No necesitas explicármelo. Sé que hablar de enamoramiento para ti es demasiado pronto. No tengo prisa, no necesito que me digas ya que me amas. Has pasado por mucho y lo respeto. No te lo he dicho para que te sintieras mal... Sabes lo que siento, así que, cuando tú también lo sientas, sabes que podrás decírmelo. Llevo mucho tiempo esperando... ¿Qué son unos meses más?
–¿Meses? Espero que no me cueste tanto... Me siento muy bien a tu lado y quiero que lo nuestro funcione. –El actor apoyó su cabeza en el hombro del otro.
Estuvieron durante un rato hablando, intentando encontrar la manera de acostumbrarse al cambio lo más rápido posible. Además, tenían que ser completamente sinceros querían dejar todo claro para evitar hacerse daño.
Cuando todo estuvo hablado y habían disfrutado de un rato a solas, llegó el momento de ir a descansar. Los dos se levantaron del sofá y fueron juntos al baño para lavarse los dientes. A pesar de que habían intentado encontrar un lugar con dos baños, los únicos que había disponibles sólo tenían uno, por lo que les tocaba compartir.
Mientras se lavaban los dientes, se sonreían y miraban a través del espejo. Estaban flirteando claramente, pero no tenían que ocultarlo. Se sentían bien al poder mostrar lo que sentían, por lo que lo hacían hasta en ese momento.
Después de enjuagarse, se volvieron a besar. Parecía que no iban a saciarse de ese deseo. Tal vez era porque habían esperado mucho a ese momento, tal vez porque sus cuerpos pedían a gritos sentir al otro. Lo cierto era, que no podían separarse.
–Deberías ir a dormir. –Blaine susurró cuando sus labios se separaron.
–¿Vas a venir conmigo? –Sebastian preguntó con fingida inocencia. Sin embargo, el otro reaccionó separándose de él.
–Seb, yo... No...
–Lo sé, es pronto... Si soy sincero, yo tampoco quiero que tengamos sexo esta noche... No me malinterpretes, te deseo más que a nada en este mucho y quiero estar contigo... Pero sé que necesitamos más tiempo... No eres otro más de mis amantes, eres alguien especial y quiero que nuestra primera vez sea especial. –El futuro abogado besó la mejilla del otro. –Descansa, mañana tienes dos funciones.
–Hasta mañana, Seb.
–Hasta mañana, Blainey.
Se dieron un último beso antes de entrar cada uno en su habitación.
A la mañana siguiente, Sebastian se levantó con una sonrisa. Pensar en lo que había pasado el día anterior hacía que no pudiera evitar ser feliz. Tenía al chico del que se había enamorado dispuesto a dar una oportunidad a su relación, después de verlo triunfar en el trabajo de sus sueños y haber escuchado a muchos de los invitados a la fiesta alabar lo bien que había estado.
Al salir a la cocina, se encontró con los padres y el hermano de su novio, acompañando a Blaine mientras desayunaba.
–Buenos días. –El castaño saludó y, sin cohibirse en ningún momento, se acercó a su pareja para besarlo en los labios de manera dulce, aunque más corta de lo que hubiera sido si estuvieran solos. Sabía que los demás habían respondido, aunque eso no le importaba.
–Me alegra ver que no te importa que estemos aquí. –Cooper sonrió, haciendo que su hermano se sonrojara.
–Me importa, pero eso no significa que deba dejar de darle los buenos días a Blaine como merece. –El futuro abogado no iba a dejar que el otro se riera de ellos. Ninguno se dio cuenta, pero el señor Anderson miró a su esposa y ella sonrió. Sabían lo que el otro estaba pensando y compartían ese sentimiento. Smythe era tan diferente a Kurt y eso era muy bueno. Sebastian no se dejaba impresionar por la fama de Cooper ni iba a dejar que nadie le impidiera demostrar su cariño hacia el hombre que amaba. Dos cosas que todos sabían que Blaine necesitaba, sobre todo después de la agresión.
–Me gusta tu actitud... Esta vez lo has hecho bien, Ardillita. –El mayor de los hermanos le guiñó el ojo al otro.
–¿Ha quedado algo para mí? –El castaño preguntó, señalando las tostadas con huevo frito y bacon que tenían los demás. Era tarde para desayunar, pero como habían estado hasta tarde en la fiesta, se podían permitir el lujo.
–Sí, lo he dejado junto al microondas. No sabía cuándo te ibas a levantar. –Su novio le sonrió.
–Gracias... ¿Cuándo te vas al teatro? –Smythe quiso saber.
–Tengo que estar ahí en hora y media. –Blaine le informó.
–En ese caso... ¿Os parece que cuando terminemos el desayuno, vayamos a hacer algo de turismo en los alrededores de Broadway? Así Blaine puede estar con nosotros y yo puedo comprar el periódico. –Sebastian propuso.
–¿El periódico? ¡Pero si tú nunca compras el periódico! –Blaine lo miró extrañado.
–Bueno... No todos los días sale en el periódico una crítica favorable al chico del que me he enamorado. –El castaño se encogió de hombros.
–No sabes si hay esa crítica, mucho menos si es favorable. –El actor se cruzó de brazos, un poco intimidado por esa fe incondicional que el otro le mostraba.
–¿No has mirado tu teléfono móvil? –El futuro abogado se sorprendió.
–Tengo muchas llamadas y mensajes. No he tenido tiempo. –El menor de los hermanos comentó.
–Jeff ya ha leído las críticas, son muy buenas. Parece que todos los que estuvieron ayer se enamoraron de Blaine Anderson... Lástima para ellos, han llegado un poco tarde...
Smythe sonrió orgulloso y lo besó de nuevo antes de comenzar con su desayuno. Los demás los observaban sabiendo que esa relación iba a ser mucho más sana que la que Blaine había tenido antes.
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Mi Salvador (Seblaine boyxboy)
Hayran KurguBlaine ha tenido una fuerte discusión con Kurt y recurre a Sebastian sin saber que ese paso le cambiará la vida...