* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo. Espero te guste.
El sonido de una campana, se hace presente en la pequeña aula de una escuela, es tan bulliciosa como cualquier otra en todo el mundo. Un poco de pintura cae al suelo, unos pequeños pies evitan pisarla, así dos niños de 7 años se paran cerca de una carpeta y se detienen a observar a quien está ahí sentada.
—Wow... Mira Carlos, Diana está haciendo un bonito dibujo. —Dice unos de los niños a su amigo, este se le acerca interesado.
Sentada en el pupitre, estaba una niña de 7 años dibujando, su cabello era castaño oscuro algo corto, sus ojos de un color ámbar un tanto rojizos y una piel trigueña la hacía resaltar. El uniforme de todos los niños era de un azul claro, con adornos amarillos y la insignia del jardín donde asisten.
—Te quedo muy bien, Diana... Uhm... ¿Solo te dibujas con tu papá? ¿Qué es eso celeste en su rostro? —Pregunta el otro niño, viendo el dibujo de su compañera y pensando en los detalles que menciono.
—No lo sé, solo me parece bonito ponerle ese color —ella cubre aquel celeste de lágrimas en su dibujo con otro color—. No sé porque, siempre lo imagino así. —La niña empieza a dibujar a una mujer, pero la ubica al otro lado separada de su padre y de ella.
—Vámonos, Carlos. Diana se puso rara otra vez. —Su amigo se adelanta, pero Carlos se queda un tiempo más.
—Diana, siempre dice cosas raras y así nunca tendrás amigos. Tu mamá es una persona muy hermosa, me hubiera gustado que ella sea mi mamá... Aunque estoy feliz con la mamá que tengo —su amigo lo llama—. Nos vemos, Diana. Chao. —Este niño sale corriendo del aula, pasa el tiempo y Diana se queda totalmente sola.
—Tan solo espera papá... Tu ovejita pronto crecerá y serás el primero en amarla como es debido —usando color rojo tapa la imagen de su madre—. Yo siempre he amado a papá, desde que nací solo quería estar con él —Rompiendo el dibujo, guardo la parte donde estaba con su padre—. Pronto papi... pronto serás únicamente mío... Te lo prometí, ¿No? —La voz de esa niña sonaba junto a otra conocida, ella boto la otra parte del dibujo, se podía ver una sonrisa macabra en el rostro de Diana.
La maestra llama a Diana para que salga, pues sus padres han llegado a recogerla. Ella guarda sus cosas, sale corriendo a toda prisa dejando a su maestra atrás. Frente a ella mira parados a un hombre de cabello castaño con bigote que lleva un traje de policía, su edad es de unos 50 años. A su lado esta una hermosa mujer de cabellera larga color ébano, su piel es blanca y llama la atención de tanto niños y niñas que pasan cerca de ella. Diana corre saltando hacia los brazos de su padre, lo abraza fuertemente colgándose de su cuello
—Diana es una chica muy educada, señor Marx y señora Selena, deben estar orgullosos de tener una niña tan buena como ella. —Dice la maestra viendo tan tierna escena.
—Claro que sí señorita, es la mejor hija que un padre puede tener. Vamos Diana, dale algo de cariño a mami también, ella ha preparado un rica cena para festejar mi cumpleaños. —Le dice este Marx adulto acercándola a Selena.
—Gracias mami, te quiero mucho. —Menciona Diana dándole un pequeño beso a la hermosa mujer en que se convirtió Selena.
—Eres un amor, preciosa. Sabes, creo que papá nos debe un helado. —Selena toma de la mano a Diana junto con Marx, mira a su esposo como una mujer enamorada y lo besa cariñosamente, cosa por lo cual Diana se sintió algo incomoda sin saber por qué.
Así esa pequeña familia se marcha, ninguno de ellos entiende los peligros a los cuales el mundo estará dirigiéndose, por ahora viven felices deseando un mejor mañana.
Los hechos que tuvieron, tienen y tendrán cabida en este mundo, son hechos que pasaron por nuestras propias manos... Solo en la desesperación nos mostramos como realmente somos, pero eso no significa que la necesitemos para ser mejores... La desesperación es algo importante en nuestras vidas, siempre y cuando esta no nos consuma.
Si quieres saber más de este mundo, continúa con "Rencor Eterno" y "Réquiem de Sangre", muchas puertas se han abierto y "La Treceava Hora" solo fue el comienzo. El origen del pecado de Marx y su verdadero nombre como Ishtar, se encuentra en "La Senda del Heraldo"
Encontrarte.
Sin importar cuanto tarde,
cuanta distancia haya,
cuantos obstáculos se interpongan...
Renaceré una y otra vez,
camine hacia adelante con una sola idea,
con un solo rostro en mente,
mi cuerpo solo deseara algo...
Eso es el tenerte otra vez entre mis brazos.
Una promesa hecha y que cumpliré.
Un alma que me llama y me atrae,
la sangre que fluye y deseo,
la cálida carne que anhelo...
El placer que solo tú puedes darme.
Tus ojos solo me miraran,
todos tus sentimientos serán míos,
aquello que amas y odias...
Que quieres y aborreces.
Soy solo tuya y por siempre tú solo serás mío,
Esa es la promesa que te hago.
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Lismatus: Treceava Hora
ParanormalÉl es Marx Duarte, un joven que después de ser traicionado por sus seres queridos comienza a desvalorar su existencia, él se ve envuelto en una serie de increíbles acontecimientos fuera de su comprensión. Aquel deseo de abandonar la vida, lo lleva...