Él es Marx Duarte, un joven que después de ser traicionado por sus seres queridos comienza a desvalorar su existencia, él se ve envuelto en una serie de increíbles acontecimientos fuera de su comprensión. Aquel deseo de abandonar la vida, lo lleva...
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* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo.
Las clases terminan en la universidad de Marx y todos los estudiantes están abandonando el edificio. En la cafetería, nuevamente se encuentra nuestro protagonista y esta algo decaído mientras toma el jugo que pidió.
—Al fin es viernes y no tengo más exámenes hasta el lunes. Vale la pena todo el estrés de aprender gracias a estos ojos. —Murmura el muchacho prestando atención de no ser visto, Selena tenía su rostro saliéndole por la espalda.
—Muchos usaron esas maldiciones para su beneficio, solo no te excedas con ella si no quieres terminar siéndole dependiente... Oh, ya viene tu amigo... —Le susurra al oído e inmediatamente vuelve a su interior.
—Hola Marx ¿Otra vez desvelándote con el estudio? No seas tan duro contigo mismo... Por cierto ¿Hablabas con alguien? —Preguntó Omar poniéndose a su lado y miró curiosamente alrededor de Marx.
—¿Eh? Para nada, solo estaba repasado unas lecciones que no puedo memorizar —tras Omar estaba aquella chica con quien se fue el día anterior—. Hola Mercedes, buenas noches, es raro verte a estas horas. —Saludó Marx mostrándose formal.
—Hola Marx, bueno, Omar me ayudó a terminar todo el papeleo. No vas a creer lo que puede hacer. Oye Omar, muéstrale lo que haces. —Mercedes se sentó en un silla, sacó de su bolso dos cuadernos y un libro.
De la misma forma Omar también se sentó, Mercedes puso los cuadernos a los costados de Omar, le dio unos lapiceros y colocó el libro en medio. Omar comenzó a transcribir lo del libro a ambos cuadernos al mismo tiempo, lo hacía a buena velocidad y sin error ortográfico o mala letra. Marx se quedó sorprendido por tal acto, tenía un rostro de incredulidad al verle hacer algo tan raro y por su parte Selena se asomó para también verlo.
—Según dice Mercedes, resulta que soy ambidiestro, si ella no me lo decía nunca hubiera sabido que esto era algo inusual. En el trabajo he pasado varios documentos físicos a la computadora de esta misma forma ¿Qué tal? —Los ojos de Omar no solo estaban centrados en lo que transcribían, también estaba entendiendo lo que leía y así mismo prestaba atención a Mercedes y Marx.
—Joder ese si es un talento útil, fácilmente podrás conseguir trabajo en alguna oficina. —Mencionó Marx aun manteniendo la sorpresa.
—Omar hacia esto como algo normal, es por eso que quiero probarlo en diferentes cosas. Para el próximo sábado he quedado con algunos compañeros de clase para ir al paintball, de esta forma voy a ver qué tan hábil puede llegar a ser y tú también vas a venir con nosotros. —Le dice Mercedes de forma animosa.
