Capítulo 18: Cara a Cara

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* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo. 



«13:40:34 ξφ». Las horrendas alas de Nora entraban por las hendiduras de la puerta hacia la recamara de Fragas, haciendo fuerza destrozó las gruesas placas de piedra e ingresó al recinto. Ella entró con cautela, tras la nube de polvo que causó la caída de las puertas, miró a todos los lados y solo veía oscuridad. Ella expandió sus alas y con un tenue resplandor disipó las tinieblas, revelando así a Fragas siempre en el mismo sitio.

—¿Qué fue la luz que vi antes? ¿Qué truco tienes bajo la manga? ¿Será que tú mismo intentaras detenerme? —Nora se lanzó rápidamente al ataque, pero varios tentáculos salieron del suelo para detenerla.

—Yo solo seré asistente de la única persona que puede acabar con todo... Y aunque su determinación sea la equivocada, yo creo que la fuerza que esta le otorga ¡Es la correcta! —Nora rompió todos los tentáculos, al mismo tiempo el sonido de un disparo retumbo en el lugar y ese impacto le había roto parte de la masa carnosa que cubría el hombro del cuerpo de Selena.

—¡Nora, para esta locura de una vez!... —En lo alto de una pared se encontraba Marx, él estaba siendo sujetado por unos tentáculos que rodeaban su cuerpo y en sus manos sostenía un rifle de color negro. Nora lo vio y le sonrió sensualmente.

—Que felicidad, mi amado está presente. Marx, esto lo hago por ti, siempre ha sido por ti mi amor —la voz de Nora se escucha melosa pero cambia a un tono frío—. Espera pacientemente a que este cuerpo te amé como es debido, creare un mundo solo para nosotros... Un mundo donde nuestros hijos crecerán, un mundo donde nadie te alejara de mí. —Ella recibió otro disparo que destrozó parte de sus alas.

—No lo merezco... Entiéndelo, Nora... ¡No seas egoísta! —Marx le apuntó con el rifle hacia la cabeza, disparó y descubrió parte del rostro de Selena bajo esa membrana negra.

—¿Egoísta? Nada de eso, Marx, esto se trata del sentimiento más hermoso que existe... ¡Esto es amor! —esquivando un disparo—. Cariño, estas llegando a molestarme... Tal vez deba darte un abrazo para que te calmes. —Las alas de Nora se abrieron y la impulsaron hacia Marx, repentinamente los tentáculos que rodean al muchacho lo jalaron dentro de la tierra y él apareció por otra parte de la cueva. Apuntándole por la espalda, volvió a disparar rompiendo la base de sus alas, logrando que ese apéndice caiga al suelo y comience a desintegrarse.

—Te dije que solo sería un asistente, este muchacho es quien te detendrá. —Fragas observaba inmóvil, Nora se enfureció al oírlo y regeneró su cuerpo para atacar al gigante mutilado, sin embargo, un muro transparente le evitó el paso y por más que lo golpeaba no podía romperlo.

Lismatus: Treceava HoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora