Estabilidad

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Han pasado tres días, te mantienes estable, activa y feliz.

Tu ronroneo llena mi corazón cada noche que te cepillo. Platicamos tantas cosas. Bueno, en realidad quien habla más soy yo, aunque muchos opinan que hablo "demasiado poco". Sin embargo, contigo no hay necesidad de tantas palabras, de temas demasiado profundos o demasiado triviales; puedo hablar contigo de lo que sea, puedo hablarte incluso mucho de mi misma sin que te aburras o pienses que estoy siendo narcisista. Me contestas con maullidos largos o cortos, cada uno con entonaciones diversas, a veces pienso que intentas hablar mi propio lenguaje.

También te hablo un poco en terrible japonés, aunque me da un poco de pena, mi pronunciación deja mucho que desear, pero es lógico, no estoy tan familiarizada (aun) con ese idioma.

Ya he podido dormir un poco mejor, aunque todavía me despierto al escuchar que bajas de la cama para usar tu arenero (el cual tuve que instalar en mi habitación), o para comer un poco y tomar agua. A veces toses y eso me estruja el corazón, lo único que puedo hacer es acariciarte lentamente, como si tratara de pasar de mi hacia a ti mis disque' poderes de aniripsa, sé que es imposible eso, es mera ilusión, pero me gusta pensar que estoy siéndote útil, aunque sea un poco.

Luego volvemos a dormir, tu ronroneas y yo pues, yo ronco y babeo mucho.

Hace dos días me sorprendiste al amanecer cuando te subiste en el humano mientras dormía, (de esas pocas ocasiones en que hemos logrado coincidir para dormir juntos unas horas), fue hermoso porque ya tenía mucho que no hacías eso, no se si es por tu edad o por tu condición física, pero hay cosas que has dejado de hacer; ya no usas tus juguetes, ya no corres por la casa rebotando en las paredes, ya no me despiertas poniéndote sobre mi pecho oliendo mi nariz y lamiéndome la cara con tu lengua rasposa. Sin embargo, aun haces cosas maravillosas, como dormir junto a mi, ronronear fuertemente, seguirme a todas partes (sí, todavía intentas meterte al baño conmigo, aunque ya no te interesa matar una y otra vez al tapete, ahora insistes en entrar a la regadera y tomar de los restos de agua del más reciente baño. Aún me miras con ternura y agradecimiento, todavía me muerdes de vez en cuando cuando estás harta de las caricias, o cuando muevo el mouse de la computadora, pero lo más importante de todo es que estás aquí, estás feliz, hermosa y nos amamos. Eso es lo más importante.

 Eso es lo más importante

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El fugaz relato de una despedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora