Loser's Team ⇨ IT (SIN EDITAR)

VII » No puedo.

La verdad es que la historia que me contaron era muy difícil de creér. ¿Un payaso asesino, que se comía a los niños con miedo y que, supuestamente, está muerto?

Salí de casa rumbo a la de Richie y toqué a su puerta.

— ¿Ya podemos ir a conocer la ciudad?

— Sí, solo espera un momento— cerró la puerta y yo fuí en busca de mi madre.

Mientras ibamos caminando, mi madre y Richie platicaban sobre sus vidas o algo así, la verdad es que no les estaba poniendo atención. Solamente iba pensando en lo que me habían dicho ayer, todo era muy raro, aparte de que, en cada poste que veía, estaban pegados carteles de "Missing", algo relacionado con lo que me contó.

Estuve todo el tiempo pensando que no me dí cuenta cuando estabamos de regreso en casa. Mi mamá me dió permiso de quedarme con Richie y fuímos en busca de los demás.

— Aquí vive Eddie — llegamos a una casa no muy lejos de la mía, tocamos la puerta y salió una señora un poco rara a abrirnos.

— Hola señora Kaspbrak.

— Hola Richie. — la mujer me miró — a tí no te conozco ¿Eres la nueva amiga de mi nene?— casi se me sale uma carcajada. Hace mucho tiempo que no había escuchado esa palabra.
Escuché que Eddie le reprendió levemente.

— Hola señora. — le contesté para ser amable y no causar una mala impresión. — así és. Soy la nueva amiga de su hijo, me acabo de mudar a la ciudad y déjeme decirle que su hijo ha sido muy bueno conmigo desde que nos conocimos. Debe de estar muy orgullosa de él.

— Oh, muchacha. Que linda.— Miró a Eddie y le dijo "Ella si me cae bien"

Nos despedimos de la señora y Eddie salió de su casa.

— Hola Lia. Perdona a mi madre, aveces puede ser un poco, rara.

— No te preocupes, mi mamá es igual.

Reímos y seguimos nuestra marcha.

Ya estabamos todos menos Bill y Stanley. Los chicos comenzaron a hablar sobre como estaban pasando sus vaciones y antes de que Bill estuviera aquí, saqué el tema.

— Chicos.

— ¿Sí?

— ¿Ustedes saben algo sobre los niños desaparecidos?

Todos se callaron y noté la tensión. Supuse que no querían hablar de eso por el silencio incómodo que se formó hasta que Richie lo rompió.

— Está bien.— todos los vieron — Ayer le conté pero no me creyó.

— ¿Estás loco?— habló Eddie —¿Quiéres asustarla y hacer que piense que estamos locos para que núnca más nos vuelva a hablar?

— No estamos locos. Todo lo que pasó fué real. — ahora habló Ben.

— Pero ¿Qué demonios fué lo que pasó?

Un silencio incomodo se volvió a posar entre nosotros pero ahora el que lo rompió fue Mike.

— Todo comenzó cuando el hermano de Bill desapareció.

— Mike... — murmuró Eddie.

— De- déjalo, está bien— oímos la voz de Bill y todos nos callamos. No nos dimos cuenta de cuando había llegado.

— Bill, yo...

— Está bi-bien.— no quería hacerlo sentir incómodo pero el siguió hablando— cuando mi hermano de- desapareció, comencé a buscar alguna, la más mínima prueba para saber dónde estaba. Mis amigos y yo co-comenzamos a buscarlo pero nadie lo encontraba, hasta que comenzaron a suceder cosas, a todos, nos comenzaron a suceder cosas. —paró unos segundos y siguió— todos comenzamos a tener visiones, de lo que más temíamos. Yo co-comencé a ver a mi hermano. A escucharlo. Stan comenzó a ver una pintura a la que le temía. Mike, Richie, Ben y Eddie, fu-fueron los primeros que tuvieron encuentros con un payaso. Luego, fuímos todos.— quedé perpleja— el payaso a-adoraba jugar con nuestras mentes porque teníamos miedo, teníamos tanto miedo que eramos su platillo perfecto, hasta que, descubrimos que la única ma-manera de derrotarlo era dejar nuestro miedo atrás y enfrentarlo. Es verdad que todos sa-salimos dañados pero lo derrotamos y ahora está muerto. Núnca más volverá a atormentar Derry. Fin de la historia.

No era mi intención que esto pasara, no quería que fuera él quien me contara la historia. Sentí la incomodidad de todos por mi culpa, no me sentía bien, no quería estar con ellos. Al menos hoy no. Dejé de caminar y comencé a caminar más rápido hasta que empecé a correr en dirección a casa. Oí como todos gritaban mi nombre y me perseguían, corrí lo más rápido que pude hasta que dejé de escucharlos. No podía volver a hablar con ellos, no podía verlos a la cara, al menos no ahora.