Querido Yugyeom ✿ YugBam.©

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2 de diciembre
10:00 P.M

—Por todo lo que has pasado, nuestras peleas, todo. Pero al final todo salió bien, ¿verdad? ¿Te alejaste de Kun?—

Te quedaste callado por un buen rato, mientras yo me estaba calentando la cabeza para entender qué pasaba, tu madre te preguntaba si lo habías hecho, pero tú no dijiste nada.

Ya era la cuarta vez que la señora Kim preguntaba y te llamaba la atención, por fin respondiste:

—No, no me he querido alejar de él, seguimos siendo algo. Nunca te hice caso a lo que me decías porque Bambam me hace bien y no es como tú crees que es. —Dijiste un poco despacio y dificultoso

—Entonces, ¿De verdad él te gusta? —Tú afirmaste en respuesta—. Bien, hablamos mañana, Yugyeom. —

Dicho eso, se escuchó la puerta cerrarse y levantaste la cama, no pude ver tu rostro hasta cuando salí por completo. Tus ojos estaban llorosos, estabas temblando, en simples palabras: Ya había captado ese "hablamos mañana."

Te sentaste en el suelo y yo también lo hice, te abracé con fuerza, escuché tus sollozos entre todas las lágrimas que estabas derramando. Sentía una opresión en mi pecho, una culpa tan grande que también lloré contigo, porque sentía tu dolor y pena. Quizás ese "hablamos mañana" signifique un "no se te ocurra llamarme madre" a veces, las madres también tienen la oportunidad de desear que no seas su hijo/a, al igual que en alguna vez lo hayas hecho también. Suelen ser mentira esas palabras, pero hay oportunidades en las que no.

Pediste perdón por hacerme pasar ese "mal rato"

—Cielo, no pidas perdón, todo se va superando con el tiempo. ¿Sí?—

—Pero, ella te quiere lejos de mí. Mi padre también. El mundo entero está en contra nosotros. —lloraste un poco más.

Tomé tu rostro para así darte un beso en los labios. No solía verte llorar y cuando llegaba el momento en el que estabas así o peor, esos días se volvían grises para mí también.

—No sé que responder a eso, Yugyeom. ¿Sabes? No siempre podemos hacer feliz a todos por igual, seamos egoístas en este tema, seamos felices solos, no importa si la mitad nos odia, nos tendremos del uno al otro. —acaricié tu mejilla

La sonrisa en tus labios me indicó que estabas de acuerdo. Decidimos salir de tu casa para ir a dejarme en la puerta de la mía.