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El nuevo año trajo demasiadas cosas tanto para el portero como la ya modelo que había realizado su primera sesión de fotos para la marca Zara y un tiempo más tarde, para Mango.

Y no fue solo a nivel profesional, su vida personal tomó un rumbo muy distinto.

Habían quedado un par de veces además de las típicas reuniones familiares de final y comienzos de año.

Y se habían dado su primer beso. Había sido en una de sus tantas quedadas como "primos".

-Hoy te ves muy bonita.

-Fue a hablar el Adonis de Suiza.

Él soltó una carcajada y agarró la cintura de la chica. Besó su cuello despacio y todo el cuerpo de esta se estremeció entre los brazos de Roman.

Sus miradas se cruzaron y estaban deseoso del otro.

Sus labios se juntaron, fue ella quien tomó la iniciativa y el suizo se dejó llevar.

Pasaron una tarde estupenda, entre más besos, caricias y risas.

Pero pensaban que esto estaba mal y decidieron volver a separarse.

Jeneera se centró en su carrera de modelo dejando de lado sus estudios y finalmente, saliéndose de la universidad. Por su parte, el portero del Zúrich no paraba de conquistar los corazones de su afición y también, de llamar la atención en el extranjero, sin embargo tenía contrato hasta el 2014, otro año más en Suiza, pero algo le decía que no debía marcharse de allí. No al menos hasta tener nuevamente a Jenee con él.


-¿Comida familiar?- Preguntó Bürki.

Su corazón se aceleró, algo que le apasionada ahora eran esas comidas porque le permitían volver a ver a su prima.

Aquella que le había robado el corazón y que ni el mismo podía negarlo.

Solo deseaba que su madre le llamara cada día para advertirle que había que ir con la familia.

-Mañana tenemos comida familiar en casa.- Dijo la madre de la modelo.

Los latidos de su corazón comenzaron a ir más rápido, casi se atraganta con el zumo de naranja que estaba bebiendo la joven.

-¿No te parece bien?- Le preguntó nuevamente su madre.

-Sí, sí que me parece bien. Solo que me has pillado desprevenida.

Esta sonrió tratando de tranquilizar a su madre y que pensara que ella no quería acudir a esa comida porque lo que estaba deseando es ir solo por ver a su primo.

Aquel que le había robado el corazón hacía ya tres años y que después de un idilio que duró apenas unos meses, anhelaba volver a verle. No podía esperar hasta el día siguiente.

No pudo pegar ojo en toda la noche esperando el gran día. Al menos el gran día para ella. Y esperaba que también para el portero.

Escogió un mono de color granate que cubría sus piernas, pero que llevaba un gran escote y su espalda quedaba descubierta. Sabía que el moreno se fijaría en ella en cuanto la viera. Se puso también unos tacones de color negro y su pintalabios también granate.

Estaba decidida a que el mayor de los Bürki se fijara nuevamente en ella.

En cuanto a Roman, él también deseaba que llegara lo que para él era un gran día.

Ambos deseaban volver a verse, pero siempre tenían ese miedo a ser rechazados por la familia por lo que no se decidían a volver a retomar su relación.


El portero llegó a la casa de la modelo y soltó todo el aire que tenía acumulado, esperaba que fuera una buena noche.

En cuanto entró, la vio colocando las cosas en la mesa y cuando esta se giró, le sonrío de oreja a oreja y se mordió suavemente el labio. Se acercó a él y se abrazaron.

-Te he extrañado.- Se envalentonó ella para decirle aquello.

-Yo también, pequeña.

Se abrazaron nuevamente.

Por suerte, solo estaban la madre y el hermano de Jeneera, nadie más había aparecido por la casa.

No pudieron dejar de mirarse en toda la noche, de intercambiar gestos. La de 18 años se mordía el labio y el portero le guiñaba el ojo. De vez en cuando, él también se mordió el labio.

Ella se levantó a recoger su plato mientras que el resto terminaba, él la siguió a la cocina excusándose en que también recogería su plato.

-Llevas toda la noche provocándome.

Este la rodeó por la cintura y ella río.

-Nos van a escuchar.

Ella le agarró por la corbata y le atrajo hacia ella.

-No creo... A menos de que el niño gima.

-¿Quieres jugar?

Ella levantó sus cejas.

-Vámonos de aquí.

Se excusaron en que irían a dar una vuelta. 

Ella pone mi mundo al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora