Nota de la autora:
¡Qué paséis buen fin de semana!
-Parece que tu primo no está muy feliz de tenerme en la familia.
-Es algo protector, pero no te preocupes por él.
Jeneera estaba preocupada porque Roman estaba mostrando sus celos en las redes sociales, no era bueno para ninguno de los dos. No porque fueran celos, sino que la gente podría sospechar de que tuvieron algo sabiendo que ambos eran familia.
Hacía tanto tiempo que no sabía del suizo, llevaba desde Enero sin saber de él, desde que había venido a Alemania para olvidarse de todo lo que habían vivido. Y ya estaban en Junio, no permitiría que estropeara la relación que tenía con Nils, apenas eran tres meses, pero sentía que quería al chico que había conseguido que ella se olvidara de su primo.
Roman estaba en su habitación con la cabeza entre sus manos.
Se preguntaba qué había hecho mal.
Cómo había podido dejar escapar a Jeneera, haber dejado que se fuera a Alemania y que tuviera novio.
Estos meses sin ella habían sido un suplicio y no podía dejar de recordar una y otra vez aquella magnífica noche que ambos tuvieron.
Simplemente, no podía dejar de pensar en ella.
Y para tratar de calmar todo aquello, la fiesta había sido su principal aliado.
Se emborrachaba, se acostaba con muchas mujeres. Incluso, llegó a tomar drogas.
Pero se había prometido a sí mismo dejar aquella vida.
Se había prometido a sí mismo que lucharía por el amor que sentía por Jenee y que no dejaría que nada ni nadie la alejaran de él.
Había decidido irse a Alemania, había aceptado la oferta del Friburgo.
Friburgo no estaba tan lejos de Münich e iría allí a buscarla y a hablar con ella.
Después del gran Mundial que tuvo la selección de Alemania, de celebrar con su cuñado, su cuñada y con su novio; la joven suiza volvió a Münich. Ella no sabía lo que el destino, la vida le estaba preparando a su llegada.
Nada más aterrizar el avión en tierras alemanas, no pudo ver lo que creían sus ojos.
Roman estaba sentado en un banco del aeropuerto esperando por ella.
Intentó evitarle, pero este la agarró del brazo.
-Tenemos que hablar.
-Yo no tengo nada que hablar contigo.
-Cariño, ¿te está molestando?
Nils miró fijamente a Roman y se le hizo conocido.
-No, amor, mi primo ha venido a verme, ha sido una gran sorpresa.
Ella fingió que todo estaba bien.
Nils saludó a Roman con un abrazo, pero sentía que algo no estaba yendo.
-Puede venir a casa.
-Oh no, él tiene un hotel, ¿a que sí?
-En verdad tengo una casa en Friburgo, estaré jugando allí.
-¿Eres futbolista?- Preguntó Nils curioso.
-Sí, soy portero.
Jenee no se podía creer lo que le acaba de decir su primo.
Le tendría a cuatro horas en coche, pero en avión a una. Y claro, sabría que él estaría bastante por Münich para tratar de arreglar las cosas. ¿Pero había algo que arreglar entre ellos dos? Simplemente tuvieron una aventura y ahí quería dejarlo ella, pero en el fondo... En el fondo, por mucho que quisiera olvidar al suizo, estaba profundamente enamorada del que era su primo y ni siquiera Nils podía competir contra él.
-Os dejo solos mientras que recojo nuestras maletas. Un placer conocerte, cuñado.- Le sonrió nuevamente Nils y le estrechó la mano esta vez.
-Jenee, escúchame.
Ella suspiró.
-¿Por qué tienes que hacer esto tan complicado?
-¿Por qué lo haces tú?
-¿No tuviste suficiente? Me desvirgaste y sé que te gustó, tuvimos una aventura preciosa, pero acabó. Supéralo.
-Sabes que ninguno de los dos lo puede superar.
-¿A caso crees que no lo he hecho? Mira a mi novio, le quiero.
-Pero a mí me amas.
-No digas tonterías, Bürki. Esto es un adiós.
Ella se agarró fuertemente al bolso y se encaminó hacia donde su novio la esperaba.
-¿No viene a casa?- Le preguntó Nils.
-No, prefiere quedarse en su hotel.- Ella sonrió y lo hizo fingidamente.
¿Se atrevería alguna vez a contarle a su actual pareja lo que pasó con su primo durante un gran tiempo y a contarle todos los sentimientos que tuvo por él?