XVII

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Nota de la autora:

¡Soy un desastre! Se me olvidó subir, por eso hoy os subo dos capítulos.



-Ann... tengo algo que contarte.

La voz de la joven suiza tembló más de lo que se esperaba ella misma.

-Dime.- La alemana la miró expectante.

-Prométeme que no te enfadarás y que no se lo contarás a nadie.

La rubia dudó un momento, pero finalmente asintió tratando de tranquilizar a su amiga.

La modelo suiza tragó saliva y respiró profundamente antes de atreverse a pronunciar las palabras que llevaban un buen rato rondando por su cabeza, casi a punto de hacerla explotar.

-Engañé a tu hermano.

Ann pegó un gritito que hizo que varias personas que pasaban por la calle se giraran a mirarlas.

-Lo siento, Ann, pero yo...- Comenzó a sollozar.- Él me hizo sentir que le necesitaba, me hizo sentir que le deseaba. Dios, fui tan tonta.

-Espera, espera, ¿de quién estamos hablando?

-¿Te acuerdas de mi primo que venía desde Suiza?

-Dime que no era una excusa barata y que no era tu amante porque te juro que voy a dejar de ser tu amiga.

-No, no, Ann, él es mi primo de verdad. Se apellida como yo, Bürki, es suizo, si hasta nos parecemos. El caso es que...- Hizo una pausa, pero no pudo continuar.

-Tómate tu tiempo, voy a escucharte. Quizás Nils no lo haga y tengas que contárselo más rápido.

-Es tan difícil. Me siento tan culpable, puf.- Tomó otra pausa y esta vez se atrevió a continuar aunque su voz salía entrecortada debido a los sollozos.- Mi primo y yo tuvimos una especie de relación antes de que me viniera a Alemania, siempre estuve enamorada de él, pero conocí a Nils, también me gusta él. Pero en cuanto Roman apareció aquí, diciendo que me quería recuperar, caí en sus brazos como una niñita estúpida y nos hemos acostado de nuevo.

-Y ahora te ha tratado como una mierda.

-Sí, Dios, me gimió por el teléfono, como si le necesitara siempre o algo.

-Imbécil.- Dijo Ann entre dientes.

-Justo fue antes de nuestro viaje de vacaciones, no quería cortar con él porque le sigo queriendo, pero no fue nuestro mejor viaje.

-Y por eso el tiempo que os habéis dado.

-Sí, fue decisión mía, pero no se lo he contado.

-Me lo suponía, sino Nils me lo hubiera dicho. Tiene que saberlo.

-No será fácil.

Ann me abrazó.

-Puedes contar conmigo aunque sea su hermana.- Esbozó una sonrisa torcida.


-¿De qué querías hablar?- Me preguntó Nils mientras dejaba el té que había preparado en la mesita de cristal de su salón.

-Te engañé con mi primo.

Fui al grano, sin rodeos.

-Deja que me explique. Él es realmente mi primo. Tuve una relación con él antes de venirme a Alemania, pensé que le había olvidado estando contigo, pero cuando apareció. Joder, me hizo sentir diferente, como antes y fue una estúpida porque luego me trató como una mierda. Sí, por eso estuve rara en nuestro viaje de vacaciones, no tendríamos que haber ido, habértelo contado y haber dejado esto, no te merezco. Ya no habrá ningún tiempo más porque nos hemos hecho demasiado daño. Que te vaya muy bien en la vida, Nils. Siempre tendré un precioso recuerdo de ti.

Me levanté del sofá y sin dejar que Nils dijera nada más salí de la casa.

Escuché como gritó y tiró algo al suelo porque escuché un gran estruendo.

-Sé que estás ahí fuera, Jeneera, ni se te ocurra volver a acercarte a mí.

Su chillido resonó por todo el edificio.

Abandoné el edificio entre lágrimas, lamentándome por haber sido tan brusca.

Pero me merecía todo esto, había sido estúpida.

Roman, nunca más, nunca más permitiré que vuelvas a mi vida y me hagas tanto daño como me lo has hecho esta vez.

Se acabó.

No existes para mí.

Ella pone mi mundo al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora