El nuevo portero del Friburgo inició la pretemporada con el equipo.
No podía estar más feliz, un equipo que le quería, donde sería titular, cerca de la chica a la que amaba y a la que pronto recuperaría o eso es lo que él quería creer y pensar.
El primer partido fue perfecto para él, se lució enfrente de su afición.
Y al otro lado del mediterráneo, una suiza estaba pendiente de él. Animándole como siempre había hecho.
Se había buscado la manera de poder verle y ahí estaba, sentado en el gran salón del hotel viendo el debut de su primo con el equipo alemán.
Sonreía tímidamente viéndole jugar, siempre había pensado que llegaría lejos y este era el primer paso para él.
-¿Qué haces, cariño?
Nils le dio un beso en la mejilla, ella aceptó aunque aún no quería ni mirarle a la cara.
-Mi primo está jugando.
-Oh, veámosle entonces.
El alemán se sentó con ella en el gran sofá de la estancia y se fijó en el juego.
Ella quiso que la tierra le tragara en ese momento.
Parecía que a Nils le había caído bien Roman y si él supiera... Ahora mismo estarían separados y él tendría ganas de matar al portero suizo.
Coge tu vida, tus cosas, tu forma de ser.
Que de ti ya no tengo sed.
Vete con tus amigos.
Búscate a otra que cargue con tu inmadurez,
que de ti yo ya me cansé.
Yo ya tengo lo mío.
La canción sonaba a todo volumen en el club en el que Jenee y Nils bailaban hasta que amaneciera.
La letra le hacía pensar en Roman, sí, era lo que ella quería que pasara. Que ahora él llorase y que él sufriera, después de todo lo que había pasado.
Pero lo que ella no sabía era que el suizo había estado llorando durante noches y noches, que se había armado de valor para ir a Alemania para buscarla y que no pararía hasta tenerla entre sus brazos para siempre.
Sé que ya no te merezco.
Y que me equivoqué.
Me avisaste y no te escuché
Sé que no he sido santo.
Yo te prometo y te juro
que no volveré
a mentirte una y otra vez.
Ni a causarte más daño.
Roman escuchaba la canción que tenía puesta su compañero de habitación.
La letra le recordaba a Jeneera, a las ganas que tenía de volver con ella después de todo lo sucedido.
Decidió llamarla, le daba igual si estaba Nils, total era su primo y tenía excusa.
Puso el número en oculto para que ella lo cogiera.
-¿Diga?
Al escuchar la voz de ella, le dio un vuelco al corazón.
-¿Hola?
-Hey, Jenee.
La escuchó resoplar.
-Por favor, no me cuelgues.
Su compañero de habitación se giró a mirarle.
-Ahora no puedo hablar, estoy con Nils.
-¿Y? Oigo música, ¿estás en algún club?
-Sí, ¿y tú? Tienes que jugar en dos días.
-No, es mi compañero. Eh, te estás preocupando por mí. ¿Has visto el partido?
Escuchó el pitido avisando de que la llamada había sido finalizada.