XII

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El nuevo portero del Friburgo inició la pretemporada con el equipo.

No podía estar más feliz, un equipo que le quería, donde sería titular, cerca de la chica a la que amaba y a la que pronto recuperaría o eso es lo que él quería creer y pensar.

El primer partido fue perfecto para él, se lució enfrente de su afición.

Y al otro lado del mediterráneo, una suiza estaba pendiente de él. Animándole como siempre había hecho.

Se había buscado la manera de poder verle y ahí estaba, sentado en el gran salón del hotel viendo el debut de su primo con el equipo alemán.

Sonreía tímidamente viéndole jugar, siempre había pensado que llegaría lejos y este era el primer paso para él.

-¿Qué haces, cariño?

Nils le dio un beso en la mejilla, ella aceptó aunque aún no quería ni mirarle a la cara.

-Mi primo está jugando.

-Oh, veámosle entonces.

El alemán se sentó con ella en el gran sofá de la estancia y se fijó en el juego.

Ella quiso que la tierra le tragara en ese momento.

Parecía que a Nils le había caído bien Roman y si él supiera... Ahora mismo estarían separados y él tendría ganas de matar al portero suizo.


Coge tu vida, tus cosas, tu forma de ser.

Que de ti ya no tengo sed.

Vete con tus amigos.

Búscate a otra que cargue con tu inmadurez,

que de ti yo ya me cansé.

Yo ya tengo lo mío.

La canción sonaba a todo volumen en el club en el que Jenee y Nils bailaban hasta que amaneciera.

La letra le hacía pensar en Roman, sí, era lo que ella quería que pasara. Que ahora él llorase y que él sufriera, después de todo lo que había pasado.

Pero lo que ella no sabía era que el suizo había estado llorando durante noches y noches, que se había armado de valor para ir a Alemania para buscarla y que no pararía hasta tenerla entre sus brazos para siempre.


Sé que ya no te merezco.

Y que me equivoqué.

Me avisaste y no te escuché

Sé que no he sido santo.

Yo te prometo y te juro

que no volveré

a mentirte una y otra vez.

Ni a causarte más daño.

Roman escuchaba la canción que tenía puesta su compañero de habitación.

La letra le recordaba a Jeneera, a las ganas que tenía de volver con ella después de todo lo sucedido.

Decidió llamarla, le daba igual si estaba Nils, total era su primo y tenía excusa.

Puso el número en oculto para que ella lo cogiera.

-¿Diga?

Al escuchar la voz de ella, le dio un vuelco al corazón.

-¿Hola?

-Hey, Jenee.

La escuchó resoplar.

-Por favor, no me cuelgues.

Su compañero de habitación se giró a mirarle.

-Ahora no puedo hablar, estoy con Nils.

-¿Y? Oigo música, ¿estás en algún club?

-Sí, ¿y tú? Tienes que jugar en dos días.

-No, es mi compañero. Eh, te estás preocupando por mí. ¿Has visto el partido?

Escuchó el pitido avisando de que la llamada había sido finalizada.

Ella pone mi mundo al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora