Vuelvo a casa
NARRA JAYAH.
-Si no consigo lo que quiero, ya puedes despedirte de todo cuando conoces- dice Rick amenazante.
Yo solo miro al frente, continuando mi camino. No acostumbro a llevar unos tacones de tacón fino, y ahora mismo mis pies me matan. Además de llevar un vestido larguísimo de gala rojo, que debo llevar un poco cogido y alzarlo levemente para que mis pasos tengan vía libre porque de otra forma... me hubiera comido el suelo más veces de las que se puede contar.
Lewis y su compañero abren la puerta que encontramos de cara. Rick y yo pasamos, ambos con una sonrisa falsa. La mía más que la suya, pero no se nota. Bajamos las escaleras hasta situarnos en medio del lugar. Un señor mayor, se acerca a nosotros.
-Mi querido Rick, cuanto tiempo sin recibir noticias tuyas- dice el hombre.
Rick le estrecha la mano.
-Quedamos en que me llamarías tú- responde con una media sonrisa.
-Cierto- dirige su vista a mi -y esta debe ser tu prometida. Es bellísima.
Solo sonrío.
-Por eso te pedí ese favor, quiero tener un heredero con ella- dice Rick -tengo cerca de los treinta y cinco, debo tener al niño pronto para enseñarle todo lo que debe hacer.
El hombre hace un gesto con la mano. Su acompañante alza un maletín, él lo abre dando a ver un bote pequeño de color rojo.
-Si toma una al día, te prometo que en una semana podrás tener al niño deseado- dice estirando el bote -Claro que con una gran suma de dinero.
Rick coge el bote y me lo da.
-Por supuesto, acompañame a un lugar más íntimo. Jayah, cariño, no te distraigas y esperame aquí- dicho esto se va a una puerta alejada.
Suspiro. Todo cambiará a partir de estas pastillas.
-¿Es usted Jayah?- miro a quien me preguntó, veo a dos chicos rubios y ojos oscuros.
Les sonrío.
-Si es por negocios, hablen con Dumitres- ellos niegan.
-Queremos hablar con usted, en privado- dice el otro.
Me quedo mirándolos un rato. Me vendría bien distraerme un poco.
-Siganme- digo para ir a las escaleras y comenzar a subirlas con ellos atrás.
Entramos a la habitación y cierro la puerta. Me giro.
-¿Y bien? Que quieren- se miran entre ellos.
-Nos ha mandado un amigo nuestro a recogerte- dice uno.
-Si, la limusina nos espera- dice el otro.
-No, no puedo irme. No ahora- ambos me miran sin entender.
Uno de ellos se quita algo de su oreja. Me lo entrega.
-Es un intercomunicador, pontelo- dice él.
Obedezco. Me pongo el cacharro en mi oreja.
-Jayah, ¿por qué no quieres venir? Quedamos en que iríamos a por ti.
Cierro mis ojos.
-No pensé que fueras en serio. Te dije que me tendría que pasar por la esposa de Dumitres esta noche. Joder Dom, no puedo.
-Sabes donde es tu lugar, aunque no te acuerdes de nosotros.
Respiro hondo. Tiene razón, pero no puedo.
-No puedo.
-Por favor Amelia- mi corazón deja de latir unos segundos -nosotros te podemos ayudar a recordar. Podemos ayudarte a que dejes de sentir esos dolores de cabeza.
Cierro mis ojos.
-Tego, Rico, Dumitres está subiendo- escucho la voz de una chica.
-Vamos Amelia, no hay tiempo- dice uno de ellos.
Miro la puerta. Se comienza abrir. Uno es rápido en ir y cerrarla con seguro. La puerta recibe golpes.
-Rico, cogela en brazos y vamos, no aguantará- dice el de la puerta.
El chico, Rico, abre la ventana del balcón. Se asoma un poco, el frío entra y me eriza la piel. Me abrazo a mi misma. Rico estira su mano, camino a él. Me quito los tacones y los dejo caer al suelo del piso. Acepto su mano.
-Agárrate fuerte pequeña- él me abraza -¡Tego, vámonos!
Rico pega el salto. Le abrazo más fuerte por miedo a morir. Pero siento como caemos en algo blando. Abro mis ojos, estamos en una gran cama inflable. Me levanto con su ayuda. Tego cae después. Miro arriba, veo a Rick.
-¡HA ESCAPADO, BUSCARLA!- grita él.
Tego sale corriendo, Rico y yo tras él. Al final llegamos donde una fila de coches. Hay dos tanques ligeros también. De un coche, sale Dom. Se acerca a mi para ponerme su chaqueta de cuero negro. Me abre la puerta de su coche, entro dentro. Los disparos se hacen ver, todos arrancan los coches.
-Espero que tengas un plan- miro atrás, vienen cinco coches militares.
-Lo tengo- dice él.
Dom gira el volante de buenas. Vamos a parte junto con los chicos rubios. Dos coches nos persiguen, él acelera.
-Mierda- digo al ver el arma -Dom, llevan un misil.
Él, sin creérselo, mira atrás.
-Joder- dice en un susurro, el chico dispara el misil -tengo una idea, pero debes coger el volante.
Sin decir nada, hacemos el cambio de asiento. Le pega una patada a la puerta, esta se rompe. El frío entra. Dom se asoma un poco, le miro. Le veo agarrar el misil.
-¿Estás loco?- sin poder evitarlo, giro el volante pisando el freno y cambiando de marcha. Vamos marcha atrás -suéltalo de una vez Dom.
Obedece, suelta el misil y este va directo a los cinco vehículos de delante.
-¡Wow! Eso fue increíble Dominic- dice Tego.
Suspiro volviendo a poner el coche bien.
ESTÁS LEYENDO
The Fate of the Furious 2
FanfictionPerdió la memoria en un accidente de auto, y fue encarcelada por el delito de asesinato múltiple. Nadie podía ir a verla, por culpa de perder la memoria ya que los enfermeros ordenaron que quedara sola para que, si recordaba algo, fuera a costa de e...