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NARRA DOMINIC.

Me subo al coche para ir al hospital Milian Castro, en Santa Clara. Era el único lugar que dejaron pasar a Amelia aún estando medio muerta. Respiro hondo.

Dumitres tuvo razón en una cosa, he perdido a las dos únicas personas que realmente serían importantes para mí. Todo es mi culpa, joder, no debí dejarla ir sola.

...

-Buenos días, señor Toretto. ¿Viene a ver a la señorita O'conner?- pregunta la enfermera detrás del mostrador.

-Si- digo seco.

Ella sonríe.

-Creo que podrá ir solo, le dejaré solos- asiento y me voy a la habitación.

Abro la puerta, al entrar, la cierro. Respiro hondo. Me siento en el asiento que hay al lado de la camilla donde... descansa Amelia. Cierro mis ojos unos segundos. Los abro.

-Se dice que solo cuando estás a punto se morir, ves toda tu vida por delante- digo casi en un susurro, esbozo una media sonrisa -que gran mentira. En cuanto ese hijo de puta te tiró por la ventana, yo vi mi vida. Pero solo vi lo que viví a tu lado. Desde el primer día que nos vimos, hasta decirte que tú puedes. Y bueno, solo quería despedirme. Sé que te prometí ser parte de tu futuro pero... por mucho que quiera, esta vez no puedo sacar fuerzas de nada para pensar que podrás salir de esta. Lusy me hizo un favor y Dumitres estará indefenso en una fábrica en las afueras, abandonada. La venganza la cobraré.

Dicho esto, me levanto. Me quito el collar y lo cuelgo a un lado del cabezal de la cama.

-Desde que me la regalaste, siempre he sabido tomar las decisiones adecuadas y también mucha suerte. Ahora te la regalo a ti, algo que desde un principio era tuyo- respiro hondo -espero que te dé la misma suerte que me ha dado a mí estos años.

Salgo de la habitación y me voy fuera para subirme a mi coche y salir de aquí e ir al lugar indicado.

...

Cambio de marcha y me meto en la carretera principal. Mi móvil comienza a sonar, le doy a descolgar y manos libres.

-Dominic Toretto, ¿se puede saber a dónde vas?

Sonrío con ironía. Esta Mia, siempre tan protectora. Así me cuesta tanto protegerla.

-Solo he ido a dar un paseo Mia, ya volveré.

-Te conozco demasiado como para saber que cuando acabes con Dumitres, te irás. Como cuando Brian y yo hicimos estrellarse aquel autobús para ahorrate ir a la prisión. Estuviste de un lado a otro hasta que decidiste ayudarnos a hacer ese trabajo en Brasil.

Suspiro.

-Me prometiste que siempre estaríamos juntos. Dom, sé que has perdido a una persona importante, pero no te vallas pensando que así es mejor, porque lo único que haces es que sienta ese dolor que ahora mismo sientes. Y yo lo sentiré por dos, porque a mi también me afecta lo de Amelia.

-Mia, volveré. Solo fui a resolver un asunto. Si Lusy te dijo, sabrás perfectamente que no tardaré- ella suspira.

-Solo vuelve, Jack quiere que le leas un cuento. Dice que tú se lo lees mejor que su padre.

Río un poco.

-Este Brian- Mia ríe.

-Adiós Dom, pero vuelve.

-Tranquila, lo haré- dicho esto, cuelgo.

...

Paro el coche, apago el motor y salgo fuera. Obervo bien el lugar. Veo a lo lejos un coche policial. Ya están aquí. Me meto dentro. Dumitres está esposado y sentado en una silla, un agente en pie a su lado.

-¿Dominic Toretto?- pregunta el agente, asiento -bien, aquí lo tiene.

Le quita las esposas, saca un arma de su cinturón.

-Lusy me dijo que no quería armas, pero más vale prevenir que curar- acepto el arma -que disfrute, no hay leyes en este recinto. Haga lo que haga, no será ilegal.

Sonrío.

-Me voy a divertir- el chico ríe.

-Bueno, hasta otra Toretto- se sube a su auto y se aleja.

Me giro para ver al tío. Sonríe de lado.

-¿Cómo está la pequeña O'conner?- le miro serio -¿y vuestra niña? Me gustaría conocerla cuando nazca. Seguro será igual que sus padres.

Sin soportarlo más, golpeo su nariz.

-Joder, de nuevo en la nariz- se queja -pensaba que eras un hombre.

-Esto solo es el principio- le golpeo en la mejilla de tanta fuerza que cae al suelo.

Se levanta en el acto y se me acerca, me lanza un puñetazo que logro esquivar.

-Amelia era mía, ¡eramos uno hasta que llegaste!- grita enfadado para pegarme una patada en el pecho, me echo un poco hacia atrás -siempre tienes que fastidiarme ¿no? Desde pequeño ya me jodias la vida.

Logra darme un puñetazo en la cara.

-Tú eras el que siempre se llevaba lo que yo primero veía, solo para creerte mejor- Dumitres escupe a un lado.

-Bueno, así es como logré acabar con Amelia. O es mía, o de nadie- aprieto mis puños.

-Tu madre se arrepentirá de haberse abierto de piernas- él corre a mí, pasa un brazo por mi cintura y ejerce toda la fuerza para empujarme.

Me choco con la ventana de una habitación pequeña, paso al otro lado en una caída. Tune se acerca, me pone en pie y de nuevo me empuja para caer fuera. Se acerca con un palo en sus manos.

-Los hombres no usan armas- él sonríe.

-Me da igual lo que pienses de mí, solo acabaré contigo como lo hice con Amelia- Escupe -una forma rastrera y miserable.

Va a darme con el palo, pero logro esquivarlo. Le doy una patada en el estómago, eso hace que pierda el equilibrio, me levanto y le doy otra más fuerte. Cae. Me levanto a la par que él lo hace, es rápido en coger de nuevo el palo y golpearme el brazo izquierdo. Suelto un quejido. Me empuja para que caiga a suelo, su pie pisa donde está la venda.

-¿Qué pasa? ¿Demasiado débil para derribar una puerta?- ríe.

Alza el palo, pero en ese momento se escucha un disparo. Dumitres se deja caer en el suelo. Empieza a soltar pequeños gemidos de dolor por su rodilla. Una bala la ha atravesado.

-Dumitres, te recordaba más hombre, ahora eses más marica- dice una persona.

Observo desde el suelo. Me quedo mirándo sin creer.

-Otra vez tú, por qué no puedo librarme de ti- dice Dumitres con dificultad.

Ríe.

-Ya sabes. Bicho malo nunca muere.

The Fate of the Furious 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora