The Fate of the Furious 2

10

Amelia está dentro

Sonrío al ver la luna. Por una vez, me siento libre y feliz. Rick me dio una vida, pero también me la quitó. Volví a Puerto Plata, lo hicimos tan rápido gracias a una amiga de Dom que manejaba un poco el tema militar. Ahora estoy sola con Dom en su casa. Brian y Mia, viven a parte con su hijo. Y bueno, estoy en la playa. Mis pies tocan el agua fría.

-¿Estás bien?- miro atrás, ahí está Dom.

Suspiro.

-Ahora que no me acuerdo de nada, que todo lo que tengo en mi cabeza es un color negro intenso... es cuando pasa una pregunta- Dom me coge de la mano -¿Qué pasó después de que me mudara?

-Todos los días pensaba en esa rubia de ojos azules- dice con una media sonrisa -nunca pensé que nadie podría robarme algo, y tú lo hiciste.

-¿Y qué te robé?- pregunto divertida.

-Mi corazón- agacho la mirada.

-Ojalá no tardase en recordar mi vida- me acerco a él, le doy un abrazo.

...

Miro una vez más la pastilla roja. Aquel hombre afirmó que si las tomaba, en una semana podría tener aquello que Rick me arrebató. Podría ser madre, y con suerte, al lado de Dom. Suspiro. Meto la pastilla en mi boca y la trago con agua. Una vez hecho, salgo del baño y camino al taller. Allí está Dom.

Al entrar, le veo tumbado en la tabla con ruedas, arreglando algo de la parte de abajo del auto.

-Sabes que Rick vendrá a por mi ¿no?- le pregunto mientras camino más cerca, me siento como los indios a un lado suya.

-Fue a por ti hace dos años, lo hará otra vez- le oigo decir -esta vez, estaremos preparados.

Respiro hondo.

-Nose cómo agradecer lo que hacen por mi- Dom sale de debajo del coche, me mira mientras se limpia las manos.

-Es lo mínimo que puedo hacer- dice él.

Sonrío.

-El mejor regalo que te podría hacer, es recuperar mi memoria. Seguro ahora soy un estorbo- digo algo apenada.

Deja el trapo a un lado, se levanta y me ayuda a ponerme en pie. Dirige mis brazos a sus hombros, y sus manos las pone en mi cintura.

-El mejor regalo, es tenerte a mi lado y...- me acerca más a él -desde luego, no eres un estorbo. Eres mi tesoro, mi alma.

Sonrío.

-Eres mucho para mi, y seguro que nunca que te lo dije- Dom niega.

-No, y eso es lo que me gusta- le miro diciendo que me diga más, sin entender -ahora estoy aprendiendo más cosas sobre ti, cosas que si te hubiera preguntado, no me hubieras dicho antes.

-Y ahora necesito tu ayuda para saber algo de mi- sonrío nerviosa -porque necesitaré ayuda de alguien que sepa de mi.

Dom ríe un poco.

-No se mucho, porque no querías preocuparme- suspiro.

-Veo que mi carácter no ha cambiado- digo sonriendo.

-Mira- coge mi brazo izquierdo, me quita la venda, veo un tatuaje de un coche clásico -perdiste una carrera con tu hermano, y él te hizo esto.

Cierro mis ojos.

"-¡Quien pierda se hace un tatuaje!- él sonríe satisfecho.

...

-¿Puedo mirar ya?- pregunto.

-No- escucho a Dom.

...

Abro mis ojos, ahí está el dibujo. Le doy un abrazo a Brian."

-Me acuerdo- digo en un susurro.

Alza mi muñeca derecha, quita la venda. Es una cicatriz en forma de T, pero debajo hay unas letras tatuadas.

D-Toretto

-En San Francisco, después de rescatarte de aquel tren. Te dije que nunca me separaría de ti, y tú fuiste a un tatuador y le dijiste que te pusiera Dominic Toretto- suspira sonriendo -él te dio la idea de poner solo la D y luego mi apellido entero.

-Él ahorraba tinta y yo dinero- sonrío -era un trato justo.

-¿Ves? Puedes recordar tú sola- asiento.

-Las cosas sueltas son fáciles, lo difícil es aquello que son más importantes. Las que están en mi corazón- aparta un mechón de mi cabello con delicadeza -el médico dijo que podría recuperar la memoria tanto como no hacerlo. Tengo miedo a que eso ocurra, a que jamás pueda acordarme de aquellos a los que quiero.

-Eres fuerte, nunca te rendirías. Seguro que la Amelia de dentro, está luchando por salir. Solo debemos ayudarla a que salga- dice Dom.

Suspiro. Ojalá fuera igual de fácil hacerlo como decirlo. Amelia está dentro, esa soy yo. Pero no es tan fácil.