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|CAPÍTULO SIECIOCHO; LUNA LLENA|

Acerca de las doce y media de la noche, llego a Mystic Falls. Lo primero que hizo fue bañarse, ponerse su cómodo pijama y esconderse debajo de sus cómodas cobijas. Mañana sería otro día.

Mayra no sabía lo que le esperaba.

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Mayra se levantó más tarde de lo imaginado, alrededor de las cuatro de la tarde. Se sentó en su cama estirando su cuerpo soltando suspiros de cansancio, se amarró el cabello en una coleta y se dirigió hacía en baño los más tranquila posible. Hizo sus necesidades y se lavó el rostro, se vistió con un conjunto deportivo corto y sus apreciadas zapatillas blancas. Bajo hacía la cocina, tomó una porción de pizza al mismo tiempo que cargaba una botella de agua.

Mayra pensó que está loca, comiendo pizza y luego entrenar. Quería salir un poco, recorrer el pueblo, quería sentirse libre, sin preocupaciones. No había recibido ninguna llamada por parte de Elijah, eso la relajaba pero le preocupaba a la vez, era un poco raro. Una vez ya fuera de su casa, analizó que todo esté asegurado y prendió en marcha sus piernas comenzando con un pequeño trote.

Ya de noche, luego de trotar por casi toda la ciudad, decidió ir al bosque donde podría practicar varias cosas, necesitaba ponerse al día físicamente. Al acercarse al perímetro de la tumba algo le dio mala espina. Mayra caminó tranquilamente hacía la tumba, a medida que bajaba las escaleras de ésta pudo divisar fuegos encendidos, supuso que alguien había venido a visitar a Katherina aparte de ella.

El sonido de las suelas de sus zapatillas contra la tierra le gustaba, Mayra pensó que esta quedando loca al pensar eso. Una vez ya adentro, caminó hacía la entrada donde esta Katherine atrapada, no le había traído no un poco de sangre, lástima por ella. 

—Katherina—la voz de Mayra llamándola se escuchó por todo el lugar, haciendo un pequeño eco.

—Mayra... querida—Katherine se acercaba lentamente sonriendo. De repente una figura masculina se puede divisar—. Ahora tengo una agradable compañía—rió coqueta mientras abrazaba el torso de Stefan.

¿Stefan? La cabeza de Mayra no entendía lo que ocurría, alzó la vista para mirar esos lindos ojos verdes del chico pero los bajó rápidamente, sintiéndose la mujer más patética. La pelirroja aún no captaba lo que estaba ocurriendo, Stefan se encontraba con Katherine, en la tumba y solos.

—Hola, Stefan—saludó la pelirroja como si nada hubiera ocurrido—. ¿Cómo ha ocurrido esto Katherine?—preguntó un poco ansiosa por matar sus dudas, Stefan sólo la observaba de manera muy seria.

Mayra sabía que su relación con Stefan había cambiado y que no iba a volver a ser la misma de antes.

—El pequeño Gilbert trató de sacarme la piedra pero quedo atrapado—respondió como si nada, Stefan apretó la mandíbula—. Stefan llegó justo a tiempo, yo estaba por drenar la sangre de Jeremy pero lo salvo—trató de sonar divertida, Mayra sólo estaba sería—. Y así es como llegó conmigo—abrazó al castaño y éste se separo rápidamente.