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[05]

|CAPÍTULO CINCO; HOMBRE LOBO|

La noche había caído sobre Mystic Falls, una noche oscura y estrellada con una luna llena tan grande y brillante. Tayler Lockwood encargado de hacer las mejores fiestas, estaba sacando a todas las personas del bosque. Ya había oscurecido y su tío, Mason le había pedido que traslade la fiesta a otro lugar y él como adolescente responsable estaba cumpliendo con la orden de su tío.

Mayra en toda la fiesta de había tomado sólo un trago, no quería beber ya que su cuerpo presentía una tensión. Toda la fiesta había disfrutado, charlado, se había divirtió y trato de hacer bailar a Stefan que luego de tantos tirones de parte de Mayra, aceptó.

Dentro de todo, lo había pasado bien. Stefan no había podido sacar un ojo de la pelirroja durante toda la fiesta, por una parte la miraba pero por otra pensaba en Elena, era todo tan confuso.

Mayra se encontraba con Stefan y la rubia, espontáneamente a Stefan le suena el teléfono éste se aleja mientras que Mayra alentaba a la rubia para que vaya con el rubio de Matt. La pelirroja le hace unas señas con las manos a Stefan avisando que se iría unos segundos de ahí, él castaño solo asiente con la cabeza, la voz de Elena sonaba en sus oídos y su corazón que latía rápido y fuerte.

—No sé lo que creer o lo qué significa, pero...—pausó—. Es luna llena, Stefan—un manojo de nervios recorría el cuerpo de Elena—. Después de lo que viste hacer a Mason.

—Sí, me cuidaré—Stefan podía jurar que tenía un poco de pánico, sus pensamiento voló en Mayra, ella se había adentrado al bosque.

—Y otra cosa—la voz de la chica sonaba agitada.

—¿Qué cosa?—preguntó apretando la mandíbula.

—De acuerdo con la leyenda, su mordida mataría a un vampiro—finalizó con un temblor en su voz.

Stefan trago saliva. Su vista observó para ver donde se encontraba Caroline unos segundos más tarde, pero ya no se encontraba ahí, temía por lo que le pudiera pasar a la rubia. Su cerebro creó la imagen de Mayra siendo atacada por un lobo, eso lo hizo reaccionar sin decir nada cortó la llamada. Trató de localizar a Caroline por su teléfono, pero lo había dejado en la camioneta, un frustrado y desesperado Stefan marcó el número de la Pelirroja que velozmente contestó.

—¿Qué pasa, Stefan?—preguntó tranquila, su voz hizo que Stefan soltara un suspiro.

—Hay un hombre lobo suelto—habló serio.

—Ya se me hacía raro que no apareciera uno—rió—. Es luna llena—la obviedad en su voz hizo que Stefan se empiece a irritar.

—¿Tú lo sabías?—dijo tosco.

—Tú sabes que los hombres lobos existen ¿no?—se burló del castaño—. ¿No lo sabías Stef?, tantos años de vida y no sabías que existían esos perros —rió, Stefan apretó los puños—. Pensé que eras más astuto Stef, me sorprendes.