BANSHEE ▶TVD & TO ✔

[23]

|CAPÍTULO VEINTITRÉS; MORIR|

—¿Interrumpo algo?—preguntó la pelirroja cruzadas de brazos.

Katherine y Damon se encontraban peleando. El pelinegro tenía a la Petrova agarrada del cuello acorralada sobre un asiento. Ambos alzaron la vista encontrándose con la pelirroja observando con una ceja alzada, vestida de negro.    

—¿Quién te invitó a pasar?—Damon caminó hacía ella.

—Tú. ¿No lo recuerdas?—el rostro de Mayra mostró lastima fingida.

Damon y Mayra hicieron una lucha de miradas tan intensa, que la Petrova interrumpió.

—¡Mayra! ¡Amiga mia!—habló Katherine con entusiasmo, la abrazó.
La pelirroja recibió ese abrazo lo más falsamente posible sin despegar la mirada de Damon.

—Katherine, que sorpresa verte por aquí—acarició el cabello de su "amiga".

—Elijah ha muerto, y quede libre—sonrió a lo grande.

—No me gusta tu estilo, es tan...—Mayra hizo una expresión de asqueada mirando el atuendo de Elena—. Tan Elena.

—Lo sé, debería cambiar su estilo—las dos mujeres se miraron y se dieron la razón.

—¿Por qué estás aquí?—preguntó Damon mirándola.

—¿Así recibes a los invitados?—la pelirroja le preguntó a Katherine—. Es muy de mala educación Damon—Mayra se sienta en unos de los grandes sillones.

—Me pregunto lo mismo—le dio la razón, sentándose a su lado.

Damon parecía no estar de humor que acorraló a Mayra entre el sillón y su cuerpo, la agarró del cuello con tanta delicadeza obligándole a mirarlo a los ojos, a sus penetrantes ojos exóticos.

—¿Qué quieres?—preguntó ya sin paciencia sobre los labios de la pelirroja.

—He venido por el cuerpo de Elijah—murmuró tan cerca de sus labios, uno de los dos se movía y chocarían sus labios.

—Que mala suerte, no está aquí—volvió a murmurar separándose de la pelirroja algo aturdido por la cercanía.

—Sé que está aquí—la voz de Mayra se volvió dura y fría. Se incorporó y caminó hacia Damon amenazadamente—. Si no me lo dices, de igual manera lo encontraré—Damon seguía parado sin moverse—. Aunque tenga que...—Mayra sacó una flecha de la manga de su abrigo y se lo hicó en el abdomen—, lastimarte o matarte.

Damon había caído al suelo estático, Mayra le había inyectado una anestesia con verbena máxima.

—Katherine no te muevas—Mayra habló autoritaria con una voz potente—, o serás tú la siguiente—se giró y observó a la Petrova—. ¿Impresionada querida?—le preguntó sarcástica para empezar a caminar por la casa.