CAPITULO PRIMERO
Yo, una adolescente de diecisiete años, y así como los demás adolescentes de mi edad era indiferente al mundo que me rodeaba. Caminar sin que noten tu presencia no es muy raro y más cuando hay días en los que lo único que quieres es estar sola.
Eran casi las 4:35 del martes y yo iba muy apurada por una de las veredas de Matope, una pequeña ciudad en un país que no voy a mencionar, porque no nos interesa, en fin... Yo iba caminando hacia mi clase de ingles, estaba con las manos atestadas de papeles y libros nuevos casi sin escribir, hoy era mi segundo día de clases en la semana, iba de lunes a jueves a las 4:30, y por lo que ya vieron yo iba tarde, así que empecé a acelerar el paso y saque mi ipod para escuchar la música que me gusta de camino a la clase. Llegue a la esquina de una casa antigua mirando el piso y antes de que pudiera darme cuenta choque con alguien.
-¡MIS HOJAS! ¡MIS HOJAS!-trate de agarrarlas todas los más rápido que pude- ¡MIRA TU CAMINO!- no sabía ni a quien le estaba gritando, parecía una loca suelta.
Junte mis hojas desordenadamente y me apure para seguir mi camino mientras escuchaba un lejano y vago "perdón", pero no le hice caso, estaba demasiado nerviosa como para mentir diciendo "no hay problema" y esbozar una simple sonrisa tan falsa como las flores que mi mama pone en la mesa de la sala.
Por fin había llegado al instituto de ingles, entre a mi salón y me senté en el mismo lugar que había usado ayer, "todavía no llego el profesor, menos mal", acomode rápidamente las hojas y desdoble las que estaban arrugadas antes de que llegara, la puerta hizo un ruido molesto al abrirse, definitivamente le faltaba aceite, gire para el costado en donde estaba la puerta pero no vi al profesor, si no a un chico alto de pelo castaño como paja y sin peinar, el miro alrededor hasta que me vio a mí, haciendo un hipido parecido a risa, como cuando algo te sorprende, volví la vista al frente para no sentirme incomoda, me tenía cara de conocido pero no sabía de dónde, hasta que el me saco la duda.
-¡Eh! La loca de los papeles-se rio- sin ofender.
-¿Y quién se supone que sos?- volviendo de nuevo mi vista hacia él y arquee las cejas
-Tomas Cruz, o simplemente Tomas
-No, lo que quiero saber es de donde te conozco- aunque ya sabía, quería asegurarme
-Ah!-borro un poco su sonrisa, pero no del todo- me chocaste en una esquina viniendo para acá
-El que me choco fuiste vos - le dije con una mirada inquisitiva para que no me contradiga- pero de todas formas ¿Qué haces acá? ¿Me seguís?
-No, yo también vengo a dar clases, soy nuevo.
-Ah- solté un bufido y mire al frente.
Se sentó en la silla que estaba justo detrás de la mía.
-¿Y vos quien sos?
-Ángeles
-Lindo nombre, Ángeles...-hizo una pausa dándome a entender de qué quería saberlo completo
-Iriarte -le dije- mi apellido es Iriarte
Entonces entro el profesor y nos callamos todos.
-Hi!- intentaba siempre el simpático con todos pero lo único que lograba es parecer aun más viejo de lo que ya era, haciendo una mala imitación de un adolecente de 60 años, con barba plateada y que hacia crucigramas aburridos en sus tiempos libres.
-Hello teacher- dijimos a coro fúnebre los quince o dieciséis alumnos en la sala.
La clase paso bastante rápida y al terminar junte mis cosas, me despedí del profesor y salí
-Chau Ángeles -era Tomas.
-Si -le hice un gesto vago con la mano- ok
Pase por una cafetería y merendé sola hasta las 7:15, luego de pagar tome el camino directo a mi casa, cuando llegue a la puerta saque la llave de mi mochila y la abrí, no había nadie por suerte, estaba cansada, mi mama seguro estaba en el supermercado , mi papa trabajando y lo más seguro era que mis hermanos, José y Luis, gratamente gemelos de quince años, estarían en la casa de algún amigo del colegio jugando sus estúpidos video juegos o viendo porno (ambos era muy probables), así que me fui directo a mi habitación subiendo la escalera a la derecha de un pequeño pasillo, tire mi mochila al lado de mi ropero y me senté en la silla de mi escritorio, hice lo mismo de siempre, entre a facebook y twitter, seguramente sin nada nuevo, notificaciones de juegos, gente que comenta en fotos en las que no aparezco, peticiones de amistad de descon...
-¿Tomas?- pensé en voz alta
Entre a revisar el perfil, y si, efectivamente era él, lo acepte sin darle la ni más mínima importancia y fui al twitter, por lo menos ahí no estaba, sería demasiado, me reí de mi misma pensando en lo exagerada que era.
De repente se escucharon unos gritos típicos de mama que llego hace como media hora, ya había pasado un buen rato y no me di cuenta.
-A CENAAR! -grito.
Baje rápido porque tenía hambre, también llegaron mis hermanos (seguramente recalentaron la Xbox de su amigo y por eso vinieron), nos sentamos a la mesa y mis papas comenzaron a hablar de lo que les paso en el día y a interrogarnos a nosotros.
- Ángeles ¿qué hiciste hoy? - dijo mi papa, bastante curioso por saber que hizo su "princesa" hoy.
-Fui a la clase de ingles y después pase por la cafetería
-¡Qué bien! ¡Así me gusta, una chica estudiosa! ¿Y ustedes dos? par de locos- dijo bromeando, pero en realidad era cierto o un poco más que eso
-Nada papa, solo estuvimos en la casa de Pedro toda la tarde -se apresuro a decir José
-¡Si! solo eso hicimos... -tercio Luis que era el mejor alumno de su clase a diferencia de José
Seguro jugando los videojuegos como siempre... ¿o me equivoco? - dijo papa riendo sabiendo que era algo obvio.
JAJAJA- rieron irónicamente ambos.
Después de cenar todo nos levantamos todos y cada uno se fue a diferentes lugares, yo tenía mucho sueño así que me fui a dormir. No sé cuánto tiempo tarde en quedarme dormida después de haber estado revisando mis cuentas en mi iphone.