CAPITULO OCTAVO

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CAPITULO OCTAVO

-¿Tu... qué?

-Mi ex - repetí apartando la mirada.

-¿Y que fue la que paso?, si no quieres contar no importa- añadió rápidamente.

-Creo que es mejor que te lo cuente, casi nadie sabe de esto.

-Confía en mí- me dijo y me agarro la mano, y fue ahí cuando me di cuenta de que el aire denso que había entre nosotros hace unas pocas horas se había vuelto completamente liviano.

-Claro- le dije y puse mi otra mano encima de la suya.

Esto fue lo que le conté. Hace dos años Federico había sido mi novio, para todos éramos la pareja perfecta, pero el siempre era muy celoso por todo, odiaba que salga con mis amigas, solo quería que salga con él. Mi mama me había dicho que termine con él, era algo que yo también quería pero no sabía cómo. Una noche estábamos en mi casa viendo películas como solíamos hacerlo, el me abrazo y me empezó a tocar, mientras que yo trataba de soltarme, el me agarraba más fuerte, intente gritar pero me tapo la boca. "Vas a ser mía"- me susurro al oído, yo sabía que eso era lo que él quería desde hacía mucho, pero yo nunca accedí, esa vez el quería lograrlo a toda costa. Rompió mi remera y me recostó con mucha fuerza en el sofá con la boca todavía tapada, entonces el sonido de un auto estacionando me sorprendió, Federico me soltó y corrió hacia la puerta, pero fue mi papa quien llego primero desde el lado de la calle, se miraron y luego me miro a mi, con los ojos llenos de lagrimas y la ropa desgarrada, solo basto un segundo para que entienda lo que estaba pasando, nunca lo vi tan enojado, golpeo a Federico una sola vez y cayo desmayado al piso.

-No sé qué decir- me dijo Tomas boquiabierto después de que haya terminado- es muy feo todo eso, ¿y qué paso después?

- Obviamente lo primero que hicimos fue denunciarlo, y estuvo dos años preso, hasta hace un tiempo y...

- Y ahora te busca- termino la frase por mí

-Así mismo.

-Podes contar conmigo para lo que sea ¿sabes?

- Claro- asentí.

-Yo te tendría que haber protegido hoy, y no vos a mí- se lamento.

-No fue tu culpa- le dije- todo paso muy rápido

-¿Qué fue exactamente lo que paso?

-Bueno..., cuando me di la vuelta Federico me agarro del brazo, estaba como loco y quería que vaya con él, cuando pude zafarme de él te apunto, después le empuje el brazo hacia atrás pero igual te acertó en el brazo.

-Eso quiere decir, que si no le empujabas el brazo- hizo una línea con el dedo, desde su herida en el brazo hasta el lado izquierdo de su pecho- yo probablemente ya no estaría acá.

-No vuelvas a decir eso- le dije mirándolo con los ojos bien abiertos.

-Está bien- sonrió, y me di cuenta de lo mucho que extrañaba su sonrisa- pero gracias Ángeles.

Solo sacudí la cabeza y también sonreí.

Con Maia no tuvimos mucha suerte en cuanto a novios, pero ella salió con otros chicos, en cambio yo no, desde que paso lo de Federico nunca más volví a tener un novio ni nada parecido, decidí dedicarme más al estudio y que lo tendría cuando llegue el momento indicado. Fue más difícil para mis padres que para mí, en realidad lo supere más rápido de lo que pensé aunque no volví a tener nada con nadie, igual eso no tiene nada que ver.

Al contárselo todo a Tomas se sentí incomoda porque no sabía qué era lo que pensaba de toda la situación, pero a la vez alivianada, me había sacado un gran peso de encima al contárselo a alguien.

Me recosté a su lado mientras él jugaba alocadamente tenis con la Wii. Estuvo así un buen rato hasta que su brazo derecho se canso.

-Creo que no somos de buena suerte estando juntos- dijo de repente.

-¿Qué?, ¿Decís que traigo mala suerte?

-No, digo que los dos tenemos mala suerte estando juntos

-Lo que estás diciendo es que ¿es mejor alejarnos?- pregunte indignada

-Al contrario, hacia mucho que no me pasaban cosas interesantes

-¿Y eso es interesante?- le dije señalando su herida

-No se- y encogió en hombro derecho- ¿quieres ser mi novia?

-Estas de broma ¿verdad?- le pregunte sorprendida

Empezó a reír y yo lo seguí, no supe si me lo había preguntado enserio, así que no dijimos nada más. En realidad trate de convencerme de que no me lo había preguntado de verdad, a lo mejor no lo conocía demasiado, pero si lo suficiente como para darme cuenta de que no estaba hablando enserio.

Después de un rato, no sé cuanto en realidad porque me había quedado dormida, entro su hermana a la habitación y me despertó silenciosamente, me avergoncé un poco por eso, me di cuenta de que el también estaba dormido, estaba con el control de la Wii en la mano, supuse que jugó hasta no poder mas y cayo rendido, a mi lado.

Mande un mensaje de texto a mama para que vuelva por mí, no quería salir a la calle sola después de lo que paso con Federico, no es algo que uno se lo toma a la ligera. Asusta.

Llegue a casa y eran más o menos las ocho, y papa ya estaba en casa, le sonreí y lo abrace cerrando mis brazos bien fuerte alrededor de el. Apreté los ojos tratando de encontrar algo en la oscuridad, pero no había nada.

Me dijeron para ir a hacer la denuncia en contra de Federico, pero yo me negó, por lo menos ese día, no quería que un policía se pase haciéndome preguntas que no quiero responder, sea por el motivo que fuese, primero tenía que aclarar mi mente e ir a dormir.

¡PAS!- Abrí los ojos al escuchar un ruido- ¡PAS!- otra vez, y entonces me levante, camine hacia la puerta de mi habitación- ¡PAS!- de nuevo, baje las escaleras agudizando mi oído para buscar el lugar de donde venia el ruido- ¡PAS!- era como si alguien estuviera rompiendo vasos, platos o algo de vidrio. Cuando llegue a la sala encontré la ventana que daba al frente con los vidrios rotos, después me fije en el piso y vi una piedra, no muy grande, pero lo suficiente para romper mi ventana, ¿Pero por que alguien iba a hacer eso?, puede que hayan sido borrachos, o algunos amigos que no tienen nada que hacer más que drogarse y salir a la calle para molestar, después otra, y otras dos más, cuando las tenía todas en la mano me fije en que una tenia escrito algo con una letra bastante desalineada y con marcador negro, "MIA", las solté al instante haciendo un ruido sordo al tocar el piso, me tape la boca para tapar un sollozo, al mirar por la ventana había solo obscuridad, subí las escaleras tan rápido como pude dando tropezones, al llegar frente a la habitación de mis padres me detuve unos segundos a debatirme conmigo misma, ¿y si no era él? ¿Y si simplemente estoy paranoica? No, por supuesto que era él. Saque los pensamientos de duda de mi cabeza y entre lentamente en la habitación oscura.

-¿Mama?- susurre con la voz casi entrecortada- mama- repetí

-¿Ángeles?-dijo con los ojos aun cerrados-¿pasa algo hija?

-Si...pasa que...bueno- ¿Cómo decirle? Eran casi las cuatro de la mañana y yo estaba por decirle que alguien tiro piedras contra la ventana y en una de ellas estaba escrito algo- ¿Venís?-dije al final.

-¿Qué paso?- me miro a los ojos, o por lo menos estaba fija en mí, se sentó en el borde de la cama y se puso las pantuflas.

-Te quiero mostrar algo- le dije y camine hacia la puerta.

Ella se levanto y camino detrás de mí sin decir nada. Cuando le mostré las piedras abrió grande los ojos, pero luego los cerro y soltó un suspiro.

-¿Y?- le pregunte- No sé qué hacer mama

-¿Por qué no te vas dormir cariño?- me agarro de un hombro y en ese momento si la pude ver a los ojos, las dos sabíamos que no iría a dormir pero no me negué, asentí y subí las escaleras de vuelta a mi habitación.

Cuando estaba en mi cama, los pensamientos empezaron a atacar, nada hubiera querido más que volver en tiempo atrás y cambiar las cosas, cambiar mis decisiones. Pero claro, había un problema.

Eso no podía pasar.

Ese amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora