La hija de Aizawa. (Todoroki y Tu)

Capítulo 26.- Despedidas.

Las clases terminan y papá se dirige a casa y salgo a buscarlo.

—Papá espera —él se detiene—. ¿Tienes algo que hacer? —me observa confundido.

—No ¿Por qué?

—Entonces hay que salir y hacer algo

—¿Quieres algo?— Me observa mientras alza una ceja.

—No, solo quiero pasar tiempo contigo y hacer algo divertido —le sonrió, papá me observa dudoso.

—Esta bien ¿A dónde vamos?

—Que te parece a los go Kart siempre e querido ir —él asiente y vamos a los dormitorios a que me cambie de ropa y después vamos a los go kart.

Papá y yo nos subimos a un carro cada quien y nos preparamos para salir, cuando dan luz verde piso el acelerador al máximo y salgo rápidamente dejando a papá atrás.

—¡Adiós abuelo! —le grito al dar una curva.

—¡Ya verás condenada mocosa! —papá rápidamente pisa el acelerador para tratar de alcanzarme pero no puede porque ya le llevo mucha ventaja, hasta que chocó en una curva y él me rebasa.

—¡Adiós mocosa! —escucho que dice mientras pasa a mi lado y se adelanta. Después de que el gane en los go karts probamos con otra cosa y esta vez es patinar sobre hielo, donde papá no puede mantenerse en equilibrio.

—Vamos papá en fácil —digo mientras doy varias vueltas alrededor de él.

—Como me convenciste a esto —dice mientras trata de no caer, se ve bastante gracioso.

—Eso es porque soy adorable —mientras me pongo enfrente de él y hago una cara adorable, él me observa.

—Eres el diablo —dice antes de caer, rió al verlo en el piso y le tiendo la mano para ayudar a levantarle pero cuando el toma mi mano me jala fuertemente y caigo aun lado de él.

—Eso sí es gracioso —sonríe de lado y yo me levanto molesta, lo tomo del brazo y empiezo a patinar rápido con él atrás de mí.

—_____ espera !Espera¡ —dice papá antes de caer nuevamente y llevarme con él, empezamos a pelear sobre quien tiene la culpa y al intentar pararnos nos empujamos ocasionando varias caídas más, después de eso nos corren de la pista.

—Fue tu culpa que nos corrieran —le digo mientras me sobo el brazo izquierdo.

—Fue la tuya —papá se soba la cabeza—. Bueno ya es tarde, vamos —empezamos a caminar en dirección de el internado pero en el camino nos encontramos una cabina fotográfica.

—Vamos hay que entrar papá —lo arrastro hasta la cabina para tomarnos fotos, en la primera papá sale serio, en la segunda pongo mis manos en sus mejillas y hago que sonría, en la tercera sale el cubriéndome la cabeza con sus cintas y en la última salíamos los dos riendo.

Salimos de la cabina y hay un pequeño puesto que enmarcaba las fotos en dijes o llaveros, le pido que enmarque la foto en un llavero, veo una cadena que tiene un dije en forma de copo de nieve, lo compro y me la pongo. Después de que me dan el llavero me dirijo a papá.

—Ten, para tú —le doy el llavero.

—¿Porque estas tan linda y amable? —pregunta él después de guardar el llavero.

—No te volveré a regalar algo —digo mientras inflo mis mejillas y me apuro a llegar a los dormitorios.

Cuando llegamos papá palmea mi cabeza.