Capítulo 27

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-¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó Fred mientras comían lo que les había preparado Lyann para desayunar

-La verdad no sé- respondió Elizabeth sentada frente a él en la encimera, ambos aún en pijama

-¿Algo que suelas hacer?-

-Cuando éramos chicos a Theodore y a mi nos encantaba ir a Gambol & Japes, pasábamos ahí horas-

-Sería como serme infiel- respondió Fred con el ceño fruncido, sacándole una risa a su esposa

-Está bien Gambol & Japes no, aún así podemos ir al callejón Diagon, necesito sacar dinero de Gringotts y comprar un par de cosas, además quiero conocer sortilegios Weasley, considero un insulto el que no me hayas llevado-

-Está bien, iremos al callejón Diagon-

-Iré a bañarme- dijo Elizabeth que ya había acabado, Lyann retiró el plato y la muchacha subió, Fred decidió darle su tiempo y se entretuvo hablando con la elfina, cuando creyó que era tiempo suficiente subió a su recámara que estaba vacía, escuchó un sonido en el closet y se asomó encontrando a su esposa envuelta en una pequeña toalla buscando que ponerse, se recargó en el marco de la puerta esperando a que volteara sin embargo está se encontraba muy ocupada buscando algo de ropa

-Adivino, no tienes nada que ponerte- dijo divertido, Elizabeth volteó asustada y jaló lo primero que encontró para cubrirse- por más que me gustaría verte con eso dudo que sea muy decente salir solo con mi camisa puesta- se burló

-Sal de aquí- dijo lanzándole la camisa, sonrojada como nunca antes lo había estado

-Lindas piernas-

-¡Fred!- exclamó más avergonzada que molesta- ¡largo!-

-Estoy muy bien aquí, gracias-

-Fuera- dijo Elizabeth, se acercó y lo empujó afuera cerrando la puerta en su cara, del otro lado escuchó la risa de su esposo, siguió buscando qué ponerse sin darse cuenta de la sonrisa que tenía en el rostro




-¿A dónde vamos primero?- preguntó Fred una vez entraron al callejón Diagon, atravesar el caldero Chorreante había sido deprimente, nunca lo habían visto tan solo

-A Gringotts, necesito dinero-

-Yo tengo dinero-

-Yo también- dijo Elizabeth y se dirigió a Gringotts, seguida de cerca por un sonriente Fred; el camino hacia el banco no fue muy diferente al caldero chorreante: deprimente, casi no había personas y las pocas que había caminaban deprisa y sin mirar a los demás, demasiado asustados; los escaparates antes coloridos se encontraban cubiertos por carteles del Ministerio con consejos de seguridad, además había un montón de tenderetes destartalados que ofrecían distintos amuletos que supuestamente brindaban protección.

-Dudo que una cadena de plata aleje a los hombres lobo- comentó Elizabeth cuando llegaron a Gringotts, Fred asintió y abrió la puerta dejándola pasar primero, se toparon con un montón de magos y brujas esperando a ser atendidos-pero... qué ¿Por qué hay tanta gente?-

-Bill dijo que las medidas de seguridad habían aumentado y llevaba más tiempo pero no pensé que fuera para tanto- comentó Fred con el ceño fruncido

-¿Qué haremos?-

-Ven- dijo Fred, y tomando su mano la arrastró entre los magos y brujas hasta llegar al fondo, donde uno de los duendes se encontraba a punto de llamar a otro mago- disculpe-

Nuestro castigo, su castigo : su boda (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora