Capítulo 38

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-Entonces eres la esposa de Fred Weasley- comentó Sarah Wells

-¿Lo conoces?- preguntó Elizabeth, se encontraba comiendo en la cafetería de San Mungo con su compañera Sarah, momentos antes se le había escapado decirle que estaba casada y por supuesto le preguntó con quién

-Solo de vista, también estudié en Hogwarts pero yo era de Ravenclaw y él era menor que yo-

-Oh-

-Eres muy afortunada, debe ser un matrimonio divertido, aún recuerdo las bromas que hacían y lo bien que se la pasaban, gran parte de la población femenina de Hogwarts quería algo con los gemelos, yo incluída-

-Algo había escuchado de eso- comentó Elizabeth incómoda, apuró su comida para irse más rápido

-Debe ser fantástico el sexo con él, dime ¿lo hacen muy seguido?- preguntó Sarah haciendo que su compañera se atragantara

-No, no en realidad- respondió Elizabeth

-¿Por qué no?-

-Porque no quiero, llego muy cansada a casa-

-Gran error, es lo único que los hombres quieren y si no quieres que alguien te lo quite más te vale que se lo des- aconsejó la rubia que decidió que ya no quería comer más y se levantó- ¿su hermano está soltero? si es así dile que puede llamarme-




El mismo día en la noche Elizabeth se encontraba sentada en un banco de la cocina esperando a que Fred y George llegaran, el gemelo de su esposo siempre iba a cenar los martes y normalmente se quedaba a dormir. Había terminado ya de leer y hacer lo que le habían encargado en San Mungo pero algo la tenía inquieta, apenas habían pasado tres semanas desde que habían decidido tener un verdadero matrimonio y en todo ese tiempo no habían llegado a más que unos besos inocentes, sabía que él no quería presionarla y se lo agradecía pero la plática con su rubia compañera le daba vueltas en la cabeza, no tenía intención alguna de tener sexo con él, al menos no por ahora pero podía intentar pasar a algo más; si la rubia hablaba en serio sobre las mujeres que rondaban a su esposo fácilmente alguna podría lanzarse y no quería ni pensar en ello; de pronto sintió unas manos alrededor de la cintura que la hicieron exaltarse.

-Hola- escuchó la voz de Fred y se tranquilizó, volteó y éste le dió un pequeño beso- te hablé cuando llegamos pero no me escuchaste-

-Estaba pensando- respondió Elizabeth con una sonrisa, saludó al hermano de su esposo y se sentaron a cenar, una vez acabaron Fred y George estuvieron un rato en el cuarto de experimentos como solían decirle mientras que ella estaba leyendo en su habitación con el pijama puesto que consistía en un short y blusa de tirantes, no podía concentrarse así que decidió dejarlo de lado y simplemente pensar, Fred la encontró sentada viendo a la nada demasiado concentrada, se acercó a ella dándole un pequeño beso que la sacó de sus pensamientos

-No te escuché- comentó Elizabeth mientras lo veía tomar su pijama para entrar al baño a cambiarse, salió y rápidamente apagó las luces y se metió a la cama atrayendo a su esposa hacia él

-¿Pasó algo hoy?- preguntó el pelirrojo, Elizabeth se recargó sobre su pecho para verlo

-¿Algo como qué?-

-No lo sé, has estado muy distraída- comentó Fred sin despegar su mirada de ella, la tenía abrazada por la cintura y hacía círculos con uno de sus dedos sobre la tela de su pijama

-Hoy conocí a Gilderoy Lockhart, la verdad siempre pensé que era una farsa pero está en San Mungo porque perdió la memoria, siento lástima por él-

-No deberías, está así porque intentó atacar a Harry con la varita de Ron que estaba rota-

-Eso no lo sabía- comentó Elizabeth y se le quedó viendo fijamente

-¿Sucedió algo más?-

-¿Puedo intentar algo?-

-Lo que quieras- respondió Fred, Elizabeth se apoyó en sus brazos y pasó una de sus piernas sobre el, quedando a horcajadas- ¿Qué estás haciendo?-

-Nada malo- respondió, subió hasta estar a su altura y lo besó, era la primera vez que tomaba la iniciativa y le gustó, él volvió a envolver sus brazos en su cintura, se fue volviendo un beso apasionado y al poco tiempo sintió como Fred pasaba su lengua por su labio inferior, abrió sus labios dándole paso que no desaprovechó, Elizabeth gimió y le jaló el cabello sacándole un gruñido al pelirrojo que la apretó aún más dándose la vuelta dejándola debajo de él, una de sus manos bajó hasta acariciar el muslo de ella que rápidamente envolvió sus piernas en su cuerpo. Fred estaba extasiado, no sabía a qué se debía el cambio pero no podía estar más feliz, podía escuchar la respiración agitada de esposa mientras acariciaba sus suaves muslos y respiraba ese aroma que tanto la caracterizaba; Elizabeth por su parte se encontraba envuelta en un mar de sensaciones que nunca antes había experimentado y se preguntaba porqué no lo había hecho antes, sus labios sabían a menta y un suave olor a pólvora inundaba sus fosas nasales, sentía el corazón palpitando violentamente dentro de su pecho, le gustaba y no tenía intención alguna de separarse hasta que sintió que algo presionaba ligeramente en la zona inferior, sabía lo que era ya que al dormir sobre Fred se había dado cuenta un par de veces, incluso él le había contado que para evitar incomodarla solía levantarse más temprano; sabía que "el fenómeno de la mañana" era algo normal en los hombres por lo cual no había ningún drama sin embargo en ese momento era diferente, estaba plenamente consciente de lo que significaba haciéndola tensarse, Fred lo notó y se separó, ambos despeinados, con la respiración agitada, labios rojos y pupilas dilatadas

-¿Qué sucede?-

-Es que tú- dijo Elizabeth pero se interrumpió, desenvolvió sus piernas de él y miró hacia abajo, Fred maldijo entendiendo a lo que se refería y se separó sentándose de espaldas a ella

-Lo siento, no quería incomodarte-

-Está bien Fred, es sólo que no estoy lista- respondió Elizabeth que también se había levantado, lo abrazó por la espalda y le dió un pequeño beso en la mejilla sacándole una sonrisa al pelirrojo

-No te preocupes, te esperaré el tiempo que sea necesario- respondió Fred tomando una de sus manos que se encontraban alrededor de su cuello, depositó en ella un beso y se levantó yendo al baño

-¿A dónde vas?-

-A darme una ducha- respondió el pelirrojo, se dio un baño con agua helada, se vistió y salió encontrando a su esposa sentada con un libro abierto en su regazo, no pudo evitar ver sus piernas pero rápidamente apartó la mirada, no quería otro baño.

Elizabeth dejó el libro sobre el buró mientras Fred apagó la luz y se metió a la cama, ella se acercó tímidamente y él la envolvió en sus brazos

-¿Por qué?-

-Una compañera me dijo que hay muchas mujeres tras de ustedes y si no te daba nada podía perderte-

-Eso no pasará-

-Nunca habías intentado nada-

-Porque no quiero presionarte, sé que todo esto es nuevo para ti y aunque me haya encantado esperaré a que estés lista-

-Te quiero- respondió Elizabeth, no sabía si era por el subidón de adrenalina o por las hormonas liberadas pero era lo que sentía en ese momento

-Y yo a tí- respondió Fred sintiendo un leve hormigueo que se extendía desde su pecho, se quedaron unos minutos callados mientras el le acariciaba el cabello, pensaba que ya estaba dormida cuando habló

-Me gustó- admitió y sintió como Fred inhalaba profundamente

-Puede repetirse cuando quieras- respondió Fred, al poco tiempo ella se quedó dormida y un rato después Fred la siguió

Nuestro castigo, su castigo : su boda (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora