Era el sexto día desde el nacimiento de los mellizos y Fred Weasley regresaba cansado del trabajo con su gemelo. Llevaba todo el día ansiando regresar a casa para estar con su familia. Esos días habían sido demasiado cansados para la pareja, especialmente para Elizabeth. Los mellizos de despertaban cada tres horas o antes para comer durante la noche por lo que apenas podían dormir, el pelirrojo se levantaba a veces para ayudar a su esposa pero con ella siempre presente, cada vez la veía más cansada y estaba preocupado. Al entrar por la puerta principal llantos inundaron sus oídos.
-¿Elizabeth?- llamó Fred en voz alta, al no obtener una respuesta miró confundido a su gemelo y ambos subieron las escaleras en dirección a los llantos que tenían origen en la habitación de los mellizos. Al entrar el pelirrojo sintió como se le partía el corazón; Elizabeth se encontraba sentada en el suelo sosteniendo a Daeron recargada en la cuna de Emma donde la niña lloraba, gruesas lagrimas recorrían su rostro mientras intentaba calmar a su hijo en brazos. Se acercó rápidamente arrodillándose a su lado- ¿Lizzie?- Su esposa se sobresaltó y los miró asustada con los ojos rojos e hinchados, al parecer no se había dado cuenta de su llegada.
-Fred... ¿qué haces aquí?- preguntó con la voz entrecortada
-Aquí vivo cariño- respondió pasando su pulgar por su rostro para eliminar las lágrimas.
-Pero... es muy temprano-
-Son las 7-
-Lo siento, no me di cuenta de la hora-
-¿Qué sucede?- preguntó Fred pero su esposa se limitó a negar con la cabeza. El pelirrojo se paró y la ayudo a levantarse con cuidado. Miró a su gemelo que asintió en respuesta, George se acercó y tomó con cuidado a Daeron; Elizabeth lo vio con aprehensión pero se dejó guiar por su marido a su habitación. Cerró la puerta- Lizzie... ¿qué pasa?-
-No es nada Fred, solo fue un mal momento-
-Me parece más que eso-
-Pues solo es eso-
-Háblame, por favor. No puedo ayudarte si no me dices que ocurre-
-Solo estoy cansada, eso es todo-
-Lizzie-
-Me desesperé, ¿está bien? No es tan fácil como crees- respondió brusca- dormirlos no es tan fácil, se despiertan a la misma hora queriendo comer pero no es posible, a veces lloran aunque no quieran comer y estén limpios, mientras intento calmar a uno el otro sigue llorando inquietando a su hermano haciéndolo imposible, Daeron duerme menos que Emma pero ella a veces tiene cólicos y.. y- comenzó a llorar siendo envuelta rápidamente entre los brazos del pelirrojo que la atrajo a su pecho.
-¿Por qué no me lo dijiste?- preguntó Fred ya que Elizabeth se encontraba más tranquila. Se alejó del pecho de su esposo siendo aún rodeada por sus brazos.
-Son mis hijos, se supone que debería poder con ellos pero es al revés... Es probable que solo este cansada, no he dormido prácticamente nada estos días- explicó cansada.
-Sé que es difícil Lizzie, pero no estás sola en esto. ¿Por qué no me dices? Puedo ayudarte-
-Tú trabajas Fred, llegas cansado en la noche. Lo único que yo tengo que hacer es cuidar a los niños y ni eso puedo hacer bien- respondió con la voz entrecortada. El pelirrojo la volvió a estrechar entre sus brazos.
-Mamá dijo que si queríamos podía venir unos días para ayudarnos, dice que los primeros días son los más difíciles. Yo no iré a la tienda por unos días-
-Es tu trabajo-
-Ventajas de ser el jefe. Estoy seguro de que George podrá arreglárselas, me ha corrido por menos-
-Gracias-
-No tienes que agradecer. Estamos juntos en esto- respondió Fred depositando un beso en su frente- ahora duerme un rato. George y yo nos encargaremos-
-¿Estás seguro?-
Claro, tú descansa- respondió Fred con una sonrisa, abandonó la habitación siendo recibido por los llantos de los mellizos, cerró la puerta a su espalda y entró al cuarto de los bebés.
-No te preocupes querida, todas pasamos por eso- dijo Molly Weasley con dulzura. Se encontraba en la sala platicando con su hijo y su nuera mientras los mellizos dormían arriba; Fred le había explicado lo sucedido y la matriarca de los Weasley se enterneció- cuando Bill nació yo estuve a punto de volverme loca y arrastré a Arthur conmigo, no sabía que hacer y muchas veces entré en pánico y lloraba sin parar- recordó con una sonrisa- el primer mes de Bill ha sido hasta ahora el peor de mi vida, aunque los gemelos no se quedaron atrás; aún con la experiencia ya de tres hijos Fred y George estuvieron a punto de volverme loca. Tú eres madre primeriza y tienes mellizos, está bien que pidas ayuda, la necesitas y mereces-
-Son mis hijos, tendría que poder con ellos- suspiró. El pelirrojo junto a ella la apretó contra su pecho. Molly se levantó sentándose a un lado de Elizabeth; retiró el brazo de su hijo que la miró ofendido y abrazó a su nuera.
-No está mal pedir ayuda-
-Muchas gracias, Molly-
-Quería hablarles de algo más- comentó Molly Weasley al separarse captando completamente la atención de la pareja- Ya hablé con George y aceptó. Las cosas están cada vez peores y estoy preocupada. Nos iremos a un lugar seguro por ahora y quiero que vengan con nosotros- dijo Molly con determinación. Viendo que su hijo iba a replicar lo miró seriamente- Tú y tu hermano no miden las consecuencias de sus actos, son muy conocidos por burlarse del ministerio y el-que-no debe-ser-nombrado, es cuestión de tiempo para que vengan por ustedes, Fred. Pero ahora ya no puedes pensar solo en ti, tienes una familia, ¿qué harías si vienen por Beth y los niños?- el pelirrojo palideció.
-Iremos- respondió serio, intentando no mostrar el pánico que lo invadía. ¿Cómo había sido tan estúpido?- ¿cuándo y a dónde?-
-Hoy mismo, a casa de Muriel-
-¿La tía Muriel de la diadema?- preguntó Elizabeth mirando burlona a su esposo
-Lo que sea menos eso-
-Fred- advirtió Molly
-Nada de "Fred"- la imitó- ese viejo murciélago es-
-¡Fred!- interrumpió Molly molesta. Elizabeth tomó la mano de su pelirrojo esposo que se relajó al instante.
-Iremos- respondió Elizabeth por su esposo que la miró con el ceño fruncido. Molly asintió satisfecha y se puso de pie.
-Los esperamos a las 7 en la madriguera- se despidió Molly y desapareció en la chimenea. Después de recibir una mirada preocupada de parte de su esposa Fred suspiró y ambos subieron las escaleras. Aprovechando que los mellizos estaban dormidos comenzaron a empacar.
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Nuestro castigo, su castigo : su boda (Fred Weasley)
Fanfic-Pero primer ministro, es mi única hija- decía Alexander Nott abatido- no puedo hacerle eso- -Tendrás que Nott- -No lo haré- dijo Arthur negando con la cabeza -Lo harás Arthur o ambos irán a Azkaban... tienen hasta mañana a las 10 a.m para comunicar...