VIII. Madrid

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29 septiembre 2017 

POV DANIELA


Jedet me estuvo contando que la conoció durante la fiesta que organizaba la MTV para el preestreno de Super Shore. Me llegaron invitaciones, por supuesto, pero no creía que fuera buena idea presentarme allí a revolucionar al personal... Ojalá hubiera podido aceptarlo sin más dilación, sin ningún tipo de impedimento... Pero así eran las cosas. Yo respetaba la decisión de Elettra sobre llevar lo nuestro o lo que tuviéramos (porque a estas alturas aún no sabía lo que teníamos...) en rigurosísimo secreto.

- Es preciosa, tía -me decía por teléfono.

- Lo sé.

- ¿Te puedes creer que hasta me podría hacer cambiar de acera? -se rió, y yo me reí con él. No me extrañaba que lo dijera de verdad.

Deseé que Jedet hubiera podido conocer también lo preciosa que era Eli por dentro, y confié que en algún futuro pudiera hacerlo sin ningún problema, en cuanto pudiéramos salir de nuestro "escondite".

Al igual que hizo el día que regresó de Vitoria, le pidió a su compañía de Jet privado que hiciera escala en Barcelona (ellos seguían cumpliendo órdenes sin hacer preguntas, lo cual nos venía de puta madre). El viernes por la mañana ya estaba en mi casa, y al abrir la puerta casi ni pude reconocerla con el fular que tenía puesto sobre la cabeza y las enormes gafas de sol que le cubrían toda la cara. Su disfraz de incógnito me flipaba tanto que empecé a reírme en cuanto la vi, pero ella no venía muy receptiva, que digamos...

Me cayó bronca, por supuesto. Esa misma noche tenía los feelings por las nubes y ver su foto con Jedet me llenó de alegría, así que no pude ocultarla mucho...

Además, la prensa seguía preguntándole por mí, así que entendía perfectamente su agobio. Le di espacio, que se tomara su tiempo (tenía ya un máster de 3 meses así que sabía muy bien cómo funcionaba ella).

- Es que...¿no entienden que yo... no tengo nada contigo? ¿Por qué siguen? En todas las intervistas...

- Bueno, la prensa es así. Son unos buitres carroñeros que buscan lo que sea para dar titulares morbosos...

- ¿Carro..? ¿Qué significa?

Frunció el ceño. Incluso agobiada y enfadada estaba guapísima.

- Tía, pasa de ellos y ya está -me atreví a acercarme a ella con parsimonia y le aparté un mechón de pelo, acariciándole también la parte de atrás de la cabeza. Ella seguía enfurruñada, pero al menos se dejaba querer-. ¿Te lo has pasado bien?

- Sí.

- Pues eso es lo importante -se giró para mirarme, y yo seguía preguntándome cómo podía arreglármelas para no desmayarme cada vez que esos ojos verdosos se posaban en mí profundamente-. ¿Qué?

- Mm... nada, que... no creas que no me gusta que estés ahí -dijo. Se hizo un poco de lío con los tiempos verbales pero yo la entendí perfectamente. Seguía acariciándole el pelo.

- ¿En madrid, dices?

- Sí -se mordió el labio-. O sea, bueno, Alyson estaba y Aless también, tu amigo Jedet es muy simpático. Pero te extrañé un chingo.

Por favor qué bonita, me la iba a comer.

- ¡Pero si tú no me dejas ir! -le dije en tono cómico.

Ella se rió y agachó la cabeza, un poco vergonzosilla.

- Ya amore, poco a poco.

- ¿Cómo que poco a poco? ¿Qué quieres decir?

Se volvió a reír.

- No he dicho nada.

- Oye.

Se acercó más a mí, intentando callarme la boca provocándome con su cercanía. Nuestras narices estaban casi pegadas y me miraba los labios con deseo.

- ¿Dices?

Me hice de rogar, echándome un poco hacia atrás y apreciendo el sensual piercing de su lengua. Cuando nos besábamos, me encantaba sentir su tacto frío y duro y ella lo sabía... Así que descubrió la manera perfecta de darle un buen uso. Ella se iba acercando cada vez más, y yo no sabía cuánto tiempo iba a poder resistirme... Con urgencia, me atrajo hasta ella para besarme, mordiéndome un par de veces el labio mientras juntábamos nuestras manos.

- A ver, a ver -dije, dándome un respiro-, niña, reserva energías para esta noche.

- Ah, ¿yo? -me miró con picardía. No tenía remedio.

Mientras comimos, me habló de las nuevas condiciones de su contrato, de su próximo viaje a Miami, del éxito que había tenido 'Lamborghini RMX' y lo eufórica que estaba por que saliera ya su propio single.

Elettra era una contradicción con patas, siempre lo supe. Me hablaba mucho sobre las ganas que tenía de irse a EEUU para promocionar sus canciones, para finiquitar unos cuantos asuntillos musicales... pero al mismo tiempo decía que no veía la hora de terminar todo aquello y volver a casa.

- Pero relájate tía, que aún ni has podido ir.

- Lo sé, lo sé -decía-, pero no veo la hora te lo juro.

Yo estaba en una especie de nube toda la tarde. En Guadalix las horas pasaban tan lentas que hasta parecía que el tiempo no discurría, pero aquí en mi casa de Barcelona, las horas parecían segundos, y conforme se acercaba la hora de despedirnos... más se apoderaba de nosotras la nostalgia puesto que nunca podíamos saber cuándo era nuestro próximo reencuentro.


Soñar es gratis {blumettra}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora