IX. blumetattoo

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28 noviembre 2017 


POV DANIELA

Esa mañana, Víctor parecía tener más prisa que de costumbre y por eso me recogió antes incluso de que pudiera llevarme la última cucharadita de avena a la boca.

Le rogué que esperara unos diez minutos más para poder lavarme los dientes, y el pobre aceptó aunque a regañadientes.

- ¿Pero por qué tienes tanta prisa? ¿Qué pasa?

Menos mal que yo estaba de espaldas y me encontraba escupiendo el agua para no ver su cara de poco disimulo.

- Res de res.

- Además -dije mientras terminaba de recoger mi mochila. Metí un par de botellines de Bezoya y mi cámara profesional de fotos-, que yo sepa, para hoy no tenía ninguna cita.

Se miró el reloj y resopló por lo bajo.

- Han venido dos chicas a última hora.

Me resultó un tanto sospechosa su respueta, pero ok.

Cargué la mochila a mis espaldas y le di un besazo a la Keisha.

- Pórtate bien, bonita.

Víctor aprovechaba cada semáforo en rojo para echar un vistazo a su móvil, y yo intentaba mirar disimuladamente, pero él enseguida me escondía la pantalla. Definitivamente algo raro estaba sucediendo y por alguna razón me lo quería ocultar.

- Tío estás rarísimo -le dije.

- Joder, no sé por qué lo dices.

Nadie podía escaparse de mi capacidad de percepción. Es muy posible que si algo heavy está sucediendo en la otra punta del mundo, mi antena parabólica lo detectaría aunque con algunas señales de interferencia. Y ahora mismo, tenía todas las alarmas puestas en Víctor, porque a mí no me engañaba.

Incluso entré al establecimiento de tatuajes esperando que sucediera algo, yo qué sé, que de repente apareciera una veintena de chicas esperando que las tatuara (y eso explicaría las prisas que llevaba Víctor). Pero no. Estaba equivocada. Todo estaba en orden y perfectamente ordenado. No había ocurrido ninguna catástrofe ni la Tercera Guerra Mundial. Víctor miró a través de las ventanas como si estuviera esperando que fuéramos bombardeados de un momento a otro. Después empezó a cerrar todas las persianas y encendió la luz para que no nos quedáramos a oscuras.... Pero wtf?

- Tío me estás asustando -le dije.

Él rió por toda respuesta.

Dejé mi mochila en el sitio de siempre y consulté el horario de citas, que estaba colgado en la pared de la recepción.

- Aquí no pone nada, ¿seguro que para hoy teníamos..?

- Segura que sí.

Di un pequeño respingo porque no me esperaba oír su voz de repente. Me giré de inmediato, y la encontré ahí postrada al fondo, con esa sonrisa suya que me dejaba bastante atontada. No sé, pensaba que se trataba de un puto espejismo o una especie de alucinación mía como consecuencia de oler tanta tinta al día...

Me quedé pasmada y no sabía qué decir. Necesitaba acercarme y comprobar que era real.

Se suponía que estaba de promoción en Milán, y no aquí en mi nuevo lugar de "trabajo"... Con Víctor ahí de testigo y todo un mundo exterior tras las ventanas, es que ¿hola?

Por fin reaccioné, aunque sin salir de mi asombro. La mandíbula me iba a llegar al suelo si me descuidaba.

- Pero.. pero ¿¿Pero qué haces aquí?? -me acerqué a ella más rápido de lo que quería. Tenía miedo de que se desvaneciera en cualquier momento, porque esa era la sensación que se apoderó de todo mi ser.

Soñar es gratis {blumettra}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora