Siénteme: parte LXII

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Había pasado ya un mes desde que Jin y JungKook habían arreglado su problema. Ambos habían salido cada vez que sus responsabilidades se lo permitían y el menor de ambos había pasado la noche dos veces en esos treinta días en la misma cama de su hyung. Arrullado por suaves caricias e inocentes besos.

Sin duda alguna esos fueron los mejores días de este mes, pero Kook pensaba que esos días podían mejorar mucho más, podían realizar salidas no tan comunes, sorprenderse mutuamente. Pensaba que eso mantendría la relación viva y no los aburriría tan pronto. Aunque según Alex se estaba comportando como un omega que llevaba más de veinte años con su alfa, cuando apenas hacía un mes que formalizaron.

Ah, aún recuerda a JiSoo y Jennie felicitándolos y agradeciéndole a él por aceptar a su hijo, por permitirle ser sus suegras y hacer inmensamente feliz a su retoño. Era algo que lo había avergonzado un poco, sobre todo por las palabras tan dulces que la omega había usado. En verdad ambas estaban inmensamente felices por la nueva pareja.

Miró la hora en el reloj de pared de la cafetería mientras limpiaba una mesa. Tan sólo faltaban veinte minutos para irse. Observó de reojo a Lisa quien limpiaba otra mesa, pensando que ella y su pareja habían sido muy amables y comprensivas al no despedirlo después de tratarlas mal y faltar al trabajo. Había sido muy grosero con ellas, por eso en ese mes intentó compensarlo haciendo muy bien su trabajo e intentando colaborar todo lo que pudiera para evitarle tanto trabajo a la omega.

-Podemos ir cerrando.-decía Rosé caminando hacia ellos mientras se ataba el cabello.-no vendrá nadie más.

-Yo voy cerrando, Kookie ¿tú puedes limpiar las otras mesas?

-Claro, Lisa.

La rubia sonrió y fue a hacer su labor.

JungKook dejó la mesa y se dirigió a otra, pero cuando iba a quitar las diminutas manchas de café la alfa tomó el trapo que tenía en su mano. La observó desconcertado.

-Te veo ansioso por algo, por lo que puedo deducir que tienes planes ¿cierto?-el omega asintió-ve, haz hecho un excelente trabajo este mes, así que puedes irte, yo puedo hacerme cargo de las mesas.-Kook iba a replicar, después de todo ese era su trabajo, aunque ella se adelantó-no acepto quejas, ve tontito.

De forma maternal le tomó la nariz para apretarla suavemente. JungKook dio un pequeño quejido adorable y sonrió para agradecerle antes de caminar hacia el sector de empleados para quitarse la ropa de trabajo y colocarse la que usaba cotidianamente él.

Al salir pudo ver el cielo estrellado sobre él mientras a lo lejos, en el horizonte se podía ver una fina línea anaranjada, lo poco de día que quedaba aun en el cielo.

Afianzó el agarre en su bolso y caminó directo para tomar un taxi, era la única forma de llegar antes a casa de su hyung. Alzó su mano y pronto un taxi que pasaba frenó. Tardó segundos en subir y darle la dirección al hombre.

Su vista se fijó en las calles, viendo las pocas personas que aún seguían transitando a esas horas, grupos de estudiantes quienes salían de sus clases o trabajadores que volvían a sus casas. Vio varios niños con sus madres, bebés en sus coches y perros paseando con sus dueños. Debía admitir que el día era perfecto para disfrutarlo con una salida nocturna aunque fuera miércoles y al otro día las personas debían volver a su rutina. Aunque para Kook eso no era excusa.

Al llegar le pagó al chofer y bajó con prisa para tocar el timbre. Escuchó la voz de Tae avisando que iba hacia la puerta. Sonrió más emocionado, bajando la mirada para volver a levantarla cuando TaeHyung abrió. Lo vio sonreír antes de hacerse a un lado, dándole paso a su hogar. Agradeció con una pequeña reverencia, detectando pronto el olor de su hyung cerca.

Siénteme [JINKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora