James
En toda mi vida, nunca había tenido ni un solo amigo, siempre había sido el último a quien escogían mientras se hacían los equipos y el que se quedaba solo cuando el maestro pedía hacer trabajos en parejas. En realidad me había acostumbrado pues la amabilidad no la conocía con claridad, excepto por parte de mi familia, este era mi caso, o por lo menos hasta que Jessy llegó a mi vida. Aún lo recuerdo a la perfección, pues a los 8 años yo no salía a jugar como los demás, prefería quedarme en el aula leyendo, jugando algún videojuego o simplemente dormía en mi lugar. En resumen aquel día Jessy llegó corriendo y se detuvo junto a mi, me dirigió una linda sonrisa y me invitó a jugar; al no tener respuesta alguna de mi parte prefirió quedarse junto a mi a hacerme compañía mientras los demás niños se iban a divertir. Ese fue solo el comienzo de nuestra amistad y pronto comenzaría a tener sentimientos por ella hasta hoy en día. Para cuando estábamos en secundaria todo cambió, ella tenía su grupo de amigos y yo volví a estar solo como en el principio, de vez en cuando cruzábamos palabras pero en general, parecía que se había olvidado de mi existencia.
Mi estado de ánimo no mejoraba, deseaba que el agua caliente terminara derritiéndome y me escurriera por la alcantarilla para así poder desaparecer pero estaba consciente de que eso no ocurriría, mis problemas en el amor eran irremediables y comenzaba a pensar que era mejor resignarse. Observar a Jessy de lejos como una estrella inalcanzable para mi y solo deseaba verla feliz siempre, aunque no fuera conmigo. Pero enserio, a veces me llegaba a preguntar si realmente en éste mundo había alguien destinado a estar conmigo y si alguna vez me podría sentir bien al lado de una persona sin el miedo de que me juzgue o que se aleje de mi luego
de conocerme. Después de darme una ducha mis ideas se aclaraban y me sentía algo mejor, sin contar las ligeras quemaduras que me había provocado el agua caliente. Salí a mi habitación para cambiarme pero cuando estaba a punto de hacerlo...—¡Hola!— gritaron muy cerca de mi oído provocando que me saliera un grito agudo y entrara corriendo de vuelva al baño como niñita asustada, abrí un poco la puerta para ver de quien se trataba... era una chica rubia, quien saltaba en la cama y la que al parecer me había asustado.
—¿Quien... quien eres tu?— asomé un poco mi cabeza y ella saltó al piso acercándose a mi.
—Soy Allyson— extendió su mano en forma de saludo y yo la tomé con algo de miedo a decir verdad, ninguna chica se me había acercado desde hace mucho tiempo.
—¿Cómo entraste?— ella se encogió de hombres y me examinó de arriba a abajo, me oculté tras la puerta pues seguía en bata y la situación era algo vergonzosa
—Sólo aparecí aquí—
—¡Nadie aparece de la nada en la habitación de una persona, y mucho menos de alguien que acaba de salir de la ducha!— grité exasperadamente
—¿Y eso es malo?— se notaba inocencia en su mirada y no parecía tener alguna mala intención, pero ¿quien era ella?
—¡Claro que lo es! Hay algo llamado privacidad, además ¿no sabes que es peligroso estar sola en la habitación de un hombre?—
—¿Lo es? pero no pareces peligroso— mis mejillas se tornaron rojas y ella se acercó poniendo su mano en ellas —¿estas bien? te pusiste rojo
—¡Eso es porque estoy avergonzado!— quité sus manos de mis mejillas y las sostuve hasta que entró mi mamá
—James, voy a salir un momento ¿quieres algo de...?— nos observó detenidamente y una sonrisa burlesca apareció en su rostro —¿Por qué no me dijiste que teníamos visitas? Hola linda ¿cómo te llamas?—
—Espera, ¿quieres decir que no la conoces mamá?—
—No, ¿que no es compañera tuya?— negué y ambos volteamos a verla a ella
—Alicia, Andrea, Allyson o como te llames ¿cómo llegaste aquí?—
—Te seguí hasta aquí, fue algo difícil pues caminas muy rápido, además dejaste la puerta abierta— mi mamá me miró mal por lo dicho por esta chica
—¿Y para que me seguiste?—
— Para ayudarte—
—¿Lo ves James? no seas exagerado, tiene buenas intenciones ¿por qué no te quedas a cenar?— Allyson asintió gustosa y mi madre se fue
Antes de que ella comenzara a hablar me metí al baño y me cambie rápidamente.
—¿A qué te referías con ayudarme?—Oh, veras no tienes mucha suerte en el amor—
—Gracias por recordármelo — dije con sarcasmo a lo que ella rió —pero ¿cómo sabes eso?—
—Bueno, es mi trabajo después de todo—
—¿Espias personas?—
—No, uno y separo parejas que están destinadas a estar juntas o que sólo están momentáneamente —
—¿Osea algo así como cupido?—
—De hecho soy cupido, el o ser mitológico del que todos hablas y quien todos quieren que los ayude—
—Claro, y yo soy un vampiro como Edward Cullen— mi sarcasmo no funcionó con ella pues parecía no entender lo que decía, sólo asintió y siguió con sus explicaciones
—Para ser sincera, nadie me puede ver a menos que yo lo decida así y eso se usa solo en casos de emergencia —
Ya sabia que mi soledad era grave pero no creo que fuera para tanto ¿acaso esto era una broma? ¿Dónde está la cámara escondida?
—Verás, al ser cupido mi deber es u ir parejas que están destinadas a estar juntas o solo a cruzarse, además de separar a las incorrectas, para eso tengo esto — ella sacó un pequeño libro negro con páginas color crema por la antigüedad supongo —Y aquí está tu pagina, pero no está completa y eso nunca pasa— en una pagina al principio blanca comenzó a aparecer información sobre mi, eso daba miedo, había una especie de truco o algo ¡era imposible que pasara eso!
—¡¿Quieres decir que me quedaré solo por toda mi vida?!— salté de la cama y empecé a caminar de un lado a otro de la habitación.
—No lo sé, es extraño que solo a ti te hubiera pasado eso, además es imposible que haya un error, es por eso que estoy aquí, para ayudarte—
—Y si de verdad puedes ver los destinos amorosos de otras personas me pregunto si...—
—Ya probé con las paginas de Jessy y están bien, pero aun no es el momento de que conozca a esa persona—
Escuchar eso me decepcionó un poco pero en cierto sentido era algo predecible.
Mi destino estaba en juego y si era cierto lo que decía Allyson entonces era necesaria su ayuda.
—Entonces... ¿Me ayudarás?—
—¡Por supuesto! Pero, antes hay algunas reglas—
—Bien adelante dimelas—
—En primer lugar no puedo interferir con la vida y destino de los demás, ósea no si no está establecido—
—Muy bien, eso no es problema para mi, prosigue—
—No puedo complacer los deseos de alguien hacia otra persona osea no puedo unirte a la fuerza con alguien.
Nadie, absolutamente nadie, debe saber quien soy y que es lo que hago,de lo contrario no podré ayudarte más y me iré.
El libro sólo puede ser manipulado por mi exclusivamente, si algo malo llegara a ocurrir habría un desequilibrio del presente y futuro.
Y por lo último, lo mas importante de todos los puntos anteriores:
Está prohibido enamorarne—
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Cupid
Fantasy-¿Por que te vuelves infeliz si te enamoras de un humano?- -El amor de los humanos siempre cambia-