JiCheol ♡ Wings.

«Mom»

SeungCheol caminaba a paso lento por el césped recién cortado con una expresión tranquila en su rostro, a pesar de que su corazón no estaba igual, en una de sus manos llevaba un ramo de flores blancas y la otra mano estaba sujetada con la de JiHoon.

—Hola mamá —Miró con tristeza en sus ojos la lápida que estaba en el césped.

Hoy se cumplían un poco más de dos años desde que falleció y JiHoon llevaba más de una semana convenciéndolo para que fueran juntos.

Pero los recuerdos estaban ahí presentes, como la primera y única vez que fue a verla. Terminó tomando para después quedarse toda la noche durmiendo a su lado.

—Mira está vez no vengo solo —Miró a su novio —¿Recuerdas a JiHoon?

—Hola señora Choi, yo...

—Mamá, JiHoon y yo somos novios —Habló tan rápido que no dejo reaccionar al pequeño.

—¡Cheol, no le digas así de rápido! —Regañó alzando un poco la voz, no lo suficiente para molestar a las pocas personas que pasaban por allí.

JiHoon se arrodilló en el césped dejando las flores que él llevaba y limpió con cuidado donde estaba escrito el nombre de la señora —Hola señora Choi, espero que se acuerde de mí. Bueno su hijo la ha extrañado mucho, al igual que su esposo. Estaban muy tristes pero han sonreído más seguido últimamente y se han vuelto más cercanos, lo debe saber ya ¿verdad? Usted está con ellos, cuidándolos siempre —La recordaba a la perfección, su cabello largo y los mismos ojos de SeungCheol, sonriente.

Miró a su lado y SeungCheol seguía de pie a su lado.

—¿Cheol? —Miró hacia arriba.

—¿Sí?

—¿No te acercaras?

—JiHoon esto no...

—Ven —Tironeó del pantalón de SeungCheol.

SeungCheol se dio por vencido arrodillándose en el césped junto a JiHoon, dejó las flores que llevaba y coloco ambas manos a los lados.

La muerte de una persona tan importante como lo es una mamá no es algo que en algún momento se supere, hay cosas que siempre quedaran marcadas pero existen dos formas de reaccionar ante el dolor, la primera es dejar que te destruya y la segunda es usarla como impulso para ser más fuerte.

Él ya había pasado por la destrucción y había salido de ella.

JiHoon giró un poco su cabeza para mirarlo, el mayor mantenía su mirada perdida leyendo una y otra vez el nombre de su mamá.

—Qué bonito sería traer a alguien del cielo —Murmuró SeungCheol —¿Lo puedes imaginar? pasar un día más con esa persona, solo un día, abrazarla, volver a escuchar su voz. Tener la oportunidad de decirle que la quieres y que la e-extrañas —Al terminar de hablar su voz de quebró y sus ojos se cerraron cuando una lágrima se deslizó por su mejilla.

—Cheol... —Intentó acercarse para abrazarlo pero se detuvo.

—No sabes cuántas veces pensé en irme a su lado —Miró a JiHoon con sus ojos llorosos —Pareciera como si ella te hubiera mandado a ti.

—Quizás, y no me iré a ninguna parte, no te dejaré solo —Tomó la mano de SeungCheol.

—Lo sé —Volvió la mirada hacia la lápida gris.

Se quedaron más de una hora allí, sentados en el césped, JiHoon le contaba todo lo que había pasado en su vida desde que se encontró a SeungCheol nuevamente, el mayor lo miraba con ternura mientras abrazaba sus piernas. JiHoon parecía tan feliz, hablaba con orgullo de él y fue una de las cosas en las que más se fijó.

Sonrío sin darse cuenta cuando JiHoon comentó acerca de lo mucho que espero para que le pidiera ser su novio.

Esta vez era tan diferente a la primera vez que fue, JiHoon parecía contagiar todo con su ternura y su hermosa sonrisa iluminaba sus más oscuras tristezas.

—Debe estar muy orgullosa de ti —Dijo JiHoon cuando ambos se levantaron para irse a clases.

Envolvió con sus brazos la cintura de JiHoon colocando su mentón en el hombro del bajito —Eso espero, es gracias a ti.

—¿Crees que le gustaría que estuviéramos juntos? —Acarició las manos del mayor que estaban en su abdomen.

—Hay que preguntarle —Dijo divertido —Mamá ¿JiHoon puede ser mi novio?

JiHoon se quedó atentamente mirando la lápida como si realmente que le iban a responder.

"Sí" escuchó una voz aguda cerca de su oído. Él sonrió.

—¿Qué dices? —Habló SeungCheol colocándose a su lado tomando su mano y después hubo un pequeño silencio —¿Quieres que me bese? La escuchaste, yo no lo dije.

—¿Entonces debo besarte?

SeungCheol asintió —Dijo que alguien tan precioso como tú sería difícil que se fijara en alguien como yo.

—Eres un tramposo.

—Fue ella —Acusó sonriendo.

—No creo que diga eso de su hijo, y tú eres bastante guapo sino pregúntale a SeungKwan.

—¿SeungKwan? —Preguntó confundido.

—Lo dice cada vez que tiene la oportunidad para molestarme.

—En realidad solo me importa lo que pienses tú de mí.

—SeungCheol —Lo llamó.

—¿Sí?

-Eres muy guapo.

—Y muy tuyo —JiHoon comenzó a sentir su rostro más caliente —¿Quién pensaría que aún te sonrojas conmigo?

—No estoy rojo.

—Como digas precioso, mi mamá sigue esperando por el beso.

JiHoon rió entre dientes, los brazos del pequeño se deslizaron por el cuello de SeungCheol, el mayor ya estaba acostumbrado a inclinarse un poco para ayudarlo a estar a su altura.

—Fue idea de ella —Murmuró sonriendo.

Rodó sus ojos —Si claro.

Se acercó al rostro del mayor mirándolo con amor y unieron sus labios, SeungCheol llevó su mano a la nuca del pequeño profundizando el beso, un beso tierno y dulce.

Al separarse SeungCheol tiró con cariño el labio inferior de JiHoon, según él le había explicado lo hacía cuando le gustaba mucho un beso.

Y lo mejor para JiHoon es que se había acostumbrado a que siempre pasara.

—¿Crees que nos daría su permiso?

SeungCheol miró a la lápida, luego miró a JiHoon con una sonrisa —Dijo que sí.

El pequeño apoyó su cabeza en el pecho de SeungCheol, disfrutando de los latidos de su corazón mientras sentía sus brazos rodeándolo.

—Cheol —Lo llamó con voz bajita y suave.

—¿Hmm?

El menor hizo más fuerte el agarre sujetándose del suéter —Eres lo mejor que me ha pasado.

No mentía en eso.

Miró una vez más el nombre antes de que se fueran, su mamá no estaba muerta, tampoco estaba en el cementerio y quizá por eso jamás fue a verla. No iría a dejar flores a una lápida que marcaba el año en que se fue de este mundo.

Para él seguía viva en su corazón y eso era lo único que le importaba.