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Un trueno se oyó en todo el pasillo. La tormenta se devoraba con gran intensidad a todo el reclusorio. Las gotas resbalaban por las paredes cuarteadas hasta llegar a los charcos ya bien formados en el horrendo suelo. La lluvia parecía no tener fin alguno. Los truenos eran cada vez más fuertes y los rayos que caían chocaban contra los árboles o las arruinadas paredes provocando que cayeran algunas. Todo el lugar se encontraba bajo la temible oscuridad y era iluminada de vez en cuando por los rayos que caían por el lugar.

Cuervo y Nohemi seguían por el pasillo por donde habían comenzado. Observaban por cada pasillo en busca de alguna señal de sus amigos, bueno prácticamente sólo eran de ella, pero nada pasaba. Una corriente de aire les paso por la piel suave, poniéndoselas de gallina. Nohemi abrió con fuerza los ojos cuando el viento le paso por la herida. Cuervo observo como perdía la postura y te posó la mano derecha en el hombro. Ella asintió, tratando de explicar con ese movimiento que se encontraba bien, aunque ella sabía que el dolor la consumía por dentro. Aún no se atrevía a mirar su herida, pero por lo que sentía sabía que no era tan profundo.

Caminaron varios metros al norte para luego doblar a mano izquierda, a un pasillo demasiado oscuro que ni los rayos lograban iluminar ni un poco. Avanzaron unos cuatro metros cuando escucharon un movimiento extraño en el fondo de un pasillo a su derecha. Nohemi volteó a ver a Cuervo que rápidamente dirigió la linterna en dicha dirección. Los nervios se la comían viva, el dolor le desaparecía lentamente al sentir miedo. Al fondo del pasillo no había nada, ni rastro de que alguien estuviese ahí. Cuervo regreso la linterna en su dirección. Pero hubo algo que no noto en el pasillo anterior, algo de metal se movía, lentamente, pero lo hacía. Justo en el momento que empezaron a caminar la lámpara empezó a tintinear, poco a poco hasta apagarse. Nohemi lo miró desconcertada, preocupada. Frunció el ceño de modo que la hizo ver con miedo. Cuervo golpeo la lámpara contra su mano intentando hacer que lograra iluminar, pero nada. Un sonido abrupto los asusto demasiado.

-Corre –susurró él.

Ella no lo quiso pensar dos veces y empezó a caminar más a prisa. Cuervo le seguía atrás, pero de la nada algo lo jalo haciendo que cayera al suelo dándose un golpe fuerte en la cabeza.

-Arriba –le dijo ella con un tono nervioso.

Él, abrupto y con la mirada borrosa intento levantarse apoyándose de la pared. Un trueno cayó y un estruendo pavoroso le siguió. Estando Cuervo ya de pie una persona lo golpeo en la cabeza, tirándolo al suelo de nuevo.

- ¡Corre! –le gritó a ella.

Nohemi tenía los pelos de punta, los ojos abiertos como platos. Sus pies temblaban, eso le costó que respondieran rápido. Dio media vuelta como pudo y dio un salto. La persona desconocida la tomo por el pie izquierdo y le ensarto el cuchillo.

- ¡Ahhhh! –gritó con fuerza, provocando que se quedará casi sin voz.

Tiró de su pie para liberarse, pero el cuchillo se deslizo hasta su rodilla. Ella cayó al piso con un dolor que se la consumía viva, la sangre salía de su pantalón, escurría como el agua. Tocó la herida con su mano y gritó. No podía aguantar el dolor, era demasiado para ella. Contrajo su rodilla contra su pecho, pero fue fatal, el dolor se escurrió por todo su cuerpo dejándola inmóvil, paralizada. Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Las manos le temblaban. Cuervo se levantó raídamente y le dio una patada a su rival, corrió hacía ella y la observo. Su mirada se reflejaba preocupación.

-Estarás bien –dijo atándole un pedazo de tela de su tarje en la herida mayor.

Nohemi no se quería mover, pero lo tenía que hacer, estiro la pierna y ahogo un grito desesperado. Cuervo la levantó como pudo. Cundo puso el pie en el piso y dejo caer el peso la hizo perder el equilibrio. El dolor era enorme.

El rival se aventó contra el tórax de Cuervo. Los dos cayeron al suelo. Un rayo cayó. A su paso tiraron un par de tubos metálicos que hicieron un fuerte ruido. Cuervo empujo a su contrincante contra una ventana, la cual sus vidrios se hicieron añicos con el golpe.

- ¡Corre! –le gritó a Nohemi. - ¡Ya!

No le pensó dos veces y empezó a correr arrastrando el pie herido. Cuervo estaba intentando levantarse del suelo cuando le persona le dio una patada que provoco que se quedara sin aire al instante. Este lo jalo de los cabellos y lo puso contra la pared. Sin esperarlo enteró el cuchillo en el pecho de Cuervo. Este ahogo un grito. Sacó el cuchillo y volvió a enterrar, después de dos veces más le cortó el cuello.

Nohemi seguía corriendo más aprisa, pero su pierna lastimada se lo impedía al igual que el dolor. Escucho como Cuervo gritaba, de dolor suponía, pero después de un rato dejo de escuchar los ruidos. Ya estaba lejos, varios pasillos lejos de allí. Dio vuelta a la derecha y chocó contra sus amigos, quienes también corrían. La respiración les iba al mil, su corazón palpitaba demasiado rápido.

-¡Nohemi! –exclamaron.

Alec la tomó de las manos para que no cayera. La examino y supo que algo malo había pasado.

-Hay que irnos –dijo ella nerviosa. - ¡YA!

Todo el cuerpo le temblaba, no podía mantener el equilibrio. En su cara se reflejaba el terror. Sus pupilas estaban demasiado dilatadas. El corazón pacía que se le saldría. Su pierna estaba llena de sangre. En sus ojos se podría ver el mido.

Sin preguntar algo, empezaron a correr.  

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2017 ⏰

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